Capítulo 4

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-Katherine-la voz de Amy me trajo de vuelta a la realidad. Podía verla por encima del hombro de Jake.Ahí estaba ella con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

-¿ Qué sucede?-respondí sin darle mucha importancia a su expresión.

-Sucede que hace más de 15 minutos que te fuiste y ni pista de donde estabas.

-necesitaba respirar algo de aire fresco-dirigió su mirada al cigarrillo que aún  sostenía

-si, vaya que lo noté-dijo en tono irónico-mis padres han llamado y dijeron que les ha surgido un imprevisto y tengo que volver a casa.

-claro-eso era un <<Muévete tenemos que irnos>> pero con elegancia. Tiré el cigarro y lo pisé con la punta del zapato.

Miré nuevamente a Jake, hubiera deseado quedarme con él, aunque sea sólo unos minutos más. No hablábamos más de la cuenta, no más de lo que se necesita, pero el silencio con el es diferente, es....más cálido, un silencio en el que verdaderamente las palabras no denotan su ausencia.

Nuestras miradas se cruzaron y ambas eran una señal de despedida.

No hablé con Amy sobre él, ella no sacó el tema a colación y yo no abrí la boca en todo el trayecto a casa. Sentía que aquéllo sólo debía quedar plasmado en mi mente y encerrado en mis recuerdos, no era algo que quisiera explicar con palabras pues la palabras no parecían ser las indicadas.

Entre a mi habitación sin hacer el menor ruido, no quería despertar a mi madre y mucho menos a Robert.

*****

No me sentía con ánimos de nada, pero no podía quedarme en cama para siempre aunque el cielo me tentaba a hacerlo. Pensé en ir de nuevo al parque, pero tal vez Robert se molestaría argumentando que ahora vivía en la calle como un vagabunda sin hogar.

Pero me reprendí por pensar si quiera en su opinión, ¿desde cuando vivía midiendo mis pasos?, ¿desde cuando mi vida giraba en torno a él?.

Me vestí con la ropa habitual y baje a la cocina. La habitación despedía una agradable olor a huevos con tocino, mi estomago reclamaba tener al portador de ese aroma como recidente permanente dentro de el.

Ahí estaba mi madre, con el cabello amarrado en una coleta lavando algunos trastes, me acerqué a ella para darle un beso en la mejilla cuando note las marcas.

Estaban ahí, esas putas marcas estaban ahí nuevamente resaltando en un color lila sobre su piel delicada y blanca. Cerré mis puños con fuerza y apreté la mandíbula. Mí respiración debió ser como la de un toro por que mi madre noto que estaba detrás de ella.

-buenos días- sonrió, su sonrisa a pesar de estar fragmentada en muchas partes, era hermosa. Para mí no había ninguna mujer más delicada y hermosa q ella, era por eso que odiaba encontrar marcas en su piel, nadie tenía derecho a lastimarla.

-lo hizo de nuevo-mi mano tocó su brazo rozando levemente las marcas, como si cuando las tocará aquellas volvieran a infringirle algún daño.

-No es nada-ella se movió hacia la heladera

-¿Por qué aún seguimos aquí?-sabía que las veces que había insistido eran incontables, pero no podía parar de hacerlo quizás sea por que muy en el fondo aún creo que ella tomará sus maletas luego tomará mi mano y ambas huiremos de este lugar.

-no quiero/-no la deje terminar

-¿oír esto?-hice una pausa de unos segundo, observando su reacción -¿tan duro te resulta?, escuchar la verdad...la realidad.

-dejémoslo ahí-¡no!, no lo dejaría ahí, esta vez no temería herirla, no temeraria abrirle los ojos con una navaja (hablando metafóricamente, claro).

-y que tu dignidad se vaya al carajo-mis palabras eran mordaces y venenosas como el aguijón de un escorpion.-¿por qué simplemente no tomamos un arma y nos volamos la cabeza?, asi al menos apresuraremos nuestra muerte que parece asegurada en esta casa- En estos momentos mis palabras salían lanzadas como balas de una metralleta, consecutivas y mortíferas.

No esperé ninguna respuesta, justificación o reprimenda, la deje sola  y salí de esa casa de lunáticos, es posible que yo también este demente.

La situación entre mis padres no andaba bien desde hace mucho, no podría asegurar con certeza que hubo una etapa  en la que no hubieran gritos, aunque si recuerdo que Robert no la golpeaba, eran sólo gritos llanto y más gritos en conjunto de puertas azotadas.

Pero hace más de 8 años empezó con el maltrato físico.

-shhh-ella trataba de calmar mi llanto mientras me abrazaba y apretaba contra su pecho, su corazón palpitaba fuertemente como si fuera a salirse de su caja toraxica y eso me agitaba mucho más.

-tengo miedo-dije con apenas un hilo de voz. Ellla no respondió, en ese momento podría jurar que su corazón se detuvo y entonces sus brazos me soltaron y caí al suelo.

Tarde en darme cuenta de lo que sucedió, mi padre en esos momentos tenía a mamá sujetaba de los cabellos escupiendole palabras horribles de su fétida boca.

Mamá me había preparado para estas situaciones "sólo cierra los ojos cubrete lo oidos y transportate a otro mundo". Lo intente juro por Dios que lo intente pero incluso en otro mundo los demonios me perseguían, y el llanto de mamá atravesaba mi barrera.

-¿piensas burlarte de mi perra?-el apenas podía mantenerse de pie pero incluso en ese estado el seguía maltratandola.-con cuantos hombres has follado en nuestra cama-cállate...cállate....-voy a matarte maldita..../

-katherine-una mano cálida tocaba mi mejilla derecha.

Jake...

Always one, never brokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora