《26》

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POV Eros

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POV Eros

– Preciosa ahora te voy a besar.

– No lo harás. –dijo seria.

– No te estoy pidiendo permiso, te estoy diciendo que lo voy hacer – y uní mis labios con los suyos.

Desde el principio de nuestro beso le demostré lo mucho que la necesitaba,  lo mucho que deseaba esto. Bajé mi boca a su cuello y empecé a darle pequeños besos , ella soltó un gemido que me volvió loco, llevé mis manos a sus nalgas y la presioné contra mi.

– Eros , creo que debemos parar.– dijo mientras le daba unos últimos besos.

– Tienes razón, ¿dónde  está el cuarto?– la bajé y empecé a caminar dentro de la casa buscando la habitación

–No vas a entrar a mi cuarto Eros, sabrá  Dios pasará si entras – dijo frente a la puerta de su habitación.

– Deberías atenderte preciosa, tienes una mente sucia ,  sólo quiero dormir – me pegué a ella y le guiñé un ojo y entré a la habitación.

Me empecé a quitar la ropa que traía puesta y ella me dió  la espalda.

– ¿Qué haces Eros ?– dijo con un hilo de voz

– Preparándome para dormir – dije y me acosté en la cama.

– Necesito que te vistas , no puedes dormir así.

– ¿ Por qué no?

– Por qué podrías pescar un resfriado – dijo de forma inocente

– Pues si te preocupa mi salud,  deberías venir y darme el calor que necesito.

Ella llevó sus manos a su rostro, se que estaba aguantando las ganas de reír, porque se le escapaban algunas risas.

– Cierra los ojos – ni loco.

– Listo–dije y los cerré cuando ella se viró para comprobarlo , al girarse de nuevo los abrí  y pude ver como se cambiaba de ropa,  no tenía el mejor cuerpo del mundo , tenía un cuerpo delgado , pero bien definido , era, ante mis ojos perfecta.

Me levanté en silencio y puse mis manos en su cintura,  ella tembló ante mi tacto , me paré  delante de ella,  se intentó tapar con sus manos , le daba vergüenza, aún cuando sólo tenía puesto la ropa interior .

–Eres hermosa – pasé  mis manos por sus brazos , luego por su rostro, me detuve cuando la vi mirando mis tatuajes .

– ¿ Qué significan?– pasó sus dedos por ellos,  con cada roce, cada tacto, moría de ganas de hacerla mía  ,pero no era el tiempo,  no ahora.

– Los de mi hombro , cuentan mi iniciación en la banda a la que pertenzco– ella pareció no darle importancia y siguió  tocando , llegó al del pecho y dijo.

Ámame (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora