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兄弟間 / Entre hermanos

El cereal frente a él crujía por el contacto con la leche, miró el reloj en la pared anunciando que se le hacía tarde para ir a estudiar, Kinrou comenzó a comer rápidamente y poder cumplir con sus obligaciones, en algún momento dejó la cuchara en el tazón y frunció el ceño dándose cuenta que se le olvidaba algo o más bien alguien.

- ¡Ginrou, se hace tarde! - se levantó de su lugar y se fue al cuarto del rubio en su búsqueda encontrando un bulto bajo una sábana - ¿en serio? - se acercó a él y de un tirón le quitó la colcha, el menor solo le dio la espalda y se hizo bolita en una esquina de la cama - apurate.

- Me siento mal.

- Siempre que no quieres ir dices lo mismo "me siento mal", "me siento enfermo", " me duele esto, me duele lo otro" - el castaño imitaba aquellas ocasiones en las que Ginrou decía aquello para saltarse clases o no presentar trabajos que no había hecho.

- En serio, me siento mal - replicó aún sin mirarle, incluso metió los brazos dentro de la pijama dejando vacías las mangas que quedaron como espagueti.

- Ya levantate - a regañadientes el de ojos esmeralda se sentó en la cama y sacó los brazos, Kinrou se empezaba a molestar debido a que no hizo más que eso y quedarse quieto - ¿te puedes empezar a preparar? ¿O qué quieres que te bañe?

El blondo por fin alzó la mirada, tenía los ojos irritados, las mejillas rojas y temblaba levemente; ahora el castaño se ponía más serio mientras se sentaba en la cama.

- ¿Qué te duele? - puso una mano sobre la mejilla ajena sintiendo un gran calor emanar del cuerpo más pequeño. En cuanto hizo contacto exclamó sorprendido - ¡Ginrou estás ardiendo en fiebre!

- ¿Tengo que ir a estudiar?

Si no fuera porque de verdad estaba enfermo y podía agravarse le hubiera metido un golpe, pero solo se levantó y se dirigió a la ducha donde preparó todo para que el menor se bañara y pudiera sacar la fiebre.

- ¿Eso es un sí?

- ¿Por qué nunca nos dices cuando estás mal? Siempre te callas y al final terminas peor - el mayor estaba notablemente molesto, se arremangaba el ruedo del pantalón y también las mangas del uniforme, se acomodó los lentes y miró a su hermano - quítate la ropa, tienes que bañarte.

- Tengo frío - se abrazó a sí mismo pero el mayor le seguía viendo con molestia a la vez que se alzaba en pie, al parecer no se movería hasta que se duchase. Sin muchas opciones también se levantó, quizá lo hizo muy rápido o era por la fiebre, pero vio el cuarto moverse de manera extraña al igual que todo el lugar se ponía oscuro; perdió el equilibrio yéndose hacia adelante y sin fuerzas para sostenerse, Kinrou rápidamente le atrapó evitándole una dura caída cosa que agradeció internamente, con sus brazos rodeó el cuello del mayor, sintiéndose protegido.

El castaño suspiró y decidió que solo por hoy no lo hostigaría, al menos no mucho. Le cargó en brazos y lo llevó al cuarto de baño donde le ayudó a desnudarse y meterse a la bañera; con cuidado de no lastimarle comenzó a lavarle el cabello, había aprendido de mala manera que él al igual que su madre tenían el cuero cabelludo muy sensible y un tirón por muy leve que fuera les podría causar dolores de cabeza muy intensos; dejó caer agua sobre el blondo quitándole el shampoo, tomó el jabón y comenzó a pasarlo por todo su cuerpo desde su pecho, la espalda y pasando por los hombros; el castaño decidió darle un masaje en el proceso, después de todo Ginrou más de una vez hizo lo mismo cuando él se enfermaba.

El mayor recordaba con cariño esos tiempos donde un pequeño Ginrou con expresión afligida le daba su comida en la boca, le arropaba, incluso se quedaba dormido a su lado en una incómoda silla por si en medio de la noche se despertaba y necesitaba algo, sonrió enternecido por esos momentos que juró atesorar en su memoria y en su corazón, más su sweet time se vio interrumpida por unos suaves gemidos y suspiros que provenían del menor; detuvo sus acciones abruptamente pero no quitó sus manos de los hombros ajenos.

- ¿Ginrou...?

- ¿Por qué paraste? - la voz salió más suave y dulce de lo usual, se recostó en la esquina de la bañera y apoyó la cabeza en el pecho del castaño, sentía los párpados pesados y poco a poco se iba quedando dormido sintiendo el latir del corazón de Kinrou.

- No te duermas, te ahogarás.

- Pero tú estás aquí... Y... Si estás conmigo, nada malo puede...

El baño quedó en total silencio, la frase no fue terminada pero Kinrou sabía lo que seguía y no necesitaba escucharlo todo para saberlo.

- ¿Tan débil te sientes?

No recibió más respuesta que unos suspiros pesados y entrecortados. Negó suavemente y terminó de quitarle el jabón, lo sacó de la bañera para después secarle y vestirle con una camiseta y ropa interior, seguido de eso le llevó hasta su cama donde le recostó con cuidado y le arropó con las sábanas. La imagen del menor con las mejillas sonrojadas y profundamente dormido le hizo sonreír, le sujetó de los hombros y se acercó lentamente a sus labios sintiendo su corazón latir con fuerza, cuando por fin hizo contacto, su suavidad le impactó puesto que nunca pensó que se mantendrían así de suaves aún con el pasar de los años, porque sí, su primer beso fue con Ginrou al igual que el primer beso de éste le perteneció al mayor, había sido por curiosidad después de haber visto a sus padres hacerlo pero esa historia será para otra oportunidad.

Kinrou se separó despacio notando que el menor seguía dormido, sus labios se sentían tan adictivos que no pudo evitar besarlos nuevamente, ésta vez metiendo su lengua; el rubio abrió los ojos de golpe y se alejó del mayor, ambos se miraron sorprendidos, sin saber que decirse o que hacer.

- Lo siento Ginrou, disculpame - se levantó con la intensión de irse pero un par de brazos alrededor de su torso se lo impidieron, se giró encontrándose con un Ginrou apenado y ojos llorosos. Kinrou se soltó del agarre y tomó entre sus manos el rostro del menor - ¿qué pasa? ¿Gin? De verdad lo siento, fue tonto de mi parte yo-

- No te preocupes, es por la fiebre... Y no estoy enojado, solo me sorprendió - sonrió cálidamente a la vez que abrazaba al mayor y éste le correspondía, se quedaron así por largos segundos en los que el castaño le acariciaba el cabello y ocasionalmente besaba su mejilla o cuello sacándole pequeñas risas al menor por las cosquillas.

Se separaron y Ginrou se dejó caer en la cama, el castaño le volvió a arropar mientras una sonrisa permanecía en su rostro, el rubio levantó una parte de la sábana invitándole a acostarse cosa que el mayor aceptó.

- Kinrou, ¿puedo pedirte algo?

- Pide lo que quieras.

- Bésame.

La mirada del castaño pareció brillar a la vez que una emoción le invadió el pecho, se acercó a los labios del menor y le besó con ansias a lo que el otro también correspondió de la misma forma, ahora sus lenguas jugueteaban no con la intensión de ver quien predominaba sino con el deseo de sentirse el uno al otro, Ginrou sujetaba de la camisa al mayor mientras éste acariciaba su cintura por sobre la camiseta sin llegar más lejos; se separaron por la falta de aire, agitados y avergonzados con un hilo de saliva entre ellos. Kinrou le besó otra vez, un toque fugaz y una caricia en su mejilla.

- Ya duerme, debes descansar.

- No te vayas.

- No lo haré - envolvió en sus brazos al rubio y éste se acomodó más en ellos, cerró los ojos lentamente dejándose caer en el sueño; Kinrou dio un último beso en su mejilla y también decidió dormir.

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ᴇɴᴛʀᴇ ʜᴇʀᴍᴀɴᴏs ☾︎ᵈʳ ˢᵗᵒⁿᵉ☽︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora