Capítulo XXXVII

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Theo habló decididamente de lo que había visto.

- Hoy en la mañana que fui a ver a Hermione me topé con algo extraño.

- ¿De que estás hablando Theo, que era lo extraño? Se apresuró a preguntar Draco.

- Verás, vía Lucius entrar a un hotel... Es raro ver a tu padre hacer esas cosas así que me esperé a que saliera.

Draco estaba desconcertado, ¿Su padre en un hotel?

- Además no era un hotel al que tu padre iría..era uno de mala muerte. Añadió Theo.

Tanto como Draco y Blaise estaban anonadados.

- ¿Y qué más? Apremio Draco.

- Al salir de ahí no venía sólo, Weasley lo acompañaba, la chica Weasley.

Draco frunció el ceño, debía averiguar esa información que Theo le daba.

- ¿Crees que tú padre le es infiel a Narcissa? Preguntó Blaise ceñudo.

- Eso es lo de menos, todos sabemos que ellos no se aman, lo verdaderamente importante es averiguar qué es lo que hace mi padre con ella. Apunto Draco levantándose.
Theo y Blaise lo imitaron.

- ¿En serio no tienes idea de lo que hace con ella? Ironizó Blaise levantando las cejas.

Draco lo miró con molestia.

- Me refiero a que se trae, sabes que mi padre no da un paso en falso ni hace nada sin recibir un beneficio a cambio. Gruñó Draco.

- ¿Y como vamos a averiguar qué es lo que se trae entre manos? Preguntó Blaise.

- Ustedes dos me van a ayudar. Fue más una orden que una petición, ambos jóvenes asintieron sin miramientos.

- ¿A donde vas? Preguntó Theo.

- A San Mungo. Respondió y entró a la Red flu seguido por sus amigos.

💠💠💠💠

Calista ya estaba esperando a que Hermione llegara. Le había dicho que saldría un momento y que luego iría por ella.

Estaba recostada en su cama, estaba aburrida de esa habitación.
La hacía feliz la perspectiva de abandonar el hospital, y estaba tranquila sabiendo que no iría a la mansión de los Malfoy.

La puerta se abrió y Hermione entró contenta, llevaba unas bolsas de compras en la mano.

- Verás, has pasado mucho tiempo aquí que creo que un buen vestido te hará ver hermosa. Dijo entregándole las bolsas a Calista que la miraba dudosa.

- No tenías porque Hermione, esto es demasiado, ya me dejarás quedarme en tu casa. Añadió la pelinegra apenada con ella.

- Para nada, vete a vestir y nos vamos, ya es tarde y mi hermano estará preocupado.

Hermione salió dejando a Calista para que se pudiera cambiar.

Al rato Calista salió de la habitación, Hermione le había llevado un vestido suelto hasta las rodillas, muy bonito color verde como sus ojos, y unas zapatillas bajas tipo bailarinas, muy cómodas.

Se había acomodado los risos y se maquilló ligeramente usando la varita de Hermione.

- Lista. Dijo sonriendo a Hermione.

- ¡Quedaste hermosa! Repuso la castaña sonriendo. - Ahora vamos a mi despacho por mis cosas.

Las dos jóvenes caminaron para el despacho de Hermione.

Los y las enfermeras que estuvieron a cargo de Calista la saludaban alegremente y Flint la había despedido con un beso y un abrazo muy amigable.

En el despacho de Hermione la castaña tomó su bolso y sus cosas, Calista miraba curiosa la habitación. Hermione tenía sus diplomas de excelencia en la pared y la foto de los Granger en su escritorio.

- ¿Quienes son ellos? Preguntó Calista tomando la fotografía.

Hermione levantó la vista y miró la foto con nostalgia.

- Ellos son mis padres adoptivos, ahora están en Australia.

- Se miran buenas personas. Dijo Calista.

- Lo son, ellos me criaron y les debo mucho. A los once años antes de entrar a Hogwarts me dijeron que no eran mis padres verdaderos y que tenía un hermano al que debía cuidar y ayudar en todo. Añadió Hermione tomando la fotografía y acariciando la imagen de Jean Granger.

- ¿Y qué pasó con ellos?

- Antes de empezar la guerra fingimos borrarles la memoria e hicimos que se fueran lejos, luego de que todo termino los busque agradecí todo lo que hicieron por mi, ahora tienen una hija verdadera y son felices. Respondió Hermione recordando todo lo que vivió con ellos.

- Eso es tan difícil, vivir una vida que no es para proteger a los demás. Dijo Calista.

- En verdad lo es, Jean fingió ser una Muggle todo el tiempo para tenerme protegida, todo fue parte del plan que Dumbledore tenía para Harry. Añadió Hermione.

- ¿Y volvió a usar magia?

- Por supuesto, ahora es libre ella también.

La puerta del despacho Sono, alguien tocaba.
Hermione se apresuró a dejar la fotografía en su lugar y fue a abrir la puerta.

Draco, Blaise y Theo estaban parados afuera.

Draco sonrío al ver a Hermione y corrió a abrazarla.

Blaise se acercó a Calista y le dio un cálido abrazo.

Theo miró incómodo a la pelinegra hasta que ella se soltó de Blaise y le sonrió a él.

- Hola Theodore... Calista agradeció internamente a Hermione por haberle comprado un vestido para verse decente.

Theo se acercó a ella y también la abrazó.

- ¡Que alegría verte despierta Calista, estás .. Hermosa! Sonrió Theo sin soltar el abrazo.

Calista sonrió alegremente.

ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora