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Estaba feliz, dos años invertidos sabiamente en su pasión, su especialidad había concluido y estaba en trámites para comenzar un doctorado, su felicidad era palpable, su rostro lucía radiante y el profesor Serbal sonreía como si viese a su propio hijo obtener el papel que le avalaba como un investigador especialista en Paleoevolución  Pokémon.

Su camino fue muy complicado pero al fin su sueño casi podía sentirse en sus manos.

Serbal había logrado ser todo lo que Gary necesitaba, su mentor, su amigo, colega y ahora pronto su asesor de doctorado, él no tenía hijos propios, pero, al igual que Gary había otros tantos que habían estado bajo su ala, personas con pasión y compromiso con la educación quienes tenían situaciones complicadas en la vida, sin duda era una luz y farol para ellos, algo que pensaban jamás podrían pagarle, un hombre serio y duro pero que en el interior era bueno, justo y dulce, con un gusto fuerte por los caramelos y buen amigo de Samuel Oak, aunque no por ello dejaba pasar las locuras que su colega y amigo podía llegar a hacer.

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Gary no dudaba en ser siempre el mejor en lo que hacía y llegar a hacer más de lo que le pedían, le gustaba hacerlo y aunque muchos lo viesen como perdida de tiempo para él realmente era un reto personal y una oportunidad para probarse a sí mismo, casi todo lazo que lo asfixiaba y unía a su familia estaba roto o tan tenso que estaba a punto de romperse, su relación con su padre era nula y la que tenía con su abuelo mejoraba más y más, aunque temía que algo ocultase, pues había estado demasiado raro de un tiempo para acá, sin embargo no tenía tiempo para preocuparse de ello, su abuelo era un hombre de secretos pero también lo conocía bien, si quisiera hacer algo contra él o contra quien le importaba ya se hubiese enterado, él no era de las personas que se andaban por las ramas, al contrario, era alguien que actuaba de frente y directamente, algo que sin duda admiraba.

Iba de aquí a allá progresando en su investigación, descansando lo necesario y tratando de no descuidar su salud, el trabajo de campo era brutal, no cualquiera podía llevar el ritmo, no obstante, él no era cualquiera y uno de esos días, sentado bajo el gran firmamento nocturno observó algunas estrellas fugaces y como si fuese un niño pequeño, pidió su deseo en secreto.

Serbal observaba también el cielo y frente a la fogata que era la única fuente de luz en ese momento su pupilo se encontraba, lo miró por un instante y de la nada expresó:- si pides tu deseo con todo el corazón éste se te cumplirá-.

El menor con otra persona se hubiese sonrojado al haberlo atrapado en esa situación tan vergonzosa, pero, como era él, solo sonrió y dijo:-eso espero-.

Umbreon se sentó en su regazo y la noche transcurrió apasible, calma y cálida, algunos miembros dormían y otros vislumbraban aquel esplendoroso espectáculo, aunque frente a la fogata solo Gary y el profesor se hallaban...

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El tiempo paso nuevamente, pero esta vez no fue un infierno, el tiempo transcurrió en un parpadeo para aquel castaño, su padre había hecho hasta lo imposible por volverlo a atar a él, había jugado muchas veces chueco e incluso hubieron amenazas de por medio, sin embargo Gary había madurado más y ya no podían contra él ni contra Serbal a quien incluso Samuel había defendido pues su hijo había cruzado la línea y éste no estaba dispuesto a pagar por sus pecados, de hecho había estado respaldando a Gary  y moviendo varias fichas en las sombras, esperando que al fin su hijo pudiese recapacitar, una tarea por demás difícil.

Hizo su exámen de grado y fue aprobado con honores, era uno de los momentos más felices de su vida, por fin había logrado alcanzar uno de sus sueños, solo le faltaba uno más y estaría por fin completo, sus anhelos y metas se materializaban y el llanto que solía guardar para él finalmente era exteriorizado a los demás, todo lo había logrado por sí mismo, sin ayuda de su familia, finalmente ya no se sentía como un peón, ya no era un apellido, era "él".

Sus desvelos, sacrificios, su ansiedad, dolor y penas se sentían tan lejanos, todo había válido la pena, era reconocido por sus aportes, era reconocido por ser quien era, por primera vez era el protagonista de su propia historia, era "Gary Oak", apenas había terminado su doctorado pero ya había hecho muchos aportes, el comienzo de un nuevo capítulo se escribía, solo le faltaba un pedazo y sin embargo ya era digno de buscarlo ya se sentía digno de hacerlo.

Su abuelo lo felicito con gran jubiló y su profesor le dió un abrazo paternal, tener ese papel en sus manos era un motivo de alegría, nada podría ser más perfecto o, eso pensaba, cuando, de la nada su abuelo habló:-hijo, aún no te he dado mi regalo, no se si sea tarde para pedirte perdón, pero me he equivocado mucho en esta vida y, ya no quiero seguir haciéndolo, además un viejo amigo mío me hizo ver mejor las cosas y me hizo entender que todo cambia, soy muy viejo y las creencias que yo tenía no siempre son las correctas, lo que trata de decirte es que... Yo te apoyo en lo quieras y lo que deseas, no me interpondré en nada de lo que hagas, eres mi nieto y te quiero mucho, puedes contar conmigo para lo que sea-.

Samuel puso los brazos sobre el castaño, quien lo miraba con muchas interrogantes en su rostro, a la vez que exclamaba:-No entiendo a que va todo esto abuelo-.

Sin embargo sus palabras fueron cortadas cuando una figura que conocía bien apareció de repente con un ramo de flores en sus manos a la vez que el mayor de los Oak tomaba la palabra:-tienen mucho que hablar, los dejaremos solos, felicidades y... ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!, aunque..., creo que no lo recordabas, espero sepas perdonar a este anciano y que disfrutes este regalo.

Serbal solo fingió una leve tos y agregó:-nos vemos luego, disfruta este día, te lo ganaste, este viejo ya tiene que retirarse, te veo la próxima semana para que hablemos de lo que te había dicho, felicidades muchacho, estoy orgulloso-.

Ambos hombres mayores no sabían si el joven los había escuchado, su rostro parecía indescriptible, pero no importaba, ambos habían planeado aquel encuentro esperando su felicidad y no les importaba nada más.

Los segundos eran eternos hasta que la figura frente al Oak se decidió a hablar:- veo que lo has logrado, felicidades, sabía que lo lograrías, he traído esto, es algo cursi y ridículo, pero es lo único que se me ocurrió, si no lo quieres puedes...-.

No pudo terminar de decir nada pues Gary lo tenía rodeando su cuerpo en un abrazo necesitado y las lágrimas no se hicieron esperar a la vez que  él lo abrazaba y sus propias lágrimas fluían sin control mientras de su boca salía:- finalmente estoy aquí,  por fin cumplí mi promesa, ya no me separaré de tí, he vuelto a tu lado-.

Gary lo vio a los ojos y solo pudo atinar a decir:-bienvenido, ya no te dejaré ir no importa qué, te amo Ash-, acto seguido lo besó sin pensarlo.

Era un beso dulce y suave, un beso de dos amantes que no se habían visto en mucho tiempo, un beso cálido, sincero e inocente, uno tierno y corto pero que guardaba un gran significado.

Volvieron a mirarse a los ojos, había tanto que decir, tanto que hablar pero las palabras no salían, no obstante sus actos hablaban, ambos secaron las lágrimas del otro y el abrazo volvió a surgir, querían que ese momento durará eternamente, temiendo despertar de un sueño, temiendo que nada fuese real y solo cuando el cansancio comenzó a invadirlos Gary tomó de la mano a Ash y sin dudarlo lo llevó consigo, sus Pokémon los seguían en silencio, no había sonido alguno, era como si el viento y todo hubiese quedado congelado, no obstante, ese íntimo momento no era incómodo, era cálido; había confianza en el simple acto de uno seguir al otro, no necesitaban nada más justo ahora, solo estar juntos...

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