Capítulo 1: la gota de sangre en medio de la acera

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Tik, tak, tik, tak... Me desperté a las siete y media de la mañana, pues tenía que ir al instituto. No sin cierta pereza, me levanté y me dirigí al baño a asearme. Me duché, me vestí y me sequé el pelo, y luego me fui a la cocina a desayunar. Me tomé un cola-cao caliente con galletas, y luego me fui al baño otra vez, para lavarme la cara y los dientes. Tras esto, me dispuse a coger la mochila (que pesaba un montón), me despedí de mi padre y salí de mi casa. De camino al instituto me encontré con Enya y Marta, dos de mis mejores amigas. A Enya la conocí gracias a mis padres, mientras que a Marta la conocí en el insti. Subimos juntas la cuesta que llevaba a nuestro instituto, el I.E.S. Camelias. Al llegar, nos dirigimos cada una a su clase, no sin antes haber quedado en el recreo en las escaleras al aire libre que conducían a la segunda planta de uno de los múltiples edificios que formaban el instituto. Ahora me tocaba geografía. " Menuda mierda" pensé. Entré a clase y me senté en mi mesa. Las mesas estaban colocadas de dos en dos. Yo tenía al lado a mi compañera Alba. La consideraba mi amiga, aunque tampoco es que me llevara mucho con ella. Saqué mi libro, mi cuaderno y mi estuche, y me dispuse a esperar a mi profesor. Mientras, el resto de mis compañeros, en vez de estar sentados, se encontraban de pie, corriendo y gritando por todo el aula. De repente, apareció nuestro profesor de geografía, Roberto. Era un señor de unos cincuenta años de edad, un poco gordo y bastante bajito. Era calvo y tenía una poblada barba gris, que le llegaba casi hasta el final del cuello. Iba vestido con una camisa de cuadros verdes, una corbata roja y unos pantalones negros. Llevaba puestos unos zapatos marrones con unos calcetines altos.

    - Buenos días clase - dijo. - Hoy vamos a dar los climogramas.

    Nada más escucharle decir eso, pensé " Otra vez las explicaciones aburridas de siempre. Ojalá hiciéramos más cosas, como por ejemplo juegos o algo por el estilo."

    Abrí el cuaderno por la última página y me puse a dibujar, como hacía cada vez que me aburría. Miré el reloj que estaba colgado en la pared de enfrente mío. Las nueve y cinco. Quedaban quince minutos para que se acabara la clase. Aliviada sabiendo que ese infierno iba a acabar pronto, saqué la agenda y miré que me tocaba después. Educación física. La verdad es que el hacer ejercicio no se me daba muy bien, pero bueno, como decía mi abuela Paca : " Siempre va a haber una cosa que se te dé mal, pues nadie es perfecto".

    Sonó el timbre, recogí mis cosas y me dirigí al gimnasio. La verdad es que el gimnasio de mi instituto no era muy grande, aunque tenía las cosas necesarias para hacer educación física. Me dirigí hacia el vestuario, dejé mi mochila y me senté en unos bancos situados en una de las cuatro paredes del gimnasio (concretamente la más cercana a la puerta). Laura, nuestra profesora, se acercó a nosotros y nos saludó. Era una chica de unos veinticinco años, morena, de pelo largo y bastante alta. Vestía un chándal rosa y unas playeras. Seguidamente, pasó lista para comprobar que estábamos todos y procedimos a calentar. Después, nos dijo que íbamos a jugar al bádminton. Nos explicó cómo se jugaba y nos puso por parejas. A mí me toco con Marco. Marco era bastante guapo, la verdad, y puede que me gustara un poco. Era alto, de pelo corto y castaño y ojos azules. La verdad es que estaba en bastante buena forma (vamos, que tenía una tableta que flipas). Le saludé, a lo que él respondió con un movimiento de su cabeza, y comenzamos a jugar. Claramente, ganó él, aunque perdí cinco a ocho. Laura nos dijo que dejáramos de jugar y nos fuéramos a los vestuarios para asearnos un poco y cambiarnos la camiseta sudada por una limpia. Una vez haber hecho lo que tenía que hacer, me dirigí hacia el patio, pues ahora tenía un recreo de veinte minutos. Llegué a las escaleras y allí estaban mis amigas. Kemilly, Marina, Elisabeth, Marta y Enya. Kemilly era de piel morena, pelo castaño y rizado, Marina era de tez blanca y pelo castaño y ondulado, Marta era de piel blanca, pelo castaño y ojos azules, Elisabeth era algo gordita, de pelo castaño y ojos marrones y Enya era pálida con pelo castaño y ojos marrones.

Las cuatro estrellas (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora