Las cuatro estrellas (CANCELADA)

Capítulo 2: la ventana abierta

   El interrogatorio duró varias horas, y para cuando terminaron estaba agotada. Mi padre vino a buscarme a la comisaría, me abrazó y me preguntó que qué me había pasado. Yo le conté todo (menos lo de la extraña sombra, que no se lo había contado a nadie) y él me dijo:

- ¿En qué estabas pensando? ¡Podrían haberte matado! Pero bueno, menos mal que no te ha pasado nada.

Le abracé fuertemente y salimos de la comisaría. Fuera hacía mucho frío, y ya era de noche. Mi padre me dejó su abrigo para que no enfermara y luego nos fuimos a casa andando. Al llegar miré el reloj del salón. Las doce y media de la noche. No cené nada, pues después de lo que había pasado se me había quitado el apetito. Me aseé, me puse el pijama y me fui a la cama.

Pasó un rato, pero por más que lo intentaba no hacía más que dar vueltas en la cama, sin poder dormirme. Dejé de intentarlo, dí la luz del pequeño flexo situado en una mesita que tenía al lado de la cama y me puse a leer mi libro favorito, "Frankenstein", de Mary Shelley. Al final,el sueño me venció, y me quedé dormida.

Tuve unas pesadillas terribles. Soñaba con que el cuerpo que aparecía en el callejón era el mío o con que aquella sombra venía a buscarme para matarme o raptarme. Me despertaron unos pequeños golpecitos en la ventana. Al principio pensé que estaba lloviendo y que solo me lo estaba imaginando, pero al ver que eran todos iguales y que cada vez sonaban más fuerte me di cuenta de que solo podía ser una cosa. Alguien estaba dando golpes en mi ventana. Me levanté sigilosamente de la cama y me dirigí a la cocina. Cogí un cuchillo y volví a mi cuarto, dispuesta a enfrentarme a lo que fuera que había al otro lado de la ventana. Empuñe el cuchillo en dirección a la ventana a la vez que la abría y lo que ví al otro lado me dejó bastante asombrada. Era un niño de mi edad, rubio y con ojos azules. Era bastante pálido. No me dio tiempo a ver nada más, pues en un abrir y cerrar de ojos me quitó el cuchillo y me inmovilizó contra la pared. Intenté gritar pero me tapó la boca con la otra mano. Vi el cuchillo en el suelo, pero estaba demasiado lejos. De repente, sentí un golpe en la cabeza y todo se volvió oscuro.

Recuperé la consciencia un par de horas más tarde. Al principio lo veía todo borroso, pero poco a poco fui recuperando la vista. A medida que iba recuperando la consciencia me iba doliendo más y más la cabeza. Me fijé en que ya no me encontraba en mi cuarto. Estaba en un sofá de elegante terciopelo rojo y alguien me había tapado con una manta. Traté de incorporarme, pero no podía. Me llevé la mano a la cabeza y vi que tenía todo el pelo lleno de sangre seca. Busqué su origen y me di cuenta de que tenía una pequeña brecha en un lateral de la parte posterior de la cabeza. Me fijé más en la estancia en la que estaba. Parecía una especie de salón, y era muy elegante. Sus paredes eran de color blanco, y de ellas colgaban varios retratos. Había un armario de estilo retro y una gran mesa de madera. Cerca del sofá donde yo me encontraba había dos sillones, uno a cada lado de éste. Enfrente mío había una pequeña mesa de cristal con un plato de sopa que todavía humeaba.

- Vaya, me alegro de que te hayas despertado - dijo una voz a mis espaldas.

Me giré y vi que era aquel niño otra vez.

- ¿Qué vas a hacerme? - le dije-. ¿Vas a matarme como le hiciste a Betty?

- Relájate. Por eso estás aquí. Tienes que contarme exactamente lo que viste para que podamos coger al asesino cuanto antes.

- ¿Y porqué iba yo a contártelo? Porque vamos, me pegas, me raptas y luego me pides que te haga un favor a cambio... Mira, vete a la mierda. Me da igual quién seas, como si eres el mismísimo Conde Drácula. La cuestión es que paso de ayudarte.

- Oye, lo siento si te hice daño, pero estoy aquí para ayudarte. Si no te hubiera "raptado" ya estarías muerta.

- ¿Lo dices en serio? - dije-. ¿O es otra de tus tonterías?Porque ya no sé qué es real y qué no - dije, no sin cierto asombro.