Amistad Superdotada

Academia Internacional de Inteligencia

Tras hablar con Mark yo empecé a probarme uniformes, pero seguía observando como relucían sus ojos a través de la oscuridad de aquella trastienda. De vez en cuando podía alcanzar a ver ese flequillo avellanado, observándome desde la penumbra. En realidad no tengo certeza de que me observará,  personalmente pienso que no soy tan interesante para captar su atención. Tras pensar un poco llegué a la conclusión de que Mark solo estaba escandalizado debido a los gritos de mi tía Marge. Si, debe de ser eso. Es prácticamente  imposible que un chico con un físico tan espléndido se fijara en mi.
Tras probarme al menos 3 tipos de uniforme (tres veces cada uno, a petición de tía Marge), por fín nos fuimos de aquella tienda, dejando así atrás a Roseta y su sobrino. Me pregunto si lo volveré a ver alguna vez...
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Ya era lunes y era mi primer día en la AII (Academia Internacional de Inteligencia). Me desperté, me aseé, me pude mi nuevo uniforme y me cepillé el cabello. Bajé hasta la cocina y allí se encontraba mi madre, preparando el desayuno.
-¿Preparada para esta nueva aventura?- preguntó mi madre emocionada. Yo sinceramente no tenía muchas ganas de empezar puesto que no tengo a nadie con quien estar durante el curso. Mi subconsciente me decía que allí podría hacer AMIGOS, pero mi cabeza sabía que eso era matemáticamente imposible, ya que nadie se me quería acercar en mi antiguo instituto, y en el fondo sabia que esta academia seria igual.
-Sí no existe otro tipo de variable... -respondí desilusionada.
-Oye, verás como allí hay más chicos de tu edad con los que podrás hablar- dijo mi madre con intención de levantarme los ánimos, lo cual fue en vano, puesto que mi autoestima se encontraba a -345.
-¿Crees que habrá chicos con los que pueda entablar una conversación civilizada?- respondí desafiante, ya que sabía que no iba a ser posible. Mi problema es que me cuesta dar el primer paso para hablar con los demás. Por eso no tengo AMIGOS.
-Merliah Alexandra Smith, no vuelvas a hablarme así. Sabes que solo quiero ayudarte- mi madre es psicóloga y siempre me intenta animar contándome historias de antiguos pacientes y lo que lograron conseguir.
-Bueno, voy a coger mi maleta que sino llegamos tarde. Bueno, según el horario que hice ayer para organizar mi mañana, ya voy 2,37 minutos tarde...-respondí para evitar aquella discusión. No le mentía a mi madre: es verdad que voy tarde, así que subí a mi habitación,  cogí la mochila y traspiés la puerta en dirección al coche.
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Tras 10 minutos aproximadamente llegamos al imponente edificio. No se parecía en nada al antiguo instituto: este parecía más bien una gran empresa. Era una especie de rascacielos lleno de cristaleras. Desde nuestra posición se podía apreciar un gran jardín con una fuente espectacular. Ya había algunos chicos y chicas dentro. Era extraño: en el otro instituto, solo se oía un murmullo continuo. La AII era diferente: solo se oía paz y tranquilidad. Incluso había personas leyendo libros y caminando o sentados alrededor de la fuente, tal y como yo me comportaba el Boston Hight School (el nombre del antiguo instituto). Sinceramente, me pareció entrar en el paraíso en aquel momento. Me sentía genial... Mi madre comentó algo, pero yo no estaba escuchando: estaba admirando mi nuevo instituto. Como veía que no la estaba escuchando, me sacudió un poco. Siempre hace eso cuando nota que no estoy escuchándola, que estoy en el limbo. Se lo agradezco, pero no lo veo necesario.

-¡Merliah! Hemos quedado con el señor Brown a las 12. Quedan 10 minutos. Vuelve a la Tierra y entremos.- Dice mi madre con tono desesperante. El señor Brown es el director y se ha ofrecido amablemente a enseñarnos el edificio.

-Vale mamá, pero deja de sacudirme así.- Me quejé. Ella asintió vacilando y traspusimos la imponente puerta del edificio, justo al lado de los jardines...