Choni

CAPÍTULO 7 - SÁBADO POR LA TARDE

Un chico del equipo de fútbol del instituto había conseguido las llaves de la piscina cubierta que había en el centro e invitó a todo el curso. Probablemente lo hubiese hecho por si nos pillaban, repartirse el castigo, pero a mi me daba igual.
Nadie se atrevía a tirarse a la piscina el primero por lo que entré yo en acción. Segundos después de que el agua salpicada por mi cuerpo alcanzase la orilla se escucharon los ruidos de todos los demás alumnos animándose a bañarse. Me tapé la cara con las manos cubriéndome de la cantidad de agua que volaba ahora, pero no sirvió de nada porque alguien detrás mío me empujó con fuerza hacia el agua. Cuando me dejó salir a la superficie y respirar, vi a Archie riéndose en mi cara.
- Tu lo has querido -flexioné su pierna izquierda con ayuda de mi derecha para que se desestabilizara, coloqué mis dos manos en el lado derecho de su cabeza y empujé con todas mis fuerzas de manera que su cabeza quedase bajo el agua.
- Eres dura peleando eh -dijo sacudiéndose el pelo- sobre todo después de como peleaste el viernes -supuse que se lo había contado Jughead.
Se unieron a nosotros el resto del grupo de amigos al que me estaba integrando y estuvimos un rato charlando animadamente. En un momento vi a una pelirroja y no me pude resistir:
- Ahora vuelvo chicos -me acerqué sigilosamente a Cheryl por la espalda y cuando estuve muy cerca de ella, salté a su espalda como si fuera un mono.
- ¿¡Pero quién se atreve!?
- Relaja mujer, que soy yo -me incliné hacia la cabeza para que viese mi rostro.
- ¿Vosotras desde cuando os lleváis? -esa era Josie, la conocía porque Verónica me había contado que un día cantó con su grupo de música, las Pussy Cats.
- Eso mismo me pregunto yo -dije con gracia.
Me quedé hablando con las chicas, pero al rato las amigas de la pelirroja se salieron de agua, decían que se iban a arrugar. La chica que me sostenía no pudo irse porque no me quería soltar, por lo que se dispuso en horizontal respecto al agua mirando hacia el techo de forma que yo solo pudiese respirar cloro. Cuando no aguanté más salí a la superficie y me encontré con Cheryl, delante mío, a un par de centímetros. Notaba su respiración en mi cara y sus ojos penetrar los míos. Con su mano derecha agarro un mechón que me tapaba la cara y lo depositó tras mi oreja. Antes de devolver su mano a su posición original, la dejó un rato, en el lateral de mi cara, como queriendo que actuase. Yo elevé mi mano izquierda y la uní con la suya, no sin antes recorren el dorso de su mano con mis uñas conjuntadas con mi pelo. No sé exactamente el tiempo que estuvimos así, y estaba a gusto, pero como no quería darle una sensación de algo que no buscaba me dispuse a hablar.
- Me gusta estar contigo, no sé, me lo paso bien.
- Gracias -no le había hecho gracia que rompiese el momento.
- ¿Tanto te cuesta decirme que tú también?
- No a todo el mundo se lo digo.
- Pero es que yo no soy todo el mundo -se quedó en silencio unos segundos- y lo sabes.
- Digamos que... no me desagrada pasar algo de tiempo contigo.
- Me vale -y acto seguido me vengué de ella por la aguadilla que me había hecho hace un momento.

Estábamos todas las chicas en nuestro respectivo vestuario. Habíamos quedado en tomarnos algo para cenar en el Pop's y así terminar a lo grande el día.
- ¿Alguien me puede pasar la toalla? -dijo Cheryl desde la ducha- está en mi bolso.
- Voy -me ofrecí voluntaria.
Miré a mi alrededor y encontré un bolso rojo con estampado de serpiente (quien lo diría). Abrí la cremallera que daba al bolsillo más grande y saqué la toalla. Al fondo del hueco, ahora vacío, vi algo brillar y como soy demasiado curiosa me fijé más a fondo. No me lo podía creer. Era una llave con la misma forma que la de mi taquilla. No quería alarmarme así que saqué la mía y las comparé. Eran idénticas. La cogí con la manga de mi camiseta para que no tuviese mis huellas y fui directa a la comisaría de policía a hablar con el sheriff FP Jones.