Capítulo 19 | No es suficiente.

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Noah🫀

—Sabes, si ya no me quieres, mejor dímelo —habla Ben, los brazos cruzados sobre su pecho.

—¿De qué estás hablando? —Rio, dándole una mordida a mi pizza.

—¿Cómo que de qué, imbécil? ¿Te parece justo que me entere que estás saliendo con Ellery al mismo tiempo que todos los demás? —Inquiere, haciéndose el indignado—. Soy tú mejor amigo, carajo. Yo tengo pase VIP para enterarme de todo antes que los demás. Me haces quedar como un idiota.

—De acuerdo, rey del drama, relájate. —Me abstengo de reír llevando la botella de agua a mi boca—. ¿Qué quieres saber? —Inquiero después de unos tragos.

—¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué no me habías dicho? —Va enumerando cada pregunta con sus dedos, exigente—. Te conozco desde los diez años y sé que suspiras por ella desde antes que eso. Me parece una falta de respeto enterarme de último.

—¿Desde cuándo eres tan dramático? —Una sonrisita bailando en mi boca.

—No vengas a cambiarme el tema, jovencito. Quiero respuestas y las quiero ahora —demanda.

—De acuerdo, papá —acepto, divertido—. Se me hace que te estás juntando mucho con Lena.

La morena ya me hizo sus respectivas interrogantes anoche. Junto a la tía Corinne vinieron a cenar y Helena no dudó en acribillarme con preguntas una vez terminada la cena. Citando sus palabras fue algo como «Loco, cuéntamelo todo», y no tuve de otra que hacerlo, si es que quería dormir por supuesto.

Así que procedo a contárselo, omitiendo los detalles cursis que él no tiene porqué saber.

—Me alegro de que las cosas al fin se están dando entre ustedes —dice, sincero—. Ya se acabó verte dando lástima —se burla y le arrojo la servilleta arrugada a la cara.

—Yo no daba lástima —replico.

—Estamos hablando de Ellery, ¿cierto? —Lena decide aparecer justo ahora. De seguro tiene un sensor que le indica cuándo es momento de humillarme, porque siempre aparece y no precisamente para ayudarme—. Porque si es así, él tiene razón. Tú andabas dando asco, mi hijo —dice en español la última frase y asiente ante sus palabras, teniendo el descaro de tomar las pocas papas fritas que me quedan.

—No sé qué carajos fue eso último, pero suena a que me da la razón —dice Ben, mirando confundido a la rizada.

—Fácilmente te podría estar insultando —acuso, indignado.

—Si así fuera te estuvieras burlando.

Blanqueo los ojos.

Sí, suspiraba por Ellery, pero me niego a admitir que, parafraseando a Lena «daba asco». Alguien tiene que proteger mi dignidad.

Ellos quedan en el olvido cuando veo a mi precioso sol caminando de vuelta hacia nuestra mesa.

—¿Ves la cara de idiota enamorado que tiene? —Escucho vagamente decir a Ben.

—Es la misma cara que ponía cuando hablaba de ella en vacaciones —secunda Lena.

Los miro mal a ambos.

—¿Quieren callarse?

En respuesta, ambos se echan a reír.

Idiotas.

Como sea, el olor dulzón de Ellery me indica lo cerca que está y no dudo en acercarme cuando toma asiento junto a mí. Todo lo demás queda en segundo plano cuando ella está cerca.

Los mejores amigos no se besan (Nueva Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora