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uno.

,, enjoy! ✦

Lidia y Victoria eran dos amigas de la escuela. La menor, Lidi, era Alfa, mientras que Viki era una simple Omega. Se encontraban cursando el penúltimo año de la preparatoria, la primera teniendo unos xx años y la segunda con xx.

No tenían una excelente vida social. Mientras que Lidi era constantemente burlada por ser la "nerd" del instituto, Viki sufría lo mismo pero por ser tan callada y tímida, no le hablaba a nadie —salvo a Lidi—, sumado a que solía vestir atuendos bastante vergonzosos, según la gente. Toda la escuela parecía disfrutar el hecho de vacilarlas hasta provocar algún ataque de furia e insultos por parte de Lidia o ver una gran cantidad de lágrimas en el rostro de Victoria, al ser esta tan sensible. La mayoría de la gente que los burlaba eran los típicos Alfas y Omegas populares del campus.

Sobre todo, una gran Alfa llamada Angie.

Ella, o como su grupo le llama, Onyo, vivía fastidiándolas hasta el cansancio. Cada vez que las veía, no dudaba en atacarlas con alguna burla. Y, claro, al ser tan reconocida y respetada, todos le seguían la corriente y hacían lo mismo. Lo peor de todo es que ninguna de las dos entendía aquella situación.

¿Qué se supone que hay de malo con sacar notas tan altas? ¿Qué se supone que hay de malo con ser tímida y vestir la ropa que quisiera? Bien, ellas se preguntaban ello mentalmente cada día.

Y como si existiese una "Gutemala", ahora hay una "Guatepeor".

Era un día demasiado feo. Nublado, con leves lloviznas, bastante viento y lloviznas. Lidi se había levantado con un humor normal, lo de siempre. Insultando a su pobre alarma por interrumpir su sueño.

Pero por otro lado, la que sí sufrió el hecho de despertarse fue Viki, ya que no se encontraba del todo bien. Se sentía rara, cansada y algo malhumorada. Apenas se había levantado, quería volver a la cama para abrazar su almohada y no despertar nunca jamás. Pero bueno, hoy tocaba examen de álgebra, yupi.

Ambas chicas en casas propias se estaban preparando. Lidia desayunó rápidamente y corrió a su habitación para cambiar su ropa. Eligió una camiseta negra que tenía una frase escrita en blanco en el centro, unos jeans azules con las rodillas rotas, y sus botas negras. Amaba aquel vestir aquel estilo tan oscuro. Por otro lado, Victoria —casi sin poder abrir los ojos— decidió vestir lo primero que encontró: una camiseta bastante apretada de mangas cortas color blanco, una falda lila pastel (como su cabello) y unos zapatitos del mismo tono. Después desayunó, sin ganas.

Una vez ya lista la mayor, oyó el sonido de notificación de su teléfono. Al desbloquearlo, leyó el mensaje que Lidi le había enviado.

"Estoy afuera, ábreme, tontis."

Viki rió y rodó sus ojos, para luego despedirse de sus padres y salir de su casa con la misma cara de cuatro de copas. Al apenas tomar contacto con el aire del exterior, un gran estornudo salió de su boca.