Eѕρєנσѕ & ¢α∂єиαѕ

↬Nᴀᴅᴀ↫

Llueve, el clima es perfecto para una escena de amor de película, una donde yo como protagonista corra a los brazos de mi amor y nos besemos mientras estamos empapados. Una lastima que la persona frente a mi no sea mi amor, y que no nos estemos besando en lo absoluto. Yo sólo lo miro, esperando tranquilamente que repita la palabra que dijo y que no escuche por culpa de un trueno. Espero, pero no dice nada, sus ojos me miran expectante, creo que espera una respuesta.

-No te escuché -digo apartando el cabello de mis ojos, hace una brisa fuerte.

-Vámonos, por favor, Rin, puedo cuidarte, él nunca te dará lo que yo puedo darte, todo mi cariño y amor -me dice, pobre, me pregunto que pensaría si supiera que en realidad no siento nada por él, de hecho, no siento nada por nadie, nunca lo he ocultado, pero al parecer no se dio cuenta. Caminó hacia el y le doy unas cuantas palmaditas en el hombro.

-Es mejor que te vayas.

Me doy la vuelta y entro a casa ignorándolo, Inuyasha es un hombre complicado, lo conocí hace un tiempo y tuvimos un pequeño romance. Sé que al mismo tiempo salía con otras dos chicas, siempre lo supe, pero no me importo ni me importa, el hombre ha estado obsesionado con su novia de la infancia por mucho tiempo, necesita ir a un psicólogo por ayuda, a ver si a él por lo menos le sirve de algo.
No sé qué le habrá dado para que venga a pedirme tal cosa de escapar juntos, ¿será el complejo de querer ser superior a su hermano? Yo sólo digo, estoy comprometida con su hermano desde que éramos niños, siempre lo he sabido, pero como todo lo demás, no me importa, soy insensible, incapaz de sentir empatía. Para algunas personas soy el monstruo que no llora en los velorios, la que va a un hospital a visitar a la familia porque me piden que vaya, no es para tanto, pero las personas suelen exagerar todo.
Estoy a punto de subir las escaleras cuando escuchó a mi madre llamarme, me detengo y la miro.
-Rin. ¿Tú y Inuyasha se acostaron?

-No -niego, luego me marcho, no sin antes echarle un vistazo a madre, parece suspirar de alivio. Ella me conoce mejor que nadie en el mundo, sabe que no me importa nada, por lo mismo nunca miento, tampoco presto mucha atención a nada, a veces tiene una mirada extraña, una vez una prima me dijo que mi madre estaba triste por mi condición.

Entro a mi habitación y me recuesto en la cama, pronto me duermo, despertándome tres horas más tarde. Vuelvo a bajar las escaleras, esta vez escucho la risa de madre, miro un momento, pero pronto sigo mi camino hacia la cocina. En la sala de estar, madre esta con Sesshomaru Taisho, mi futuro esposo, cabe decir que nos casaremos en una semana, la boda se adelanto unos años, porque estoy embarazada, todo sucedió hace casi un mes, fui a visitarlo a su casa cuando de repente me pidió que lo acompañara a su habitación, y si lo acompañe, también lo dejé hacer lo que quería, no me opuse y así fue como perdí lo que madre llama lo más más valioso de una mujer. Según tengo entendido ese momento debería ser maravilloso, pero como siempre, no sentí nada ni con la noticia de que voy hacer madre.

Tal vez esta Rin, toda yo, no debería haber existido, una persona que no tenga sentimientos y no sienta dolor es una abominación del mundo, bueno, eso fue lo que dijo mi padre una vez; quién sabe si tenía razón.

Tomo un sorbo de jugo y miro a quien ha entrado, miro sus ojos que brillan demasiado cada vez que me ven, según tengo entendido sus ojos son así porque me ama, no estoy segura y tampoco es que me hagan sentir algo. Me acerco y levanto la mano acariciando su cabeza. Muy pronto nuestra vidas estarán unidas y una vez que eso pase aunque no sienta nada le dedicaré toda mi persona. Sesshomaru es un buen hombre al fin y al cabo.