Capitulo 037. Ladrones en Gringotts.

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Ya tenían los planes hechos y habían terminado los preparativos. En el dormitorio más pequeño, sobre la repisa de la chimenea, había un frasquito de cristal que contenía un solo pelo negro, largo y grueso, que habían recuperado del jersey que Destiny llevaba puesto cuando estuvieron en la Mansión Malfoy.

—Y utilizarás su varita —indicó Harry señalando la varita de nogal a Hermione—. Yo creo que darás el pego.

Hermione la cogió con miedo, como si temiera que le mordiera o le picara.

—La odio —musitó—. La odio, de verdad. Me produce una sensación muy rara, y no me funciona bien. Es como un trozo de... de ella.

—Supongo que te resultará más fácil si te metes en la piel del personaje —le sugirió Ron—. ¡Piensa en todo lo que ha hecho esa varita!

—¡Pero si a eso mismo me refiero! —replicó Hermione—. Ésta es la varita que torturó a los padres de Neville y a quién sabe cuánta gente más. Y sobre todo ¡es la varita que mató a Sirius!

Destiny no había caído en la cuenta; al mirar ahora aquel instrumento, sintió un incontrolable impulso de romperlo, de cortarlo por la mitad con la espada de Gryffindor, que estaba apoyada contra la pared, a su lado.

—Si tanto te repugna, deja que yo sea Bellatrix —comentó Destiny, pero tanto Harry como Hermione, se habian negado las veces que lo habia propuesto.

—No, ya lo hemos hablado un millón de veces —replicó Hermione enfadada, porque siempre era lo mismo, mientras Destiny hacia rechinar los dientes, debido al enfado y que no le dejaran de ser mas de ayuda, si algo sale mal, podría ser igual de déspota y frívola que Bellatrix, pero por mucho que intentaba hacerlos cambiar de opinión, nada pasaba.

—Pero en el peor de los casos, en verdad, tendremos que asesinar a alguien, y ninguno de ustedes, esta preparado para eso —explicó Destiny con rapidez.

—¿Y tu sí? —preguntó Harry algo irritada, la mirada de Destiny evadió la suya—. ¿Ya has matado a alguien, Destiny? —preguntaba bastante sorprendido, por el silencio que generaba esas preguntas, aunque ni Ron o Hermione estaban a oscuras en esas preguntas, el único que no lo sabia era él—. Des.

—No es momento de eso, Harry —gruñó la chica evadiendo el tema.

—Echo de menos mi varita —dijo Hermione, mandando la atención a otra parte, pero aun así, Harry y Destiny, no se habia quitado la mirada enfadada del uno del otro—. Es una lástima que el señor Ollivander no haya podido hacerme una nueva a mí también.

Esa misma mañana, Ollivander le había enviado una varita nueva a Luna, y ésta se hallaba en el jardín trasero, poniendo a prueba sus habilidades al sol de la tarde. Dean, a quien los Carroñeros habían quitado también la varita, la contemplaba con aire compungido.

A Destiny le sorprendía, que era la única que mantenía su varita, al parecer se marcharían juntas, y estaba segura, que nunca se la quitarían, después de todo, ha estado con ella en tantas aventuras, que es una de sus muy pocas fieles amigas.

Mientras así discurrían, se abrió la puerta del dormitorio y entró Griphook. Instintivamente, Harry cogió la espada y se la acercó más, pero enseguida se arrepintió, porque se dio cuenta de que al duende no le pasó inadvertido el gesto. Con ánimo de reparar su error, dijo:

—Estábamos repasando los últimos detalles, Griphook. Les hemos dicho a Bill y Fleur que partiremos mañana, y que no es necesario que se levanten para despedirnos.

Habían sido intransigentes en ese punto, porque Hermione tendría que transformarse en Bellatrix antes de marcharse, y cuanto menos supieran o sospecharan sobre lo que se disponían a hacer, mejor. También les habían comunicado que no regresarían, por lo que Bill les prestó otra tienda de campaña, ya que habían perdido la de Perkins en el episodio con los Carroñeros. Ahora la nueva tienda estaba guardada en el bolsito de cuentas, que Hermione había protegido de los Carroñeros mediante el sencillo recurso de metérselo dentro del calcetín, lo cual había impresionado a Harry.

Destiny y las Reliquias de la Muerte [DEH#7]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora