Capítulo 5

13 0 0
                                    

3 meses atrás, en una reunión por comiendo del verano.

-Eh, Víctor, ven aquí. Botella borracha, ¿te anotas?-me dice un muchacho que acabo de conocer: alto, corpulento y negro.

-Claro que sí-corro entre la multitud con la canción 24k magic de fondo.

Tomo asiento en un espacio de la redondela que alrededor de diez chicos y chicas han formado, todos muy atractivos y ebrios, pero no no lo suficiente como para olvidar lo que vaya a pasar en ese juego. 

El mismo que me llamó gira la botella y dice-bien, ya seas varón o mujer, deberás besar a quien te toque. No se pongan exquisitos - empieza a reír y se aleja a bailar con una rubia escultural.

Veo que la botella se detiene y señala a dos chicas. Luego de sonrojarse y de múltiples alaridos de la gente, se acercan y empiezan a besarse. Fue excitante. La primera vez que ve a dos mujeres así. Esos besos se convirtieron en toqueteos. Creo que todos sabemos lo que pasó después.

A veces las fiestas en Río pueden ser muy particulares y muy liberales, aunque haya sido la primera vez a la que voy a una reunión como esa.

En Chile, la festividad que es en su mayoría celebrada de manera colosal son las fiestas patrias. Muy típico. Entonces, además de aquel 18 de setiembre, no ha habido en mi vida algún otro evento especial.

Pero aquí en Brasil, tengo la posibilidad de vivir mas de lo que pude en Santiago de conocer, de respirar mejor, de ser yo mismo.

Estas fiestas son mas que carreras de sacos, fondas con comida oriunda de Chile, y vino chileno. Es un modo de ver la vida. De ver los días como años, y de hacerlo hasta el amanecer.

La botella vuelve a girar, y esta vez se detiene en mi. "De verdad ¿?" pienso mientras veo a la persona que está sentada justo donde el pico señala. Es un chico, al parecer algo tímido; usaba gafas y bermudas beige  con una camiseta blanca. Supongo que debo hacerlo.

Inconscientemente el muchacho de dirige a mi y pasó. Me besó. Lo besé. Me gustó.

El resto es historia. 

________________________________________________________________________________

-John...John...¡John!-grita Fabricio -Oye, despierta, che.

Quito mi mirada de ella.

-¿Qué? ¿Qué?- respondo saliendo del trance en que quedé perdido al verla. 

-Oye, ¿a quién mirabas?- se da la vuelta y busca a la mujer.

-Aaaaaa nadie, ¿por qué miraría a alguien?- concentro mi cerebro en mi Game Boy Advance. Tal vez será mejor que no se lo cuente. Todavía.

-John, vamos, somos cyberamigos desde duuuuuuh ¡siempre! Sabes que puedes confiar en mi.

-Fab, no pasa nada, de verdad- intento sonar despreocupado, pero no lo estoy.

-Vale, como gustes amigo. Debo ir a escritura creativa, te alcanzo luego- me ofrece su puño y choco con el mío el suyo. 

Mientras Fabricio se va, noto que todas las chicas cercanas a él lo observan. Todas se derriten. Como si un tazón enorme de chocolate caliente pasara entre ellas. Es Fabricio, ¿qué puedo decir?.

Nos conocemos desde hace 7 años, en la primera competencia de surf en Venecia que ganó Fabricio. Yo estaba en México, pero mi madre y yo decidimos ir a Italia por un tiempo por 2 razones: su familia estaba allá; mi padre recién nos había abandonado. 

Cierto día, el día de la competencia, Fabricio y yo chocamos en Venecia siendo a penas unos chamacos.

-Hey, ¡qué te pasa ,boludo! ¡Yo lo tomé primero!- me empujó.

-Uhmm está bien- siempre fui el pasivo.

Con esas dos simples frases, bastó para que nos hiciéramos grandes amigos hasta ahora.

Apenas cumplí 17, me vine a Brasil a empezar con una vida de adulto. Llegué y todo cambió. Yo cambié. En México, eran suficientes las características que poseía: cabello liso y castaño,piel mestiza, ojos caoba, y una barba de 2 días. Pero no. Aquí las cosas no son así.

Los chicos como Fabricio son mas que bienvenidos; los chicos como yo, no tanto. 

Por eso me cuesta enamorarme de alguien que no sea ella. Porque es, hasta ahora, la única mujer que no veo que muere por mi amigo del alma. Alguien que no me haya hechizado en una cafetería del centro con una simple y sencilla frase: "Un café cargado para llevar, por favor".

Sí, solo bastó eso. Era ella. Era increíble. Y está aquí. Cerca pero fuera de mi alcance.

¿Sería muy descabellado decirle a Fabricio que me gusta la profesora Navarro?


Feel: Lo que sientoWhere stories live. Discover now