Farland's: La esperanza de una tierra perdida

Prologo

Prologo

¿Alguna vez has pensado en el significado de un sueño?

Esas películas tan efímeras, mitómanas, perturbadoras, fascinantes, confusas y en ciertas medidas... Tan únicas.

¿Te has puesto a pensar sobre su significado? ¿Qué es un sueño? Muchos pensantes han idealizado la realidad de los sueños; Mientras algunos aceptan la creencia del reflejo critico de nuestra vida, algunos discrepan sobre que son meramente producto de nuestra imaginación guiada por nuestro subconsciente a un despectivo y obsceno pensamiento paródico sobre lo que algunas veces demuestra una seria carencia de justicia.

¿Eso es un sueño? ¿Una simple burla de nuestra podrida miseria? ¿Los sueños son para reírse, ofenderse y temer? ¿Qué es realmente un sueño?

Muchos llegan a creer que la mera presencia del pensamiento sobre el hipocampo llega a proyectar nuestro punto único de vista por sobre una mezcla de frustraciones, victorias, alegrías, penurias, esperanzas y desilusiones. ¿Qué se aleja de la realidad y que es un sueño?

Alguna vez tuve un sueño... Soñé con vida, verde intenso, un fuerte aroma de libertad y esperanza, un sol; calor intenso de verano, soñé... Soñé...

¿Qué fue lo que soñé?...

-... ¿General?- una tenue y distorsionada voz se escuchó -¡General!-

Una feroz atmosfera, todo a mi alrededor era un campo lleno de cenizas, escombros, maquinas; cuerpos...

-¡General, debemos huir!- mi cadete, mi más fiel seguidor, me gritaba en suplica que me alzara del suelo.

Justo, debajo de mis pies, se encontraba el cuerpo semi-desnudo de una mujer de mediana edad, el fuego de los alrededores había consumido casi por completo su ropa, quemando su piel en el proceso. Una enorme cantidad de escombros cubrían la parte baja de sus piernas -¡General, si no nos vamos, ellos acabaran con nosotros!- Con desesperación, mi cadete comenzaba a sacudirme desde mis hombros, intentaba hacer que entrara en razón con insistencia

Mis manos se acercaron al cuerpo de ella, acercaba mis manos a los costados de su cabeza, mientras me inclinaba, aproximando mi frente a su cuerpo, llegando a cortar la distancia entre ella y yo, pegue nuestras frentes, el calor que esta emanaba, y el olor a carne quemada inundo mi olfato, mientras que un grupo de húmedas lagrimas comenzaron a caer por los parpados de mis ojos

-Miller...- Mi quebrada voz apenas podía pronunciar las palabras que se despedazaban entre sollozos -Llévate el cuerpo- Sin voltear a verlo, me quedaba abrazando el cálido cadáver, mientras que entre mis brazos, me aferraba a mas no poder- Pero, señor, no pode[...] ¡Dije que se lo llevaran!- Grite con euforia en mis palabras, mientras que con esfuerzo, alzaba mi mirada al ennegrecido cielo, el cual estaba recubierto por una enorme nube de humo, no parecía tener final- Llévenla... Y déjenme a Father- Mi escolta me miro con intriga, escuchaba varias explosiones a la distancia, habíamos ido un total de treinta escuadrones, solo quedamos nosotros- Déjenme, busquen aquel cementerio que alguna vez contemple, y entiérrenla en la zona donde se encuentran las ceibas- Con resignación, mire por ultima vez el incinerado cuerpo de la mujer; voltee para ver a mis soldados una ultima vez, ellos vieron una mueca de ira mezclada con llanto, estaba furioso, y a la vez destrozado- Los distraeré lo mas que pueda-.

No hubo protesta, dos miembros de mi escolta subieron el cuerpo a una camilla, mientras que se retiraban a paso raudo para entrar en el transporte, solo Miller se quedo mirándome- General...- Miller metió una mano en su bolsillo, sacando de este, un colgante hecho de plata- Nos volveremos a ver-Me lanzo rápidamente el colgante, lo atrape sin titubear con mi mano derecha, no me atreví a verlo. Miller solo se retiro, subió al muelle de carga, y golpeando con la parte inferior de su mano, soltó una enorme estructura, que poco a poco fue tomando forma antropomorfa. Caminaba con lentitud, con la falta de testigos que me juzgasen, comencé a romper en llanto, los sollozos, quejidos y alaridos de dolor no se hicieron tardar, mientras que cerraba mis puños con sublime fuerza