❝Lo que parecía ser un simple plan se convirtió en algo trágico que dió la vuelta entera a la historia que pudo haber terminado en un final feliz.❞
Senju Haru hermanastra de Hashirama y Tobirama se ve amenazada por un enemigo que no sería fácil de d...
En el distrito Uchiha, el sol de la tranquila y fresca mañana estaba a punto de hacer su presencia con sus colores agrios en el cielo. Algunos miembros de este clan estaban saliendo de sus hogares para hacer sus rutinas diarias.
Mujeres azabaches haciendo sus compras algunas acompañadas por sus hijos, otras preparándose para sus misiones como ninjas, al igual que los hombres. Niños y niñas saliendo de sus hogares para ir a la academia ninja.
En una parte de este distrito, dentro de una casa japonesa tradicional un chico azabache de pelo alborotado se preparaba para su misión de hoy.
Cuidar a Hanako, hoy era su turno de cuidarla todo el día y le emocionaba el hecho de que estaría a su lado.
En la cocina preparaba un poco de té verde para tomar, mientras esperaba a que la tetera hirviera jugaba con sus pies ansioso y algo nervioso.
Tenía que pensar en una forma para que Hanako se sintiera cómoda y segura a su lado. Quería quedar bien frente a ella. Tal vez invitarla a comer sería buena idea, pero no sabe que tipo de comida le gusta, primero tendría que conocerla mejor.
L tetera empezó a chillar dando señal que el agua ya estaba hirviendo, tomó un taza de porcelana blanca, colocó hiervas de té dentro de el y vertió el agua caliente. El vapor con olor del té choco con sus fosas nasales haciendo esto algo relajante para él.
Se dirigió hasta la sala, sentándose en un kotatsu empezó a beber tranquilo de su té sujetando la taza con ambas manos.
Minutos después finalizó su té llevando la taza al lava trastes. En la sala tomó su banda de regulación, se la colocó en su frente listo para salir de su hogar. En eso un hombre de la tercera edad apareció a su espalda.
—Oh— se sorprendió al ver al chico despierto tan temprano —Kagami ¿hoy tienes misión?— el hombre azabache con algunas canas visibles en su cabellera notó que su nieto ya se iba.
—Si abuelo—, asintió sin borrar su sonrisa —hoy es mi turno de cuidar a la chica que te conté hace días atrás—. dió media vuelta para verlo directamente con una gran sonrisa que hacía aumentar el tamaño de sus mejillas.
—Cierto—, dijo sorprendido. Había olvidado que tenía la misión de cuidar a una chica —pero es muy temprano aún, dudo que la chica este despierta a estás horas—.
Negó con la cabeza —Ella siempre se levanta desde muy temprano, Hiruzen y Danzo me lo contaron—.
El abuelo de Kagami se acercó a pasos rápidos entrecerrando sus ojos con grandes sospechas —Hoy estás más feliz de lo normal Kagami—. tocó su mentón buscando que podría causar esa extraña felicidad.
—¿Q-que dices abuelo?— no tardó en ponerse nervioso con un leve rubor fingiendo no saber a qué se refería. Sin embargo su abuelo conocía perfectamente sus expresiones.
Y ponerse nervioso fue suficiente para que el hombre mayor diera en el blanco. Recobró su postura y con una gran sonrisa habló —Estas enamorado ¿verdad?—
Esto hizo que Kagami se sonrojara más haciendo que empezará a jugar con sus dedos intranquilo.
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