LHDJTK: Una Noche A Oscuras ||1||.

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Mis cachetes me dolían por la sonrisa que mantenía en el rostro, procurando parecer tierna y adorable, mostraba mis dientes como si fuera oro y a cada pregunta que me hacían las respondía con amabilidad y delicadeza en mis palabras.

Para nada.

Tanto esfuerzo para nada.

Nadie me adoptaba al final del día.

-. La próxima será, Alex-. Yo asentí, me quite los lazos que tenía en la cabeza y me fui a paso lento hacia mi habitación.

Fui "bendecida" con tener un cuarto propio para mi. Claro, es extremadamente pequeño pero adoro la privacidad, y como ningún otro niño lo pedía me anime y pregunte si podía tener este armario de limpieza. Que para su nombre si es espacioso, al menos para una cama pequeña y una gaveta.

Pequeño pero espacioso.

Entre y deje los lazos encima de la cama, quitándome los zapatos para luego dejarme caer en esa cosa esponjosa y algo mal oliente. Deje ir un largo suspiro y al poco tiempo el sueño comenzó a ganar terreno, porque después de cinco minutos había caído en el mundo de la fantasía.

Pero no duro mucho.

Abrí mis ojos, confundida. Desorientada me levanté del suelo en el que me encontraba y empece a caminar sin rumbo fijo, solo había oscuridad y más oscuridad.

Seguí caminando hasta que choque con algo sólido. Me confundí. Retrocedí dos pasos y volví a chocar con algo sólido por la espalda, fui adelante y esta vez no pude caminar.

Estaba atrapada.

Me comencé a alterar, no dejaba de dar círculos para ver donde podía escapar. La infinidad de la oscuridad me abrumaba, y la desesperación de la situación me hacia dar dolor de cabeza terrible.

Pero una fuerte sensación me hizo abrir los ojos.

Asustada, mire a todos lados de la pequeña habitación y encendí la luz, dándome la bienvenida a la realidad.

Suspire.

La sensación extraña seguía presente, y descubrí que era cuando mire hacia la ventana y me lleve la sorpresa de ver unos ojos rojos.

Mirándome fijamente.

Aunque pude diferenciar perfectamente que era un gato. Me reí sola. Esto es tan ridículo.

Me levanté de la cama y con dos pasos ya estaba frente a la ventana. La abrí. El gato maulló y salto hacia dentro, se notaba que hacia frío afuera. Cerré la ventana y me voltee para verlo.

Era bonito.

Sus ojos me seguían perturbando.

-. ¿Alex?-. Cerré la ventana de golpe y eso provoco que el gato saltara asustado. Me gire al mismo tiempo que la puerta se abría lentamente. Era una de las monjas, María, no llevaba el típico vestuario, sino más bien ropa de civil pero muy recatada-. ¿Sigues despierta cariño?-. Pregunto.

-. Yo... Yo me caí de la cama-. Respondí simple. María asintió, de su chaqueta marrón saco una pequeña caja y yo sonreí, la dejo encima de mi cama y antes de irse me guiño el ojo cómplice.

-. Descansa mi niña, que dios te bendiga.

-. Igual.

Cuando se fue no tarde en abrir la caja y sonreír aún más cuando vi muchos caramelos en ella. Aveces las monjas nos dejaban pequeños regalos que varios padres dejaban o donaban a todos nosotros, muy pocas eran las veces que eso sucedía y por suerte hoy me toco a mi. Rápidamente tome uno y lo abrí, tratando de no hacer mucho ruido, y al metérmelo en la boca no pude evitar soltar un sonido de gratitud.

Esto sabía delicioso.

Tal vez fresa... O limón.

Pero entonces la luz de mi habitación se cortó de manera imprevista y rápida. Me tomo por sorpresa pero mantuve la calma, aunque podía escuchar claramente a los demás niños gritar por la repentina oscuridad. Las monjas empezaron a decirnos que saliéramos con cuidado y nos dirigiéramos al gran comedor.

Al abrir la puerta una luz me cegó por breves segundos. Alex, vamos-. Era Julia, una de las monjas más jóvenes de aquí. Vamos querida, vamos.

Tome su mano y otro niño tomo la mía, y así sucesivamente. Era una manera fácil y segura de que todos estuviéramos juntos al igual que a salvo. Julia nos guiaba con una linterna que era muy potente. Más allá se encontraba María con varios niños detrás, un poco más mayores que nosotros.

Al llegar al gran comedor, nos dijeron que nos sentáramos en grupo, yo decidí pasarme discretamente donde María, pues con ella me sentía más en confianza y además que ahí se encontraba algunos amigos-. Buenos, muchachos, nos han llamado de la central eléctrica y nos dijeron que hay varios problemas-. Comenzó, algunos se pusieron nerviosos-. Pero nos dijeron que para acá mandaran una pequeña bomba que suministrara la luz al menos por cinco horas mientras resuelven el problema.

-. ¿Solo a nosotros?-. Se atrevió preguntar alguien del grupo. María asintió.

-. El hospital tiene planta propia, así que no se preocupan de ahí, al igual que la cárcel. Ahora, como nosotros somos un orfanato y nuestra prioridad son ustedes, no nos hemos podido dar el lujo de tener planta propia para estas ocasiones.

Es algo contradictorio si lo piensas bien.

-. ¿Cuando nos traerán la planta?-. Pregunte.

-. Dentro de dos horas, cariño-. Me respondió. Noto las caras de angustia de los demás en el grupo y siguió hablando-: Aunque nos dijeron que tratarán de ser lo más rápido posible, mientras tanto es mejor que nos quedemos acá, dentro de un rato las monjas les pasarán mantas y almohadas.

Bien.

-. Pijamada con todos. Genial-. Me reí un poco por el comentario de un chico a mi lado-. ¿Qué te causa gracia?. Esto es horrible.

-. Claro que no-. Le sonreí-. Alexia. ¿Tú?.

-. Rayan-. Respondió estirando la mano, se la tome y se la estreche fuertemente, ganándome una sonrisa de boca cerrada-. Pareces joven. ¿Qué edad tienes?.

Me reí-. Oh querido Rayan-. Tome una manta que Julia nos pasaba y lo volví a mirar-. La noche es joven, podemos dejar esa pregunta para después.

Él se río.

Yo lo mire reírse y un sentimiento de comodidad comenzó a formarse en mi interior.

Definitivamente sería una noche larga, larga e interesante.






Buenas buenas genteeee, comenzamos nuevamente con la aventura y una de las novelas mas queridas mía! Esperó les agrade esta nueva versión!.

La Hija De Jeff The Killer. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora