Capítulo 3. ¿Qué está pasando?

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Andrés necesitaba saber que ocurría y no iba a dejar a Sandra sola, estaba escondida en un callejón, Andrés se acercó y empezó a sospechar sobre lo que podría estar pasando. Los dos se miraron, Sandra estaba nerviosa, agachó la cabeza con un suspiro y le preguntó sin rodeos, ¿tienes el coche cerca?
- Sí, a menos de un minuto. Respondió Andrés.
Sandra no sabía que hacer, pero lo único que sabía era que en ese momento solo tenía la ayuda de Andrés, y la necesitaba.
- Tienes que ayudarme, ahora no pasa nadie por la calle pero tenemos que ir rápido al coche, y lo más importante, no me hagas ninguna pregunta, por lo menos ahora, por favor.

Andrés la miró mostrándole confianza y comprobó que no pasara nadie por la calle en ese momento.
- ¡Venga! vamos ahora.
Tras poco tiempo llegaron al coche que se encontraba cerca, se montaron y Sandra se destapó parte de la cara que tenía tapada.
- ¿Te llevo a tu casa, no? le preguntó Andrés
- Sí por favor.

Andrés arrancó el coche y se pusieron en marcha. Sabía que Sandra le había dicho que no hiciera ninguna pregunta, pero él no podía contenerse, y tras un rato incómodo por parte de los dos sin saber que decir, Andrés rompió el silencio.
- ¿Qué llevas en esa mochila? Preguntó Andrés mientras se fijaba.
- Te dije que no me hicieras ninguna pregunta.
- ¿Te crees que soy tonto? Dijo Andrés algo enfadado sabiendo que es lo que había pasado tras analizar la situación.
Sandra incómoda bajó la cabeza sin saber que decir.
- Vale perdona, pero creo que almenos me merezco una explicación. Puedes confiar en mí, recuerda que te conocí devolviéndote la cartera. Dijo Andrés intentando quitar un poco de tensión.
- Llevas razón, aunque yo no sé nada de ti, ni tu nombre.
- Mi nombre es Andrés, dijo mientras aparcaba al lado de casa de Sandra.

Sandra miró el reloj, eran las 3:25 am.
- Te explicaré todo, entremos a mi casa, dijo mientras suspiraba.

Entraron, Sandra soltó la mochila en el sofá y fue rápidamente a servirse una copa.
- ¿Quieres una? Preguntó Sandra sin parar de dar vueltas.
- No puedo negar una copa, y tranquilizate mujer, puedes contarme.
- ¿Por dónde empiezo? Dijo Sandra nerviosa.
- Lo primero, ¿Qué llevas en esa mochila? Si no me lo dices la abriré yo, dijo Andrés mientras terminaba de beber el vaso.
- Vale, vale. Respondió Sandra mientras se servían otro vaso. Son joyas, sí joyas, se confirmaba ella sola.

Andrés quedó algo sorprendido, ya se había dado cuenta de que Sandra acababa de realizar un robo, pero lo que no se esperaba es que fuera en una joyería, su especialidad, a la vez se le escapó una pequeña sonrisa, entre las copas y el saber que lo que había atracado Sandra era una joyería.


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Espero que os vaya gustando. Pronto más 😁❤

Berlín. Después del atraco. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora