Un día para la depuración anual.
Bueno, no un día completo. Un par de horas. El vecindario estaba ardiendo, las personas salían y entraban con cargamentos de fuego, es claro con qué objetivo.- Malditos, yo confiaba en ustedes. - Se quejó Seungyoun observando todo el panorama desde su local, hasta que tres personas entraron en el establecimiento. - ¡Hangyul!
Unas pisadas apuradas se escucharon cerca de él. Hangyul traía una caja de diversas chucherías.
- Atiende a estos muchachitos, voy al baño. - ordenó, y el menor se acercó a la caja registradora rápidamente.
- ¿Qué se les ofrece? - preguntó con su mejor sonrisa. - Tenemos chocolates, cepillos de dientes, árboles de navidad..
- Descuida, nosotros miramos. - dijo el que parecía mayor.
Lee se sentó en la silla que antes había sido ocupada por su jefe. Su mejor amigo, Dohyon, entró en la tienda con una impecable sonrisa.
- ¡Mira quién está actuando de jefe! - bromeó y se sentó en otro banco, cerca de él. Hangyul sonrió pero no despegó la vista de las cámaras de seguridad.
- Cállate, solo fue al baño.
- Te veo, te veo en diez o quince años encerrado aquí dentro todo el día. - Rió el menor, pero Lee se mantuvo serio. - ¿Sucede algo?
- Mira esto. - llamó su atención y el menor acercó su rostro a las cuatro pantallas. - Él.. ¿Acaba de meter un chocolate en su bolsillo? - preguntó inocente.
- Sí, imbécil. Vamos a por ellos.
- ¡No, no! - negó, pero ya era demasiado tarde.
Dohyon caminó tenso y apurado hacia los estantes en los que se encontraban aquellos jóvenes traviesos, encontrándoselos al instante.
- Oigan, pequeños diablillos. -les
apodó. - Devuelvan eso. Están grandes para esas cosas.- ¿Devolver qué? - jugueteó uno, incluso el más tierno. - Nosotros no tenemos nada para ustedes.
- Tu. - Señaló al más bajo. - dame esa bolsa.
- ¿Cuál bolsa? - se mostró inentendido.
- La que tienes en el bolsillo, rápido. - unió sus cejas en una señal de enojo.
- No tengo nada, viejo imbécil. - se defendió con una mirada asesina. - No hay nada.
- A ver, niño estúpido. - Lo atrapó entre sus brazos y metió sus manos dentro de los bolsillos de su chamarra. - ¿Y esto? ¿Qué mierda es esto?
Una perfecta barra de chocolate a medio abrir. Hangyul abrió su boca buscando decir algo, pero simplemente se calló dejando actuar a su amigo.
- Iba a pagarla. - se excusó.
- Ajá, ajá. Ahora, lárguense de mi local si no quieren que llame a la policía. - Lo soltó bruscamente haciéndolo tambalear, sus amigos rápidamente lo sostuvieron.
- Genial. - Uno, muy alto, se acercó al que igualaba su altura. - Suerte en la depuración, gordo infeliz. - Al terminar observó a sus dos amigos, quienes estaban muy serios también. - Vamos, chicos. Tenemos armas que comprar.
El grupo de tres niños abandonó el local, dejando a los propietarios de la tienda solos. Seungyoun volvió del baño y los miró.
- ¿Pasó algo? - preguntó. - No te quiero de holgazán aquí, Hangyul. - Bromeó.
- Unos idiotas intentaron robar un chocolate. - Respondió Dohyon en lugar de su amigo. - Por suerte llegamos a tiempo. Los detuvimos.
- Ah, buen trabajo. - Rascó su espalda baja con desgano. - Si me permiten, voy a mi silla.
Su asiento, donde pasaba todas las tardes de la semana, atendiendo y cobrando a diferentes rostros.
...
- Quiero hombre ahí, - señaló un lugar. - más hombres ahí - esta vez apuntó a una esquina, cerca de una puerta. - Y muchos, muchos hombres ahí. Los más armados. - Indicó la puerta de la habitación del senador. - Del resto me encargo yo.
Junho estaba estresado. Su nuevo objetivo en la vida era defender a Kim Yohan, cueste lo que cueste. No solo por lo que sentía, ya que sabía que si lo ayudaba a sobrevivir, sería el nuevo líder del país y podría acabar con todo este sufrimiento de doce horas sin cargos.
- Oh, también quiero que refuercen todas las puertas, no sé si ya lo he dicho, pero quiero un sistema de seguridad extra en esas dos puertas. - volvió a ordenar mientras subía las escaleras, haciendo énfasis en las palabras "dos puertas".
- Eso es mucho. - opinó Minkyu, otro guardaespaldas, si se le podía decir así. - Creo que estamos bien sin reforzar las puer..
- No vuelvas a decirme qué hacer o te empujaré. - Se quejó, siendo frío. - Yohan hará un gran cambio. Voy a dar mi vida por él. Lo sé.
- Sí, confiamos en él. - esta vez habló Yuvin.
- Hombres aquí y aquí, ¡Esto tiene que ser más seguro que la maldita Casa Blanca! - exclamó. - Quiero un sistema de monitorización en esa sala, tenemos que oír y ver todo. Y allí. - señaló una gran habitación. - No permita que el senador salga de ahí en la depuración. Nadie puede saber que está ahí, no puede dejarse ver.
Cha se recargó en el marco blanco de una puerta, fingiendo estar cansado. Quería un cambio, al menos, una pizca de esperanza. La noche de depuración podría terminarse.
- Estás exagerando. - volvió a quejarse Minkyu. - No hay presupuesto para todos estos, arreglitos. A-además, al senador no le va a gustar, él querrá salir de ahí, moverse.
- No me importa, y el presupuesto se saca de donde sea. Nuestro senador corre riesgo en esta casa, y nosotros tenemos que hacer lo posible para defenderlo, ¿oíste?
- De acuerdo. - aceptó de mala gana. - aseguremos todo.
Yuvin le dio una mala mirada a Junho, quien estaba de brazos cruzados esperando que hagan su trabajo.
- Hermano, solo somos tu y yo. - el menor palmeó su hombro- Haz tu trabajo. Tenemos un senador que proteger.
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PURGE ✧ PRODUCE & X1
Fanfiction(:̲̅:̲̅[̲̅: 今 엑스원 歌 :]̲̅:̲̅:̲̅:̲̅) en el medio de la depuración anual.. ¿se podía confiar en alguien? ❥ terminada. ❥ más grupos en el transcurso de la historia.