Siento mucho la tardanza. Espero que les guste este nuevo capítulo, voten y comenten.
Siempre me hace ilusión leerl@s💕
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- Grimes, ¿qué haces aquí? - pregunto al verlo parado frente a mi puerta. - Por dios, entra. Estás empapado.
- Anaïs. - pronuncia antes de cruzar la puerta y tomarme entre sus brazos. - Necesitaba tanto verte.
- Grimes...qué te ocurre. - consigo decir mientras siento cómo mi pecho y mi estómago empiezan a humedecerse. - Me estás empapando toda. Grimes, suéltame.
- Diablos, estoy ensuciando todo tu suelo. - gruñe apartándose de mi lado, como si de repente, yo fuera la peste. - Y a ti. Lo siento tanto.
El suelo es lo de menos.
Lo extraño es su presencia aquí, frente a mi puerta, y en San Francisco. Él vive entre Chicago y Seattle, por lo que, tenerlo frente a mis ojos en esta noche tan cerrada y lluviosa hace que se me erice el vello de toda la nuca. Mucho más, tras como fue nuestro último encuentro frente al Hospital, algo incómoda y reveladora.
- No te preocupes por eso. - le digo ayudando a que se quite el chubasquero. - Deja los zapatos aquí. Iré a por un par de toallas. También algo de ropa de Caleb.
- ¿Él está en casa?
- No. - respondo. - Ha salido con C y con Killian. ¿Por qué?
- No quisiera incomodarte. - dice algo alterado. - Presentarme así, de esta manera, y sin avisar.
Todo miedo que, por un instante, hubiese aflorado de mi interior se desvanece inmediatamente. Y es que conozco a Grimes desde hace más de 5 años, y aunque puede resultar algo introvertido y callado, sé que no sería capaz de hacerle daño ni a una mosca. Sin embargo, todos los que lo conocemos sabemos que su verdadero problema tiene el nombre de una mujer, pues fue ella quien rompiéndole el corazón atrozmente, lo empujó a manos del alcohol durante varios meses.
- Grimes... - digo acercándome a él con la intención de que me eche el aliento. - Dime que no has vuelto a beber.
El hombre alumbra su boca con una sonrisa mostrando visiblemente esos colmillos de vampiro que tiene en su dentadura.
- No, tranquila. - responde, y yo recupero la respiración. - Estoy sobrio. De hecho, hoy celebro mi primer año sin probar una sola gota de alcohol.
- Eso es maravilloso.
Grimes introduce una mano en el interior del bolsillo de su pantalón, y saca la pequeña insignia que la Asociación de Alcohólicos Anónimos otorga a los integrantes como premio a su abstinencia.
- Me gustaría que te la quedaras, Anaïs. - confiesa. Abre la palma de mi mano y deja caer la insignia en ella. - No quiero oír un no. Quédatela, por favor.
- No-no entiendo. ¿Por qué yo?
- Porque eres la mejor amiga que he tenido jamás, Anaïs.
- Es muy dulce de tu parte, pero no puedo aceptarlo. - respondo volviendo a entregársela. - Esto es mérito tuyo, cariño. Sé lo difícil que es enfrentarse a este tipo de adicción, yo misma lo presencié con mi padre, así que deberías conservarlo contigo para que no olvides lo lejos que has llegado.
- Por favor... - dice tomando mis manos. - Si he viajado hasta aquí es para que aceptes. Di que sí, Anaïs.
- ¿Has venido desde Chicago para regalarme tu insignia?
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No me olvides🌾
RomanceAnaïs Coleman tenía la vida que siempre había deseado, con un marido al que amaba y al cuál consideraba el amor de su vida. Caleb era un sueño hecho realidad. Así que, cuando el pequeño fruto de su amor empezó a crecer en el interior de su vientre...