Diario I, pág. 05

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Nada es cuestionable para un adulto que cree tener las suficientes influencias para quebrantar las leyes; el día de la violación así lo comprendí. Roberto se había casado con mamá un año después de que mi padre la abandonó por una joven apenas dos años más joven que yo. Recuerdo haber estado días enteros llorando la desgracia de habernos quedado solas, y tal vez por esa misma razón mamá se precipitó en buscar un hombre que ocupara el sitio vacío.

Él, alto, moreno, robusto, abogado de profesión y pariente de un notario, deslumbró a mi madre con su automóvil último modelo, nosotros no teníamos ni para llevarnos un pan a la boca, incluso tuve que empezar a trabajar para poder continuar con mis estudios, así que el dinero de Roberto, en un principio se convirtió en un alivio momentáneo, aunque sin saber que luego pagaría cada centavo con lágrimas de sangre.

Al principio era amable, detallista cariñoso, un profesional que gustaba de la cocina y de la buen sazón del hogar, yo siempre me pregunté porque con tantas virtudes no había tenido ya una familia. Creímos, mamá y yo, que nos habíamos sacado la lotería, pues era en verdad muy considerado, siempre que necesitaba dinero para un material de la escuela, Roberto tener la generosidad de darme mil pesos, sin importar si sólo necesitar el 10 por ciento de esa cantidad. Así que comencé a sentirme riquilla en una escuela pública, incluye llegó el  momento en que pensaba que ese no era mi lugar, y que con una simple petición Roberto me cambiaría de colegio, en donde enseñan hablar inglés y fuera materia forzosa computación, pero no lo hice porque siempre creí que lo abuso no es de gente decente, además de que eso implicaría alejarme de mis amigos.

¿Qué hacer con 200 pesos diarios de gasto cuando la escuela las tortas apenas y cuestan 20?, pronto me llegaron con invitación a probar alcohol, pero aún así, dando 50 de cooperación, todavía me quedaba lo suficiente como para buscar más diversión y entretenimiento. Más no le hice a las drogas, esas sustancias en verdad embrutecían a mis compañeros, además de quemarles los dedos, terminaban acostándose con quién no debían, yo pensaba que eso no era vida.

Continuamente pensaba cómo sería mi primera vez, sobre todo con mis compañeros desnudaban el torso al bailar, pero eso era sólo una ilusión pasajera, ninguno de ellos estaría con alguien tan poco desarrollada como yo pues era muy planito de todos lados, hasta mis piernas parecen dos Popotitos a punto de quebrarse.¿ podría gustarle así a alguien ?, pronto averigüé que sí, a la persona menos pensada..., mi padrastro.

Roberto se volvió amable, accesible, tajantemente considerado conmigo y digo tajantemente, porque dejó de consentir a mamá y comenzó a cumplir todos mis caprichos, tanto como si yo tuviera una varita mágica para descargar en forma material todos mis pensamientos. Ropa, zapatos, aretes, pulseras, discos compactos, DVDs. Incluso un día en que acababa con las tiendas de ropa nos encontramos con Mario, el chico más guapo de mi clase, y al que no le puede quitar la vista de encima. Pronto él me reconoció:

-Mayra, ¡que sorpresa! ¿Cómo estás?

-Bien - respondí feliz de encontrármelo-. Mira el es mi padre, Roberto - lo dije así porque eso de padrastro se oía horrendo.

-Muchogustoseñor-dijo amablemente Mario mientras extendía su mano, no obstante, Roberto no pareció simpatizar con el y se dio media vuelta.

-TenemosqueirnosMary -dijo Roberto muy serio.

Su actitud no me pareció extraña, sólo pensé que Mario no estaba vestido de su agrado y que le pareció muy informal.

-Teveré luego -le dije mientras daba media vuelta y casi perseguía a mi padrastro.

Al día siguiente, Mario y yo coincidimos en estos del colegio, al parecer se había volado las clases de la mañana.

-Hola, Mario-dije en cuanto me aproximé a él.

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