Capítulo 34: manta con cojines

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La idea de ver a Axel me ponía nerviosa. Normalmente cuando iba de camino a una cita, subida en la furgoneta que venía a buscarme a casa de Max, ya iba inquieta, pero hoy definitivamente iba atacada. No sabía a qué Axel me iba a encontrar después de las grabaciones que había pasado. Y no me refiero exactamente a la bofetada que le había dado Oriana, más bien en que había estado extraño durante todo el programa.

La furgoneta me dejó de nuevo en un parque y me encaminé hacía la zona de césped donde el equipo me estaba esperando. Dos chicas me pusieron el micrófono mientras Lucía me explicaba que mientras esperábamos a que llegase Axel, el cámara me grabaría mientras colocaba una manta con varios cojines para que mi tronista y yo estuviéramos cómodos.

Así que eso fue lo que hice durante los minutos que estuve esperando a Axel. Coloqué una manta de un rosa clarito con varios cojines de plumas unos de color azules y otros verdes. Antes de sentarme para esperar a mi tronista, me estiré mi falda de un blanco roto con estampado de flores rosas y mi camiseta gris de manga corta que se ajustaba a mi silueta. También me quité mis bambas blancas y me aseguré que el collar que me había regalado Axel en nuestra última cita se viera descansando sobre mi pecho.

Durante los próximos dos minutos, intenté hablar con Lucía y preguntarle sí sabía algo de Axel, pero había estado hablando por teléfono todo el rato. Seguramente estaría hablando con Alfonso, el coordinador que siempre acompañaba a Axel. Cuando estuve a punto de estirarme sobre el mantel y esos cojines que parecían tan reconfortantes, vi un chico de lejos, seguido por un joven que sostenía una cámara y otros integrantes del equipo.

Axel vestía una camiseta de baloncesto de los Chicago Bulls y unos pantalones claros que le quedaban por encima de las rodillas. Su pelo tan bien peinado como siempre y unas bambas deportivas también de colores oscuros. Su piel se veía más morena bajo el sol de la tarde y el color de sus ojos desde lejos pude ver cómo estaban apagados, algo inusual en ellos. Cuando Axel estaba a pocos metros de mí, él me dedicó una sonrisa tímida y justo en ese instante me puse en pie para recibirle con un abrazo.

-¿Cómo estás?- Susurré mientras enredaba mis manos en su cabello castaño y notaba como él me devolvía con la misma energía el abrazo.

-Ahora bien.- Musitó y marcó un espacio entre nosotros.- ¿Y tú?

-Preocupada.

-¿Y eso?- Axel frunció su ceño y ambos nos sentamos en la manta que había preparado. Axel se tumbo de medio lado, apoyando su codo en uno de los cojines azules, mientras que yo me senté en frente de él y poniendo un cojín encima de mi regazo para evitar que pudiera ver mi ropa interior debajo de mi falda.

-Te he visto raro en las grabaciones.

-Se podría decir que hoy no ha sido mi mejor día.- Axel se encogió de hombros.- Pero estoy bien, Carol, no tienes que preocuparte.- Él estiró su mano y nuestros dedos se entrelazaron en perfecta sintonía, como si ya estuvieran acostumbrados a hacerlo.

-Sé qué te pasa algo más, antes que pasara todo lo sucedido respecto a Oriana, te vi... triste, no sé. No tenías esa energía y esa sonrisa que siempre luces cuando entras a plató.

Axel se mantuvo en silencio durante unos instantes. Me estaba observando atentamente y parecía un poco sorprendido por mis palabras.

-Veo que tú también empiezas a conocerme mejor de lo que me pensaba.- Axel soltó mi mano y la elevó hasta llegar al alcance de mi copo de nieve.- Llevas el collar que te regale.

-Y esta mañana también lo he llevado, aunque casi muero por ello.

-¿Y eso?

-Mi estilista dice que tienes mal gusto para los regalos femeninos.- Axel desprendió una carcajada prácticamente al momento y saber que yo había sido la causante me lleno de satisfacción.- Pero quiero que sepas que yo te defendí. 

El diario de una pretendientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora