OS.

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Intenta alejar los pensamientos negativos de su mente. Hongjoong está bien, volverá y seguro llegará tan mal que quizás vomite antes de llegar a su cama.

Pero él estará bien.

Ve el reloj que marca 3:34 y decide que es momento de enviar otro mensaje.

¿Dónde estás?

Ni siquiera lo abre.

Está cansado del constante sentimiento de miedo, no le gusta la angustia que llena cada parte de su ser y vacía su mente con pensamientos que no desea tener.

Pero no tiene tiempo de pensar sobre el estrés.

Es la segunda vez en la semana que hace eso y ha perdido la cuenta de cuantas veces lo ha hecho en el año.

Prepara un té como si estuviera en modo automático, tan natural que se volvió hacerlo.

Siempre la misma rutina.

Hongjoong sale de noche, sin siquiera avisar antes, solo cuando regresa del trabajo él ya no está. Y es ahí donde empieza su martirio.

Depende del humor de hongjoong cuánto tiempo se divertirá en la noche, a veces regresa muy temprano y otras veces hasta que el sol se asoma. Pero siempre lo hace.

"Mierda hongjoong, por lo menos abre los mensajes"

Sus ojos arden, no sabe si es por las lágrimas o por obligarlos a mantenerlos abiertos.

Ha aprendido con el tiempo que si sale a buscarlo no lo encontrará, el nunca se queda en un solo bar. A veces se queda en casas de extraños.
 

Cuando se acaba su té decide dejar de dar vueltas por toda la casa y acostarse en el sofá. La bombilla le lastima (aún más) sus ojos pero siente que si se vuelve a parar para apagar la luz comenzará a tirar cosas.

Su cabeza está cansada, no quiere pensar ni recordar  tan rápido.

Su miedo nació desde que los padres de menor lo dejaron solo y el no volvía, si no fuera porque su madre tuvo la decencia de llamarle (quiere creer que preocupada) para saber si se había quedado con él nunca se hubiera enterado.

Y aunque no fuera religioso en su momento le agradeció a Dios. Porque él volvió, tal vez no en el mejor estado pero lo hizo.

Hongjoong se sentiría tan inútil al despertar porque había fallado.

sus padres nunca se preocuparon por cuidar su salud mental, así que seonghwa cargaría con angustia cada vez que hongjoong decidiera salir.
Fue mucho peor cuando decidieron vivir juntos y hongjoong tuvo más libertad.

Entonces hongjoong saldría hasta tarde, dejando a seonghwa esperándolo como un perro.

Entre tantas cosas en su pensamiento escucha la puerta intentando ser abierta, sus ojos se dirigen rápidamente al reloj donde brilla el 4:42.

E igualmente sabe de memoria lo que viene.

Hongjoong tira sus llaves a algún lado junto su chaqueta, maldiciendo algo, entre sus murmullos y  sus piernas torpes dirige su mirada a él esbozando una sonrisa tonta.

—Hola cariño— le dice para estirarle la mano y levantarlo del sofá —¿Por qué no has dormido?— su voz sale arrastrada como de costumbre sin embargo es cuando sale más tranquila, sin carga alguna.

Seonghwa no contesta pero sigue al menor por el pasillo hasta su habitación —¿Puedes dormir conmigo hoy?— hongjoong pregunta y seonghwa asiente sin importarle que el pelirrojo no lo esté viendo.

Seonghwa se sentirá incómodo por el olor a alcohol y humo pero eso no evitará que cuando hongjoong se duerma él lo abracé tan fuerte, con miedo de que se vuelva a ir y esa vez no regrese. 

DOG.  ; seongjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora