CAPITULO 1: UFF QUÉ CALOR

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Me sofocaban las paredes de este departamento de mala muerte, ya no lo soportaba más, a veces quería salir de aquí, correr a algún antro y pagarle a uno de esos muchachotes por sus servicios. Servicios sexuales.

Yo no quería un amante, sólo necesitaba sexo. Verdadero sexo. Vivía frustrada y a la vez con culpa. Mi esposo era una un sueño de hombre, un par de años mayor que yo y me consentía en todo… menos en lo que más anhelaba.

Me casé con Gale… la verdad porque está muy bueno, cuando me pidió matrimonio salté en una pata por días. No podía creer que el buenote quisiera casarse. Siempre fuimos amigos, desde la escuela pero apenas saliendo de la secundaria nos hicimos más cercanos debido a que nuestros padres eran amigos y murieron juntos en un accidente de coches. Los dos iban más borrachos que Homero Simpson.

Por ese entonces mi madre me abandonó y me quedé sola. Literalmente se largó. Dijo que no soportaba la ausencia de papá y regresó a su natal Vancouver. Quizás fue que no quise seguirla, no quería dejar mi escuela y a mis amigos para refundirme en una ciudad extraña. Me quedé con el poco dinero del seguro de papá que se acabó cuando cumplí 18. Desde entonces tuve que trabajar para mantenerme. Fue duro al principio pero luego me acostumbré. Tenía el apoyo de Hazzele, Gale y sus demás hermanos, eso fue de mucha ayuda.

Que ilusa fui al pensar que todo sería perfecto. Me vine a enterar en la noche de bodas que él tenía un pequeño problemita.

Era impotente.

Sí, era impotente. ¿Cómo no me di cuenta? Fácil porque nosotros no… nunca… o sea yo creí que él quería que esperáramos hasta casarnos. Un poco rara esa idea pero me lo creí. Siempre me frenaba cuando me le tiraba encima. ¿Por qué no probé el pastel antes de comprarlo?

No había nada que lo ayudara. Y lo peor de todo era que apenas quería ver al médico, decía que el matrimonio no se basaba en el sexo y que me amaba mucho.

Llevo 6 meses en esta agonía y me repito siempre que el sexo no es importante pero en días calurosos como hoy en donde cada canal de la maldita televisión muestra escenas eróticas me enfado más. Y no sé con quién sentirme más molesta, conmigo o con mi marido.

Mi vida era un asco.

Recordé entonces el día en que me enteré del pequeño problemita de Gale, la noche de bodas.

.

Después de una sencilla recepción a la que asistió mamá, tomamos un vuelo a Miami, nos registramos en un bonito hotel y llegó la noche. Esperaba ansiosa, algo de miedo tenía pero sabía que sería maravilloso. Gale se veía cansado, se dio un baño y se durmió. ¡Se durmió!

Esperé pacientemente a que fuera de madrugada, lo deje descansar varias horas, creí que si esperaba a que él estuviera descansado todo iría mejor que bien. Apenas se movió, lo abracé. Yo traía puesto un pequeño camisón blanco y con eso quería decirle que estaba dispuesta a que me iniciara en esos terrenos desconocidos. ¡Que hiciera conmigo lo que quisiera!

Mi esposo era un hombre enorme y de buen ver. Fuertote y grande eso me hacía imaginar noches enteras llenas de pasión.

—Catnip ¿estás despierta?—preguntó apenas abrió los ojos. ¿Qué creía, que me iba a dormir cuando lo que necesitaba es romper la cama?

—Sí. No he podido dormir— dije pasando una de mis largas piernas entre las suyas.

Se volteó a abrazarme pero segundos después me di cuenta de que no trataba de hacer nada más. Así que decidí insinuarle que yo estaba lista. Me subí sobre él.

CONSERJE MELLARK -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora