Profligate & Proclivities - Orgullo y Prejuicio

XI

Elizabeth fue dirigida a una amplia y armoniosa habitación de huéspedes por Mandy, una joven casada, cuyos padres fueron parte del servicio de Netherfield durante mucho tiempo. "Hola Mandy, no sabía que estabas trabajando aquí".

"Sí, señorita. La señora Nichols me recomendó al señor Bingley cuando la casa fue alquilada".

"Bueno, estoy segura que Jane no pudo tener mejor compañía a cargo de su cuidado. ¿Cómo ha pasado la noche mi querida hermana?

"Tuvo una noche difícil, la pobre no pudo dormir a causa de la fiebre, cuando dormitaba un poco, la tos la despertaba. El Sr. Jones le dio un preparado hace una hora y ella ha podido descansar."

"Entonces, me sentaré con ella mientras duerme. Mandy deberías bajar por un refrigerio y descansar, también lo necesitas, no querría que enfermes.
"Gracias por cuidar a Jane".

"Fue un placer, señorita."
Cuidar a la señorita Jane no ha sido ninguna carga, ni siquiera por no poder dormir a causa de su fiebre", respondió la doncella y se volvió para irse.
Ella continuó murmurando en su camino "¡A diferencia de otros residentes de esta casa... las Bingley,
sin ningún problema continuaría al cuidado de la amable señorita Jane, y otorgar bienestar al bajar su fiebre, no placer sin embargo, de eso se encargaría la ayudante de cocina, la joven señora Field, tal como le tempera la calentura al miembro del señor Darcy en condenables felaciones, sin vergüenzas! "
"¿Con cuanto más descaro e hipocresía conviven estos nobles?"

Después de que Mandy se retiro, Elizabeth se acercó a Jane, confirmando que aún dormía, aunque tenía la cara enrojecida, su respiración no era difícil. Después de reemplazar el lienzo en su frente, se sentó a su lado.

"Oh, Lizzy. Has venido", susurró Jane poco después.

"Por supuesto que sí, tonta. Vine tan pronto como recibimos tu nota".

"No quería preocupar a mis Papás, y hermanas, pero anhelaba tu compañía Lizzie. Puedo descansar mucho más fácil ahora que estás a mi lado".

En ese momento, alguien llamó la puerta, era Caroline, asomó la cabeza, preguntó si ella y Louise podían unirse a ellos.
Procedieron a bañar a Jane sin ayuda, con cariño y solicitud. Para Elizabeth, Caroline parecía haber perdido el desagradó que había mostrado antes, ahora la trataba con amabilidad.

Agradecida por la amabilidad y atenciones que le proporcionan a Jane, Elizabeth se entusiasmó con su compañía y se produjo una agradable conversación.

Cuando se dieron cuenta de que Jane estaba cansada, las anfitrionas se hicieron excusarse. En la puerta, Caroline sugirió: "Señorita Eliza, el Sr. Jones recomendó que Jane no se moviera hasta que esté más recuperada. Ya que usted es un gran consuelo para ella, ¿Le gustaría quedarse aquí hasta que esté lo suficientemente bien como para regresar a casa?"

"Gracias, señorita Bingley, es muy amable de su parte. Lo aceptaré gustosamente, abusando de su bondad ¿Podría enviar a un lacayo? En unos minutos, le escribiré una nota a mi Padre y le pediré algunas cosas personales a Longbourn".

Las damas se fueron y Elizabeth se sintió muy agradecida con las dos hermanas.
Dirigiéndose a su hermana, Elizabeth dijo: "Ahora quiero que descanses Jane, estaré contigo todo el tiempo." Elizabeth no abandonó la habitación hasta que llegó la hora de vestirse para la cena.
La aprobación de su padre y sus baúles se entregaron de manera oportuna y, con la ayuda de Mandy, Elizabeth sintió que se veía lo suficientemente presentable como para unirse a los residentes de Netherfield.

En la cena, el Sr. Bingley se mostró entusiasmado en darle la bienvenida por tenerla de huésped, y luego preguntó por Jane. Elizabeth se entristeció al informar que aún no cesaba la fiebre y la tos, pero confiaba que con sus cuidados y con las eficientes dosis del Sr. Jones y reposo, pronto mejoraría.
Las hermanas Bingley agregaron su simpatía, buenos deseos y continuaron discutiendo sobre su nuevo hogar y cómo encontraban tan encantador el vecindario.