CAPITULO 2: ¡DIOS MÍO, LÍBRAME DE ESTA TENTACIÓN!

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Días después, Gale me llevó a una cena con gente de su trabajo, más de uno de sus socios me miraban con lujuria, mi esposo se daba cuenta pero era un hombre tan apático que su mayor explosión sería hacerse pipi. Y ni con eso se le levantaría.

Allí iba otra vez pensando en las miserias de mi marido. No entiendo cómo es que nunca le he sido infiel. Será porque no quiero ser el pasatiempo de nadie. Me rehúso a que me tomen como un objeto. Tampoco es que quiera un gran amor pero dicen que la esperanza es lo último que se pierde.

Regresamos antes de la media noche porque para variar mi esposo no sabía bailar, nunca nos quedábamos hasta muy tarde. Quise darme un baño pero no había agua. Rayos ¿Qué tendría que hacer?

—Gale no hay agua— le grité desde el baño.

—Llamaré a la administración— respondió.

No por favor, pensé, no traigan al objeto del pecado. A ese pedacito de chocolate blanco en forma de conserje.

—Katniss voy a ver el noticiero por favor atiende al conserje, parece que hay racionamiento de agua en la zona hay debemos abrir las llaves de los tanques que hay sobre el edificio— dijo Gale entrando a la habitación y cerrando la puerta.

¿Yo solita con ese hombre? ¿Con "Súper Mellark arregralotodo"? Hiperventilaba otra vez. Un extraño cosquilleo se apoderó de mi piel, sobre todo en las zonas que él tocó hace unos días.

Ay Katniss, necesitas urgentemente un psicólogo, un psiquiatra o un buen polvo. No puedes fantasear con el conserje del edificio ¡Por Dios! ¿Qué clase de mujer eres?

"Una muy, muy necesitada" me respondió mi conciencia traviesa.

No pasaron ni cinco minutos y llamaron a la puerta, yo estaba con mi bata de baño azul delgada. Abrí de golpe, allí estaba, con sus ojos azules sensuales y su pecaminoso cuerpo bien formado.

¡Pero que pervertida me estaba volviendo! Traté de echar los malos pensamientos de mi cabecita loca.

—Hola Peeta, lamento que te llamáramos tan tarde— me disculpé.

—Es un placer señora— dijo recorriéndome discretamente con la mirada. Un nuevo estremecimiento se apoderó de mí. Me hice a un lado para dejarlo pasar. Lo seguí cuando fue directo al baño.

— ¿Te ayudo en algo?— me ofrecí.

—Bueno, si lo desea— dijo suavemente.

Esto era el colmo hasta sus palabras eran sensuales, placer, deseo. Si supiera lo que mi mente cochambrosa pensaba de él, seguro saldría corriendo de aquí. ¿O no?

— ¿Entonces qué hago?— pregunté. Sería mejor que haga algo útil y en lugar de destilar feromonas.

— Bien, abriré la llave alterna que conecta con los depósitos de agua del edificio. Necesito que pruebe la grifería. Abra el llave del lavabo o de la regadera para comprobar si ya hay agua— dijo agachándose junto al lavabo. Me quité los zapatos y entré a la ducha, no quería mostrar nuevamente mis piernitas abriendo el grifo del lavabo con él debajo maniobrando sus llaves de fontanería.

Abrí la regadera... no caía nada. Volví a mirarlo trabajar. Así desparramado debajo de mi lavabo se veía violable. Mala suerte la mía, estoy casada ¡Casada!

De pronto oí un ruido seco y sentí un chorro frío muy fuerte y copioso sobre mí, había abierto totalmente la llave y no la cerré ¡Que tonta! Ahogué con una de mis manos el grito que salió de mi boca. Peeta se giró a verme y corrió a ayudarme, rápidamente me sacó de allí. Estaba totalmente empapada. La camiseta del conserje era clara y ligera, se le pegó su cuerpo delineando sus aún más músculos. Otra vez empecé a temblar, no sé si de frío o de verlo todo mojado.

CONSERJE MELLARK -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora