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"Sé fiel.

A ti mismo, por encima de todo.

Sé fiel a tus creencias, a lo que sientes, a lo que piensas.

Sé fiel a aquel niño que soñaba con ser adulto.

Demuestra que el camino ha merecido la pena.

Sé fiel aunque te rompas,

aunque no quieras volver a intentarlo,

aunque el sofá termine siendo tu única compañía.

Sé fiel. A nada. A nadie. A ti"

***

El Hotel de Rome era sencillamente impresionante. Si por fuera el edificio ya dejaba en evidencia el status del alojamiento, las dependencias interiores no decepcionaban ni contradecían el espíritu de la fachada. Desde luego, pasar una noche aquí no era precisamente barato, pero no cabe duda que el entorno también hace mucho a la hora de disfrutar de una ciudad y sobre todo recordarla. El entorno... y la compañía.

Atravesaron el pequeño pero lujoso hall y llegaron hasta los ascensores acristalados, un receptáculo muy amplio y luminoso. Bien podría haber sido el escenario perfecto para rodar una escena dentro de una cápsula del tiempo. Subieron acompañadas por otra pareja, dos chicos que no se soltaron la cintura en todo el ascenso, mientras que Chaeyoung y Mina se miraban con timidez deseando hacer lo mismo.

Al entrar en la habitación, Chaeyoung se quedó impresionada nada más abrir la puerta. Había pasado por centenas de hoteles durante sus giras: alojamientos lujosos y habitaciones en las que uno se siente como en casa a pesar de la inevitable frialdad que siempre desprenden los hoteles; sin embargo, aquella estancia tenía algo especial. No quiso ser indiscreta y preguntarle a Mina si lo había pagado ella o si su cliente le había proporcionado también el alojamiento, pero sin duda era el claro reflejo de que no le iba nada mal. Se alegraba tanto...

La habitación constaba de tres zonas diferenciadas. En el recibidor, se emplazaba un amplio armario vestidor y acceso al cuarto de baño, el cual gozaba de una gran ducha de obra; a continuación, un pequeño salón con sofá, mesa de café y sillas y un amplio escritorio donde Mina pasaba las noches editando sus fotografías a pesar del cansancio; por último, la habitación, con una gran cama, televisión y una pequeña terraza donde desperezarse por las mañanas con la brisa berlinesa. La decoración era exquisita: predominaban los tonos marrones y blancos, con algunos tintes de negro y rojo, dando al espacio una sensación de elegancia y funcionalidad por igual. La Suite Classic sin duda era un lugar para soñar.

Mina le pidió que tomara asiento en el sofá mientras le ofrecía algunas bebidas del minibar y unos cuantos bombones. Eligieron prepararse un Gin-tonic cada una y rieron ante la posibilidad de añadirle algunas flores de las macetas de la terraza; habían visto copas que parecían más una ensalada que una bebida. A esas alturas de la noche, la complicidad ya no podía crecer más y ambas eran conscientes de que se encontraban en un punto de no retorno.

Chaeyoung dejó su copa prácticamente entera sobre la mesa y continuó disfrutando de la presencia de Mina. No quería que el alcohol pudiera enturbiar lo más mínimo el recuerdo de aquella noche, igual que tampoco quería tener al día siguiente una víctima a la que culpar de todos los principios y valores morales que iba a traicionar en unos pocos minutos. Quería ser ella, con todas las consecuencias, la única responsable de lo que iba a hacer. O más bien, de lo que ya había hecho. Porque aquello llevaba muchos años, demasiados, macerándose en su conciencia. Con cada noche que se había quedado dormida pensando en Mina, ya había engañado a Yeri; con cada canción que le había dedicado, en secreto, también lo había hecho; cada vez que miraba al escenario y deseaba encontrarla entre la gente para cantarle a ella, directamente a sus ojos, era una nueva traición no deseada.

Lo que nunca fue - MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora