Capítulo 15: El miedo a avanzar

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Natalia había sido muy buena con ella desde que habían vuelto juntas.

En general, eran los pequeños gestos que tenía con ella lo que la volvía loca.

Y estos habían aumentado considerablemente.

Había vuelto a redecorar el antiguo estudio por ella, era un espacio que la morena había utilizado como zona de tortura emocional desde hacía 5 años, pero ahora que se había mudado de nuevo, las cosas habían cambiado. 

Era su regalo de Navidad para ella.

Aunque realmente no lo estaba utilizando tanto, porque cada vez que Natalia estaba en casa le gustaba sentarse a su lado.

Hablar de lo feliz que estaba de poder volver a las andadas con la morena podría ser un eufemismo.

A veces la sorprendía mirándola. 

Admirándola.

Estaba completamente enamorada de ella.

Natalia miraba su teléfono después de que este vibrara por cuarta vez.

- Mierda, se me había olvidado decirte que mis padres nos han invitado a cenar este sábado - la miró - Quiere que vayas, así que no puedes buscar ninguna excusa para escaquearte.

Era la primera vez que la morena quería que fuera por voluntad propia con su familia a cenar.

La primera desde que le contó a su madre toda la situación con su relación.

Y se sentía un poco nerviosa al respecto.

- ¿Ah sí? Vaya... ¿y eso?

- Santi ha venido de vacaciones con su familia. Estaría bien poder verlos... - se rió, y eso confundió a la rubia.

- ¿Con su familia?

Todo lo que sabía era que su hermano se había casado justo antes de que ellas se divorciaran.

- Mi hermano tiene una hija pequeña, y viene otro en camino - explicó orgullosamente la morena.

El pecho de Alba se tensó.

Le dolía.

Porque no sabía que tenía una sobrina.

Aunque técnicamente no había sido su tía durante todos estos años.

- Santi es padre... - murmuró Alba ante aquella revelación.

- Sí - algo cambió en la expresión de Natalia antes de ser reemplazada por una sonrisa de oreja a oreja - Tengo fotos de ella por aquí - desbloqueó su teléfono y entró en la galería antes de encontrar una carpeta llamada 'Marilia'. Le entregó el móvil - Esta es Marilia, tiene seis años todavía... no la veo desde un poco antes de que te mudaras de nuevo conmigo.

Nunca había visto a Natalia tan emocionada hablando de niños, pero parecía diferente cuando estaba relacionada con aquella pequeña. La niña tenía el pelo rubio oscuro, igual que Natalia cuando era pequeña, y definitivamente tenían cierto parecido entre las dos. Sin embargo, sus ojos eran azules como los de Marina, la mujer de Santi.

- ¿Por qué nunca me hablaste de ella?

Natalia se encogió de hombros.

- En realidad nunca surgió el tema. Desde que Santi y Marina se mudaron a Barcelona solo los veo esporádicamente. Aunque les envió dinero para la pequeña por su cumpleaños y en Navidad.

- ¿La viste mientras nos estábamos viendo de nuevo y no salió el tema ni una sola vez? Quiero decir... ya no soy ninguna extraña para tu familia... me duele que no me lo contarás, Nat - se llevó una mano al pecho.

Entre mis manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora