Parte X: El hombre con el ramo de rosas

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Hoy era sábado. Kongpob y Arthit llegaron al frente de un edificio, el lugar de la boda de Bright y Pern.

Era raro para la pareja salir en sábado. Solían quedarse en su apartamento y disfrutar su tiempo juntos. En especial Arthit, quien solía dar vueltas en su cama, principalmente porque su cuerpo seguía adolorido como resultado de su actividad salvaje la noche del viernes.

Cuando entraron a la sala, todos los invitados estaban allí. La mayoría de ellos era gente que Kongpob y Arthit ya conocían. Bright y Pern dieron a propósito una boda pequeña y simple, dulce y privada.

Bueno, no fue Bright quien escogió el tema de la boca, claro está.

—¡Llegas tarde! —Tutah regañó a Arthit en un susurro. —Se supone que estarías aquí hace una hora.

Arthit se rascó la nuca, la cual, por supuesto, no le daba comezón. No había forma de que pudiera decirle a Tutah el verdadero motivo. Echó un vistazo a Kongpob quien estaba de pie a su lado, pidiendo ayuda.

De inmediato, Tutah se dio cuenta del sospechoso acto.

—¿Qué es? ¿Qué haces? —Preguntó escéptico. —¡Kongpob!

—Sí, P'Tutah —Kongpob, quien estaba ocupado mirando alrededor, saludando gente con expresión contenta, respondió de inmediato a su mayor.

—¿Por qué llegaron tarde?

—P'Arthit se despertó en el último minuto.

Arthit se arrepintió de haber hecho que Tutah se diera la idea de preguntarle a Kongpob justo después de que su novio respondió. Kongpob era coqueto, pero nunca mentía.

—¡TÚ! —Tutah le pegó a Arthit por diversión, mientras Arthit intentaba evitarlo con sus manos. —¡Ambos durmieron en el mismo cuarto! ¿Cómo puede ser que sólo tú te despertaste tarde? —Tutah negó con la cabeza, divertido. —Y tú, Kongpob, debiste haberlo despertado.

—No podía hacerlo —se opuso al pensamiento. —Tuve que esperar hasta que se sintiera bien porque nos excedimos la noche pasada.

—¡Kongpob!

Arthit no podía creer lo honesto que era su novio. Además, Tutah sonrió a Arthit, burlándose de él.

—¡¿En qué estabas pensando?! —Arthit le gritó a su novio. —¿Por qué le dijiste?

—Está bien, está bien. Puedo entenderlo todo, muy bien, perfectamente —intervino Tutah. —Si quieren pelear, ¡búsquense un cuarto!

La expresión de Kongpob evidenció que aún no entendía por qué Arthit lo regañó. De cualquier forma, como Arthit empezó a alejarse para ir hacia Bright y Pern, Kongpob no preguntó más.

—Ai'Bright, Pern, ¡felicidades! —Arthit saludó a sus amigos que estaban de pie en el altar.

Bright posó como si fuera a patear a Arthit.

—¡¿Qué clase de padrino eres?! Llegas tarde y me felicitas como si nada.

—Lo importante es que vine —sonrió Arthit. —No, sólo bromeo. De verdad lo siento. Él no me despertó —Arthit culpó al hombre detrás de él.

—Ow, yo sólo...

—¡No! No hables —Arthit lo miró amenazante.

Había una sonrisa engreída en el rostro de Bright.

—Tú, 0062 —se sostuvo del hombro de Kongpob. —¿Qué hicieron anoche que lo hizo despertarse tarde?

—Yo...

1. La historia de la pareja que no podía vivir sin el otroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora