capítulo 11💜

49 5 13
                                    

Jimin abrió los ojos a una blanca neblina. Sentía las piernas pesadas e intentó moverlas sin éxito. Apoyó las palmas de las manos sobre una superficie dura y húmeda para tratar de incorporarse.

[¿Que es esto?] Puso la mano sobre la madera blanqueada. Esperaba encontrarse en una cama o en el suelo de su departamento. Miro a su alrededor y entrecerró los ojos tratando de ver entre la empresa neblina. [¿Dónde estoy?].

Un hormigueo se propongo por sus piernas cuando se le empezaron a despertar. Una fresca brisa le provocó un escalofrío. Estaba al aire libre, en algún lugar. Pronto la neblina comenzó a dispersarse y oyó unas gaviotas volando sobre el. Levantó la mirada cuando un pájaro extendió sus alas blancas y planeó por el cielo. La parte final de sus alas eran negras, como si estuviera manchadas de tinta.  El cielo empezó a girar, así que se agarró al suelo de madera para mantener el equilibrio. Cuando se le pasó el mareo, se dió cuenta de que estaba sentada en la parte inferior de una plataforma de frente a lo que parecía ser el océano.

Las olas revolvían las grises aguas y las gaviotas se zambullìan en ellas para cazar el desayuno. Es decir, el pensaba que era por la mañana. En realidad era difícil saberlo con esa neblina tan áspera. Se tranquilizó a si mismo y camino arrastrando los pies por la plataforma de madera, pese a que sus piernas aún se tambaleaban. Había algo en ese lugar que le resultaba extrañamente familiar.

A su derecha, un destello color rojo llamo su atención, así que lo miro varias veces con recelo [¡Es el puente Golden Gate!]

Se presiono las sientes con las manos. Tenía la cabeza como si le fuese a explotar. [¿Que está ocurriendo?].

Trato de recordar lo último que hizo: la música, las cartas, la cuchilla...

—Supongo que lo hice. Estoy muerto. Pero, ¿Es el cielo o el infierno? —.

—Eso depende de ti—.

Se giró y grito al atisbar una silueta alta deslizándose hacia el de una forma tan ingrávida como la niebla que les rodeaba. Examinó algo con que pudiera protegerse, aunque la lógica le decía que si estuviera en el infierno seria inútil intentarlo siquiera. A medida que la silueta se iba acercando, empezó a sentir que una extraña sensación de calma lo inundaba. Unos ojos de un color claro se aferraron a los suyos mientras se aproximaba cautelosamente. Tenía una piel de porcelana perfecta pese a que la forma en la que apareció le hacía parecer mayor.

El aparto la mirada para evitar su rostro sobrenatural y se abofeteó mentalmente. Su padre le había enseñado que las miradas podían engañar y que siempre debía estar en guardia con los extraños. Su reacción de lucha o huida apareció rápidamente. Apretó el puño y enderezó la espalda.

—¿Quien coño eres tú?— Jimin ladeó la cabeza con la esperanza de parecer duro.

El hombre se estremeció. —por favor, no utilices ese lenguaje en mi presencia—.

Esto era nuevo. Jimin le miro con desconfianza. Normalmente, se habría sentido ofendido porque alguien le ruleta por su lenguaje. Nadie, a excepción de Welita y sus padres se iba de rositas por ello. Sin embargo, por alguna razón, la reprimenda de este extraño lo hizo sentir tremendamente culpable.

—Oh, lo siento. Es que me has cogido por sorpresa. ¿Quien eres? —.

— Mi nombre es Yoongi. Y estoy aquí para ayudarte—.

—Bueno, me podrías ayudar explicándome como he llegado hasta aquí —.

—Creo que tú tienes la respuesta a eso—.

—Si lo supiera, no te lo estaría preguntando— este hombre era muy extraño. Hermoso, pero extraño. Tenía que haber algo malo en el.

El lo miro con el ceño fruncido. Era el tipo de mirada que la hizo volver a sentirse culpable. ¿Què era lo que pasaba con este tipo y la culpabilidad?.

Él Ángel Caído Donde viven las historias. Descúbrelo ahora