Capítulo IV

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Mientras se acercaba más y más, adiviné quién era y me quedé perpleja. Era Austin, estaba ahí, parado, sonriéndome como un tonto, en el mismo lugar en el que yo estaba, de nuevo, no quería hablar con él y me di la vuelta con intenciones de alejarme, pero en cuanto comencé a caminar, me tomó de la mano, me volteó hacia él, y, tomándome de la cintura, me robó un beso, del cual yo me zafé rápidamente.
-Hola Princesa, te encontré- dijo riendo un poco.
-En primer lugar, no soy tu Princesa, ni siquiera somos amigos, y en segundo lugar, aléjate de mí, me dieron un mes en la playa y tú no lo vas a arruinar.
-Tienes razón, no lo arruinaré, lo haré mejor.- dijo mirando mi cuerpo de arriba a abajo.- Y, yo sé que no somos amigos, somos algo más que eso, y lo sabes.
-Jajajaja, me das risa, en verdad, tú y yo no somos nada, entiéndelo.
-Eso no pensabas cuando dijiste que me amabas en aquel callejón, y jugueteabas con mi "amigo".- dijo mientras ponía mi mano sobre su p*ne, pero yo la retiré rápidamente.
-Nunca, escúchame bien, nunca me vuelvas a recordar lo que pasó ahí, ya te dije que fue un error y jamás volverá a pasar- dije recordando la manera en la que había deseado tanto tener su p*ne en mi boca, intentaba olvidar todo eso, pero las imágenes taladraban mi mente cada vez más, sin poder escapar de los recuerdos.
-De acuerdo, prometo ya no recordártelo si admites que me amas y que disfrutaste lo de ese día.- dijo sonriendo triunfalmente.
-Jamás, yo nunca mentiría de esa manera, ahora, si me disculpas, me meteré al mar, estoy demasiado estresada y tú eres la causa.
-¿Yo? Yo soy la causa de que cada noche te vayas a la cama con un orgasmo.- dijo sonriendo.
-Claro que no- y en ese momento me sentí algo mal, ya que yo nunca había tenido un orgasmo en mi vida.- ahora, adiós.
Y diciendo esto, me retiré en dirección al mar, y antes de llegar, Austin me llegó por atrás, me cargó y me lanzó al mar, después se rió, yo estaba demasiado molesta, porque además, el agua estaba fría.
-Eres un imbécil- dije lanzándole una bola de arena, pero el intento fue fallido.
-Jajajaja fue muy divertido- dijo aún riéndose- ¿Tienes frío?
-Sí, y demasiado, muchas gracias.- dije muy molesta.
-No te preocupes, voy para allá a calentarte- dijo sonriendo pervertidamente y caminando hacia mí.
-No gracias- dije alejándome.
Pero él fue más rápido y me alcanzó, y al hacerlo, me abrazó, y lo peor era que todas las personas de alrededor nos veían como una pareja de novios, era muy repugnante.
Austin seguía abrazándome y llenándome de besos por toda la cara y el cuello, pero logré zafarme.
-Austin, por favor, no sigas- dije, esta vez molesta de verdad.
-Yo sé que te encanta. ¿Qué harás en la noche? ¿Te puedo invitar a cenar?
-Sí, claro que puedes, pero no te aseguro que aceptaré.
-Oh, ¡Vamos! Será divertido, y sólo será una cena entre amigos, nada más, y te prometo que esta vez no pasará nada más, tal vez te dé algunos besos, pero hasta ahí.- dijo con esperanzas de que aceptara.
-Sólo los amigos con derechos se besan, y nosotros apenas llegamos a ser amigos, no te emociones- dije rodando los ojos.
-Mmmm, está bien, entonces sin besos, abrazos ni nada, creo que puedo soportarlo, ¿Aceptas?
Aunque lo dudé un poco, al final acepté.
-Está bien, pero ya no vuelvas a recordarme lo del callejón.
-Bien, te lo prometo- y haciendo esto me besó apasionadamente.
Lo empujé y se cayó, salpicando agua.
-Dije que nada de besos- dije seriamente.
-Pero eso es hasta la cena, además, tengo que aprovechar para besarte ahora que puedo.- dijo ilusionado.
-Yo nunca te he dado permiso de besarme.- dije, pero no le prohibí hacerlo, porque la verdad, besaba bastante bien.
-Y, ¿me dejas besarte, sólo una vez, aquí?, y te prometo que no habrá más besos hasta que tú me lo permitas.
Lo pensé bien, y no podía desaprovechar más.
-De acuerdo, pero que sea corto y rápido.
Me llevó a una parte profunda y dijo:
-Nunca dije la duración.- sonriendo.
Y diciendo esto, nos sumergimos al fondo del mar y tomó mi cara con una mano, y comenzó a besarme, era un beso romántico y lindo, duramos más o menos 30 segundos, ya que después no pude aguantar más la respiración.
-Gracias por dejarme hacerlo- siempre quise hacer eso- y contigo fue aún mejor.
-Bien, ya está oscureciendo, será mejor que me vaya a bañar.- dije mientras me salía del mar.
Él salió después de mí y se adelantó para darme mi toalla.
-¿Puedo ir a ver cómo te bañas?- me dijo.
-Claro, dejaré la puerta abierta.- dije con sarcasmo.
-Ya lo hiciste una vez- dijo sonriendo.
-Sí, y me arrepentí.- dije y recogí mis cosas para irme.-adiós, te veo al rato.
-Adiós Princesa, te amo- dijo reprimiendo las ganas de besarme.
Me fui y llegué a la habitación, aseguré que la puerta y las ventanas estuvieran cerradas, y que Austin no me hubiera seguido, después, me bañé, y mientras lo hacía, recordé a Austin, en verdad lo amaba, pero no quería decírselo.
Al terminar de bañarme me arreglé, con un short y una blusa suelta, me perfumé y al salir de la habitación, vi a Austin, ya estaba arreglado y se veía demasiado sexy, desde ahí podía oler su loción. Esperaba que hubiera olvidado lo de no besarme hasta que yo se lo pidiera, porque realmente quería que lo hiciera.
-Te ves hermosa- dijo mientras me miraba y sonreía- ¿Nos vamos?
-Sí, vamos- dije algo triste porque no me había besado, pero, a final de cuentas, yo se lo había pedido.
Me condujo por un largo camino, en toda la trayectoria no hizo ni dijo nada. Al llegar, vi que era un lugar a la intemperie decorado con velas y luces, muy romántico, en un lugar que parecía ser un bosque pequeño.
-Es lindo- dije.
-Qué bueno que te gusta, lo decoré pensando en ti, siéntate- dijo, mientras recorría mi silla para que lo hiciera.
-Gracias- dije mientras me sentaba.
Llegó un mesero y nos tomó la orden, después estuvimos platicando como buenos amigos, y al llegar el final de la velada, Austin quería decirme algo.
-Bien, aquí viene el porqué te traje aquí, sólo quiero decirte lo que no me dejaste decir aquél día, quiero decirte que contigo me siento muy bien, como si pudiera platicar por horas y horas contigo, sin aburrirme, y aunque te enojes conmigo, creo que te ves hermosa cuando estás enojada, créeme, he conocido a mucha chicas más, y nunca había sentido algo tan grande como lo que siento cuando te veo, jamás creí que llegaría a sonreír de la nada, sólo por pensar en ti, y, lo que he querido preguntarte es...
Y en ese momento, en el cielo se prendieron cientos de fuegos artificiales, que formaban la frase "¿Quieres ser mi novia?"

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