Mamá había preparado mucha comida, era de esperar que con sus visitas quisiera lucirse, pero había hecho la mitad de las comidas que nunca me gustaría. Comer sus platillos especiales, a veces eran asquerosos, no me gustaba la carne, desde hace mucho que el olor me mareaba, pero a diferencia de mí, papá la amaba, y esa era la razón por la cual la mayoría de las veces yo comía en la sala, aunque mamá me pidiera que fuera al comedor.
Hoy no fue la excepción. Mamá me miro un poco entristecida, pero con solo el aroma que desprendían las bandejas de comida, el apetito se me estaba yendo.
Salí a comer a fuera donde estaba la mesa donde mamá tomaba té por las mañanas, me senté y comencé a comer, mamá me había preparado espagueti y sopa de verduras. Taco estaba al pie de mí, esperando a que compartiera algo de mi comida con él.
— Error, la carne está adentro. –dije.
Taco ladeo su cabeza mientras que seguía agitando su cola. No estaba entendiendo nada de lo que le estaba diciendo. Suspire, tome un pedazo de apio y lo sacudí en mi mano.
— Taco, taco, mira. – dije sosteniendo el pedazo de apio. Taco comenzó a alborotarse, de verdad pensaba que tenía carne para él. – ve por él.
Avente lo más lejos que pude el pedazo de apio y Taco salió disparado detrás de él. Tape mi boca con mi mano, me había causado algo de risa, se la había creído. Pero me cerraron la boca cuando me golpearon en la cabeza, dándome un zape (golpe en la cabeza con la mano extendida).
— ¡Hey! – me queje. Pero calme mi tono cuando note el rostro molesto de ____. — No hagas eso. Solo tiene hambre. – dijo defendiendo a Taco. — Pero yo no tengo carne. – replique.
Ella sacudió su cabeza, dándome su desaprobación a lo que había hecho. Saco una pequeña bolsa de plástico y le ofreció a Taco algunos trozos de carne.
— Ten. – susurro. – los tome prestados de la cocina. — Una vez que se los coma, no los podrás devolver. – le dije. — Eso no importa, luego me disculpare con tía Liz. – contesto. – o, diré que fuiste tú. – sonrió traviesa.
Fruncí el ceño.
— Ella nunca te creería. – dije de inmediato. — Eso lo veremos.
Se echo a correr y yo fui detrás de ella, entramos a la casa, pero cuando pasamos por el comedor ella cambio el rumbo, al ver que estaba a poco de alcanzarla, entró en la sala y se escondió del otro lado de un sofá. Se estaba riendo. Le estaba divirtiendo esto. Intente correr hasta ella, pero me eludió y salió de la sala. Mis ojos se abrieron como platos. Estaba mintiendo, mamá si le creería a ____, después de todo era su visita. Sacudí mi cabeza y me eche a correr, llegue a la sala jadeando de lo rápido que había corrido, mis padres me vieron confundidos y los de ____ rieron.
— Está arriba. – susurro Michael, apuntando con su dedo índice.
Sonreí, solo estaba jugando. Salí corriendo y subí las escaleras apoyándome del pasamano. Me detuve al estar arriba y mire a todos lados. ¿Dónde estaría?, oí su risilla y me concentre en seguirla. Camine por todo el pasillo y me detuve en mi habitación. Abrí la puerta con cuidado. Todo estaba en silencio. Ya no escuchaba su risa, agudice la mirada <<Tienes que estar aquí. >> Me dije a mí mismo. Di un paso lento y mire a todo a mí alrededor. No había muchos lugares para esconderse aquí, acabábamos de comprar la casa. <<Debajo de la cama. >> Me susurro mi subconsciente.
Sonreí malévolamente. Me subí arriba de la cama sin hacer ruido alguno, y cuando estaba con la cabeza para abajo y con las sabanas en mis manos, jale de estas y asome la cabeza.
— ¡Te encontré! – grite.
Pero cuando me di cuenta, vi sus pies salir por el marco de la puerta. Se estaba riendo a carcajadas. Baje rápidamente de la cama y fui detrás de ella. Iba bajando de nuevo las escaleras. La seguí. Entonces, al pasar por el comedor, vi a mi madre y a Liz con una cara que me causo confusión. Estaban totalmente conmovidas por la escena que estaban presenciando. Me distraje al ver sus rostros y tropecé al dar un paso en falso.
— ¡Ah!, ¡Luke! – grito mi madre.
Estaba boca bajo en el suelo. Me había golpeado tan fuerte, que sentía todo la cara entumecida. Me levante con muchos esfuerzos y mamá corrió a ver que estaba pasándome, me había reventado el labio inferior de un costado. _____ salió de su escondite horrorizada, llevaba ambas manos sobre la boca y sus ojos parecían estar a punto de salírseles de lo abiertos que los tenía.
— Perdóname, perdóname. – comenzó a decir ____ arrepentida. — Tranquila, nena, no fue culpa tuya. – dijo mamá.
Sin embargo, eso no cambio la expresión de su rostro. Aparto las manos de su boca y vi el puchero que estaban formando sus labios, enarque levemente una ceja, no me dolía tanto la herida, pero era lo mismo que pasaba siempre. Mi duda existencia era: ¿Por qué las niñas lloraban tanto?
— Ven, Luke. – dijo mamá, ayudándome a levantarme. – vamos a limpiarte la herida.
~ Bostece, se había hecho de noche demasiado rápido. Estaba en mi habitación mirando las estrellas que comenzaban a aparecer entre el cielo que ahora estaba completamente nocturno. Mamá en ocasiones era sobre protectora, y luego de que notara que también me había lastimado la rodilla, me mando a dormir, pero me ardía tanto que me costaba conciliar el sueño. El rechinido de la puerta, me distrajo, me gire a ver y en el umbral de la puerta estaba ____, abrazándose al marco de la puerta.
— ¿Hola? – dije ladeando la cabeza. — Hola. – dijo mirando sus pies. - ¿te duele? — ¿Hmn?, ¿esto? – dije tocándome el labio. – no, ya no.
Ella levanto su mirada a mí y volvió a mirar sus pies.
— ¿Seguro? — Claro. – dije volviéndome a pasar los dedos por el labio. Ella seguía igual. Resople. – mira te perdonare, solo con una condición.
____ levanto de nuevo su mirada a mí, pero la mantuvo fija. Alzo ambas cejas y se acerco hasta quedar a poca distancia.
— ¿Qué condición? — Que no seas una llorona. – dije. Ella frunció un poco el ceño, se iba a enojar. Volví a resoplar. – sabes, las niñas se ven más lindas cuando sonríen. Todo mundo lo dice.