Mba'eve (0)

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-¡Abrí pues el portón, boludo!

Jihoon suspiró al escuchar la molesta voz de su amigo Jeonghan. Otra vez venía a interrumpir su tan preciada siesta y a joderle la tarde con su odiosa conversación que duraba hasta que su madre, igual de chismosa que él, viniera a retarle por andar de patotero en casa ajena, aunque la verdad es que eso no servía casi de nada, pues su madre y la de Jeonghan se quedaban chismoseando como, mínimo, una hora.

-Dios mío, ¿qué lo que querés ahora?-dijo él mirándole desde la puerta de su casa, porque ni en pedo quería abandonar su tiempo de siesta. Estaba cansadisimo. De por sí había tenido un día pesado en clases, no había completado el libro de física y se olvidó de entregar el portafolio de guaraní. Además, para rematar, su mamá le había retado muy mal por andar de traumado en su teléfono.

No, no y no.

No iba y no quería a aguantar a Jeonghan. Él quería dormir.

-Dale na, vamos a tomar tereré-se recostó por las rejas verdes y trató de poner su mejor carita tierna agrandando sus ojos y haciendo pucherito con sus labios, pero claramente era inútil pues Jihoon no se dejaba conmover por esas cosas, a menos de que quien las hiciera fuera Seokmin. A ese chico le daba hasta de su merienda del colegio si se lo pedía.

-Andate mba'e a joderle a Joshua, yo quiero descansar.

-¿Y pensas que no lo intenté? Esta ayudándole a su mamá a hacer chocolatada, he'i él que tienen rezo hoy a la tarde.

¿Otra vez pio? pensó Jihoon un poco molesto ya que de seguro su madre le insistiría en ir a rezar en la casa ajena a ver si así se le quitaba el diablo que, según ella, él tenía adentro solo por no querer hacer su confirmación.

La familia Hong siempre hacia pequeños rezos para todo el vencindario cada tantos meses y él iba solo algunas veces cuando no tenía plata para comprarse su todiño y galletita nikito o solo cuando quería merendar gratis. Claramente iba después de que hayan terminado las oraciones. Lee Jihoon no iba a pasar casi treinta minutos de su vida escuchando a su amigo rezarle a un santo.

Ni jodiendo.

Si no rezaba en la fila del colegio mucho menos iba a rezar en la casa de Joshua.

-E'a y bueno, a mí no me importa, andate a romperle las bolas a alguien más.

-No seas na malo y te compro un asadito de Don Fede a la noche. Dale naaaaa.

Apenas escuchó "asadito de Don Fede" Jihoon se vió interesado. Demasiado de hecho, ya que el asadito de ese señor era el mejor de todo San Lorenzo, incluso se atrevía a decir que era el mejor de todo el país. Además de que estaba a un accesible y muy cómodo precio de 2500 guaraníes y, si eras socio del hombre, te daba una gran oferta de tres asaditos por 4000 guaraníes. Realmente era el sitio preferido de Jihoon.

Y no había que olvidar el hecho de que Don Fede era una gran persona. Jihoon disfrutaba mucho de hablar con el señor, lo sentía como el abuelo que nunca tuvo.

-Que sean dos asaditos y una coca y te dejo entrar.

-Ya esta ya. Ahora vení a abrir esta puerquesa.

Yoon Jeonghan siempre había sido de esas personas que llegaban a una casa ajena sin avisar y aún así esperaba ser recibido con la brazos abiertos y con mucha hospitalidad (incluso, por alguna razón, Jeonghan esperaba eso de Jihoon). Él solo venía, se adueñaba de la jarra y la guampa, se sentaba en el patio y hablaba de cualquier macanada por horas. Así había sido siempre y era, de alguna manera, aguantable hasta cierto punto, pero desde que ese chico de pelo rubio largo había terminado en colegio y no había entrado a ninguna universidad su mala costumbre había empeorado mucho. Ya no se trataba únicamente de dos o tres visitas semanales, ahora eran todos los días y sin excepción alguna y, como Jihoon era su vecino más cercano, pues era él quien debía sufrir más a menudo de las inoportunas visitas.

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⏰ Última actualización: Dec 03, 2019 ⏰

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