Bomba De Tiempo

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Narrador

 
 

Lo que ocurrió en la entrevista de Mallory era una gran sorpresa para Michael, presentía que había algo diferente en ese refugio de entre todos los demás en los que había estado, pero todo parecía tan irreal que no entendía como acabo cara a cara con brujas. Definitivamente no era una coincidencia.

Necesitaba respuesta y no estaba dispuesto a esperar por ellas.

Se encerró en el baño de su cuarto y con un solo movimiento de su mano acondicionó la habitación para su ritual, iluminó el lugar con velas y de su maleta saco una daga, finalmente se despojo de sus ropas.

Tomó con cuidado el arma e hizo un corte en la palma de su mano, con la sangre que escurría de su herida dibujo un círculo en el suelo y él se paró justo en el centro de este.
 
 
 
- Asciende desde el vacío Padre, que tú oscuridad me guíe y el poder de Satanás me ayude a superar mis debilidades.- Empezo el ritual de invocación. Volvió a hundir el filo de la daga en su brazo y la arrastró por su piel, cortando limpiamente ambos brazos. - Que el poder de tu nombre me dé fuerzas.-

 
 
Jadeó un par de veces por el dolor que sentía en sus brazos aunque le gustaba la sensación de la sangre escurrir por su cuerpo, continuo con su labor, se inclinó en el suelo y usando su nueva sangre dibujo un pentagrama en el círculo donde estaba.
 
 
 
- Creí que las había acabado, pero dos sobreviven y una de ellas será la nueva Suprema... La encontré. Ella está aquí.- Unas cuántas lágrimas cayeron de sus mejillas. - Concédeme tu sabiduría. ¡Por favor, padre! Abre mis ojos.-

 
 
La sangre empezó a burbujear, él cerro sus ojos y se dedicó a escuchar con atención los murmullos de las voces que lo guiaban. Demonios convertidos en serpientes salieron del pentagrama, arrastrándose en el frío mármol llenado en pocos segundos el cuarto.

 

- Salve, Satanás.- Los ojos de Michel se tornaron negros y su voz se escuchaba distorsionada.

 

Las serpientes se escabulleron a través de la ventilación y visitaron todas las habitaciones hasta que toparon con uno de los dormitorios grises.

Langdon observó mediante los ojos de la serpiente el cuarto y efectivamente ella estaba ahí, parada frente al espejo mientras anudaba su mandil. Tan hermosa como siempre, pero con la mirada pérdida, absorta en sus pensamientos.

Michael desapareció a todas las serpientes antes de que alguien las descubriera, limpio cualquier rastro de sangre, vendó sus heridas rápidamente, ya después tendría tiempo para curarlas, tomo ropa limpia de su clóset y se vistió.

Caminó entre los pasillos directo a los dormitorios femeninos de los grises, dispuesto a hablar con (Tn), pero se detuvo en cuanto escucho murmullos cerca de donde estaba parado. Con cautela se acercó más al origen de la conversación, pudiendo distinguir fácilmente la voz de Venable, asomó su cabeza para ver con quién hablaba, sus ojos brillaron cuando vio el rostro de (Tn).

 

- Si te atreves a decir una sola palabra al respecto, me aseguraré de que no seas seleccionada para ir al Santuario, ¿Entendido?- Venable miró fijamente a la chica.

- Entendido.- Afirmó manteniendo su semblante serio.

 

Michael no pudo esperar más e interrumpió la conversación, camino en dirección de la directriz llamando la atención de esta.
 
 
 
- Me temo que usted no toma esa decisión, señorita Venable.- Dijo con su característico tono arrogante.

- Escuchar las conversaciones ajenas a escondidas es de muy mal gusto, señor Langdon.- Contestó fríamente la mujer. - No se supone que debería estar en la oficina.-

- Quería caminar un poco antes de la siguiente entrevista y ahora que lo pienso, tal vez la jovén...- Hizo una pausa para esperar a que la ojiverde se presentara.

- Stella Ainsworth.- Contestó a secas sin mirarlo.

- Tal vez la jovén Ainsworth quiera ir a la entrevista.-

- Tengo trabajo que hacer y...-

- Ella irá en seguida, señor Langdon.- La interrumpió Venable.

- Excelente, sígame.- El rubio dio media vuelta y comenzó a caminar.

 

(Tn) camino detrás del rubio guardando cierta distancia hasta que llegaron a la oficina, él le abrió la puerta y la dejo pasar primero. La ojiverde miró con curiosidad al hombre frente a ella, pensando en todas las posibles opciones de preguntas que él le haría.
 
 
 
- Así que... Stella.- El primero en hablar fue él. - Curioso nombre, casi suena como estrella.-
 
 
 
Langdon se acercó a ella dando pasos lentos, sosteniendole la mirada a la chica y llevo una de sus manos hasta su mentón.
 
 

- Mi querida estrella.- (Tn) se apartó de inmediato.

- No me llames así.- Su postura cambio, ahora estaba a la defensiva.

- ¿Tienes miedo de mi?-

- No.- Contestó a secas. - ¿Por qué tendría que temerte?-

- Porque soy el Anticristo.-

- Pues no te tengo miedo.- Desvió su mirada. - Honestamente todos mis miedos se han vuelto realidad, ya no tengo nada que perder. ¿Esto es parte de la entrevista? Porque en realidad no me interesa ir al Santuario. Me temo que no soy una candidata viable para ir ahí.-

- (Tn).- Llamó su atención. - Solo quiero hablar.-

- Yo no.- Se dirigió a la puerta dispuesta a irse, pero antes de que tocará el picaporte Michael habló.

- Perdón.- Aquello la desconcertó. Volteó a verlo. - Por favor perdóname (Tn).-

- ¿Pides perdón...- Michael se apresuró a interrumpirla.

- Te amo y no puedo vivir con la idea de que me odies, pero tampoco puedo obligarte a amarme.- Se acercó a ella lentamente. - Antes de escuchar tu respuesta, déjame mostrarte algo.-

- ¿Qué?-

- Mi infierno.-

 

(Tn) estaba perpleja ante su respuesta, esto la había tomado completamente desprevenida. ¿Conocer el infierno de Michael Langdon? A estas alturas, eso parecía una locura o incluso un chiste de mal gusto.

El infierno es un lugar de eterno castigo para las almas atormentadas, donde tus peores miedos cobran vida para restregarte en la cara todos tus errores y vergüenzas, el único sentimiento que llena tu cuerpo es el dolor, la desesperación te acompaña en cada segundo que se vuelve una eternidad.

Michael Langdon y (Tn) Briand han sufrido bastante durante toda su vida. Agobiados por sus títulos y dos grandes responsabilidades...

 

"El Anticristo: Destruir el mundo."

"La Suprema: Salvar al mundo."

  

Entre la guerra del Bien y el Mal, ¿Hay espacio para el Amor?

El Diablo En Mi •Michael Langdon X (Tn)•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora