♠Capítulo I♠

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- Círculo de fuego... ¡Ábrete!

Una resplandeciente luz blanca inundó el salón envolviendo a todos con su magestuosidad al punto de provocar un sutil dolor en sus ojos.
Ella apareció entre todos los presentes. Poco a poco su cuerpo fue materializándose entre la multitud que comenzaba a ver lo que no esperaban, una mujer.
La misma era una joven muchacha que captó la atención de todos al instante, no sólo por el estruendo que provocó su cuerpo al chocar con el frío mármol, ni por su simple belleza, ni muchos menos el estar inconsciente, lo que más impactó fue el hecho de que era humana.
Un silencio rotundo inundó la corte de la reina.

- ¿Qué es ésto? - preguntó la anciana pero aún conservada mujer.
- Su excelencia es, una humana...- respondió uno de sus sirvientes con temor a la reina.
- ¡Ya lo sé! Lo que pregunto es...¿Dónde está la mascota mágica? - sentenció con capricho.
- Tal vez, ésta sea la mascota mágica señora - dijo uno de los ancianos.
- ¡Imposible! ¡¿Estás seguro que ésto va a suprimir la maldición de mí hijo?!

En el mundo mágico se dice que el príncipe Alexander de la dinastía Légolas fue maldecido desde su nacimiento.
Debido a esa maldición él, a pesar de ser un vampiro, no puede tomar sangre ya que su cuerpo la rechaza. Por lo tanto no puede convertirse en adulto.
Pero un mago apareció y predijo que la maldición de podía romper si el príncipe Alexander durante el ritual para convertirse en adulto hiciera un conjuro para traer una mascota mágica única en su especie.
Ésta clase de mascota mágica es diferente a la que conjuran los magos comunes, sólo se puede hacer a través de un poderoso hechizo.

- ¡Ridículo! ¡Lo que mí hijo necesita es una mascota mágica no una débil humana! - gritó la reina enardecida - ¡Mátenla y conjuren de nuevo! - continúo la mujer mientras su hijo, el príncipe, tomaba a la joven por el cuello levantándola del suelo.
- Humana inservible - exclamó el joven mientras comenzaba a aplicar presión en el cuello de su víctima que comenzaba a despertar por la necesidad desesperada de respirar.
- A-ayuda... - pedía la mujer entre jadeos cada vez más desesperados. ¿Quién es? ¿Por qué quiere matarme? Pensaba para sí misma.

El cuerpo de la mujer poco a poco dejaba de moverse, entregándose al destino. Recordaba a su familia y se despedía de lo que conocía ya segura de su fin...

- No quiero morir... - fue lo que inconscientemente salió de su boca sorprendiendo al vampiro quien la soltó y dejó caer al suelo.
- ¡Alexander! ¡¿Por qué la soltaste?! ¡Mátala ahora! - gritó la madre y reina.

La joven tocía y trataba de recuperar su aliento mientras su frente de iluminó con un símbolo.

- ¿El contrato ha sido formado? - pregunto temerosa la reina, la única forma de poder conjurar una nueva mascota es sacándole algo de ella, pensaba para sus adentros

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- ¿El contrato ha sido formado? - pregunto temerosa la reina, la única forma de poder conjurar una nueva mascota es sacándole algo de ella, pensaba para sus adentros.
- La sangre de la chica... Será nuestra cena de hoy. - dijo el rey sentado en su trono.
-¿Q-qué? - Exclamó la chica y rápidamente comenzó a correr sin rumbo alguno para escapar de todos aquellos que la rodeaban. ¿Qué demonios es éste lugar? Pensaba mientras corría sin percatarse del escalón que la haría tropezar.

Uno de los soldados del rey la emboscó en ese momento golpeándola con una de sus armas provocando que la sangre de la joven comenzará a brotar de su cuerpo.

- ¡Para! - la voz del príncipe se hizo presente al igual que el aroma de la sangre en sus fosas nasales.
- Su alteza... -dijo el soldado mientras se inclinaba con miedo a una represión.
- ...Huele genial - dijo Alexander mientras se acercaba a la chica y tomaba su mano ensangrentada para luego lamerla lentamente.

La chica no entendía nada, y no tardó mucho en darse cuenta de que aún estaba en peligro pero ya era tarde. Los dientes del príncipe ya habían perforado la carne en su cuello y la sangre comenzaba a extenderse por su cuerpo...

- N-no... N-no...- suplicaba la joven víctima mientras intentaba apartar el cuerpo del hombre que firmemente la sostenía...
- La sangre... sabe bien...

Más allá de mi vida Tu mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora