“Galletas de chocolate”
Ya había pasado una semana desde que las clases comenzaron. Y lo que ____ veía inalcanzable se había vuelto real. Ahora tenía un grupo de amigas, que se reían tontamente cada vez que yo decía algo, lo que me dejaba en duda, ¿era tonto o payaso?, este tipo de cosas solía suceder mucho con las niñas, era confuso.
El timbre de salida sonó, August y yo salimos del aula de inmediato. Hoy iríamos a mi casa a jugar video juegos. August había llegado tres días después de que la escuela comenzara. Su nombre era August Waters. Estábamos acomodas por apellido, no había nadie más desde la “T” hasta la “W”, el apellido de Helena era Wong, así que August se había convertido en mi nuevo compañero de asiento.
Él era genial, nos llevamos bien desde que le hice una broma y él me la supo devolver sin enojarse. August era como el hermano que nunca tendría. Termine de guardar mis cosas y salí junto August que estaba ya en la entrada. Mi madre pasaría por nosotros y ____ se quedaría junto Dayana y Cameron, solían esperarse, había oído algo de que este día ____ las llevaría a su casa.
Al salir de la escuela, pude ver a mamá. Ella nos sonrió y lo hice de vuelta. August me había dicho que mamá era la mujer más linda que había visto después de su madre, sin dudas él ya estaba etiquetado por mi madre como “chico encantador.”
Subimos al auto y mamá nos pregunto cómo nos había ido en la escuela. Siguió haciéndonos preguntas hasta que llegamos a casa. Subimos corriendo las escaleras y dejamos las mochilas a un lado de la puerta de mi habitación. Encendí el Xbox mientras que August sacaba su control para poder jugar, nos sentamos en el suelo y comenzamos a hablar de lo genial que sería el nuevo juego que papá me había comprado hace dos días.
Estuvimos jugando más de una hora. August iba ganándome y estaba haciendo todo lo posible para que eso no pasara. Estaba tan concentrado en ganarle a August que no note que la puerta se había abierto hasta que escuche la voz de _____.
— ¡Luke! –dijo ella, llevaba un coleta alta por un costado de su cara y un moño que lo adornaba y un vestido color caramelo.
— August, pausa. –dije girándome a ____.
— Hola, Gus. – sonrió ____. Ella no podía pronunciar el nombre completo de August.
Él, le sonrió de vuelta y ladeo su cabeza. Enarque una ceja, _____ no me había dicho nada sobre que vendría a mi casa. Me puse de pie.
— No dijiste que vendrías. –hable suave.
— Lo siento. –dijo. –pero recuerdas que estoy con las exploradoras, ¿verdad?
Asentí con la cabeza y ella continuo.
— Unas niñas de mi clase aceptaron comprarme tres cajas cada una, si las traía a tu casa. –dijo encogiéndose de hombros.
— ¿Ah?
— Ellas me dijeron que si ponía venir a tu casa un rato, me compraría tres cajas. –sonrió. - ¿lo harás?
Mire confundido a ____, me gire a mirar a August, pero él tampoco supo que decir, él estaba de acuerdo conmigo que a veces las niñas actuaban raro, como cuando quería estar todo el tiempo contigo y eran muy cariñosas, ¿por qué hacían eso?
— ¿Le dijiste a mamá?
— Si, tía Liz me dijo que estaba bien. –contesto. –vamos Luke, solo quieren hablar contigo.
Volví a mirar a August.
— ¿Te parece? –le pregunte. Él, era mi visita hoy.
— Está bien. –se encogió de hombros.
— ¡Sí! –exclamo ____ dando brinquitos.
Cuando las niñas llegaron casa, parecían haber estado esperando este momento todo día. August me miro igual de confundido que yo, pero ____ solo se dedico que vender sus galletas, llevaba veintisiete cajas de galletas de chocolate. Había más de nueve niñas en la casa, porque Dayana y Cameron también estaban aquí.
Mamá estaba encanta con las visitas de más. Para todas las niñas eran unas princesas. Toda mi tarde se fue en jugar con ellas, pero las cosas fueron horribles, solo hablaban de sus muñecas y cosas de esas. ____ se mantuvo alejada con Dayana y Cameron, pero a August y a mí nos toco pagar el precio. Tuve que hacer un esfuerzo extra cuando la mamá de August llego por él.
Luego de que se hicieran las ocho de la noche, todos se fueron excepto ____, me senté en el sofá cansado y ella fue tras de mí.
— Gracias, Luke. –me abrazo. – ¿Luego venderás más galletas conmigo?
Tenía que decirle que no, no quería saber nada más sobre muñecas y ni princesas. Pero lo único que puedo salir de mi boca su lo contrario.
— Sí. –dije. –mientras no vuelvas a hacerme hablar sobre muñecas.
— Claro. –dijo riendo.
Saco un paquete de galletas extra de su mochila y me lo dio, agregando otro abrazo de agradecimiento. Terminamos viendo una serie animada mientras nos comíamos las galletas.