PESADILLA: "Las pesadillas húmedas de Lourdes"

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- Así bebé, así. . . ¡ASÍ!-

Con estos gemidos despertaba Lourdes todos los días. Fantaseaba todas las noches con su amor imposible, su compañero de clase, Daniel Rojas, un joven estudiante de ingeniería y miembro élite del club de poesía, no podía abrir la boca sin entonar los versos que a la pobre Lourdes hacían enloquecer de amor.

-D-Dani. . . S-Si sigues haciéndolo así. . . Voy a. . . ¡Ah!~-

Lourdes luchaba por esconder sus gemidos, pues vivía en un edificio de apartamentos, pero su cuerpo la condenaba, obligándola a liberar esos sonidos. Sin embargo, cuando parecía que iba a llegar al más poderoso clímax. . .

-Lourdes, ¿estás ahí?, soy Dani- Llama a la puerta de su apartamento. La imprevista llegada la toma por sorpresa.

-Oh por Dios, Dani está en mí puerta y yo estoy casi en mí límite, no puedo recibirlo así~. . .- Decía para sí misma, con la voz agitada y entrecortada.

-Lourdes, ¿estás ahí?, te traigo un regalo por tu cumpleaños- Insistió Dani al otro lado de la puerta.

-Eh. . ., ¡Si!, ¡Ya voy!- Dijo Lourdes, poniéndose las bragas, un short que tenía tirado a los pies de la cama y una camisa delgada que estaba enperchada cerca del escritorio de su habitación.

La joven Lourdes se acercó a la puerta, nerviosa y agitada, Dani estaba al otro lado de la puerta, y ella apenas iba vestida y su cuerpo mostraba una excitación muy notable.

Al abrir la puerta se encontró con los ojos verdes que tan mal la traían.

-Hola Lourdes, por un momento pensé que tendría que volver a casa con el alma destruida- Dijo Dani, clavando su mirada en la de Lourdes, quien se mostraba más roja que nunca.

-No, claro que no, pasa por favor- Ofreció Lourdes, quien rápidamente se apartó de la puerta.

Dani atravesó el umbral, dejando tras de sí la fragancia de su característico perfume. Mientras Dani pasaba, Lourdes se derretía lentamente...

Dani retiró una de las sillas de la mesa, y se sentó, dejando el regalo sobre la mesa, Lourdes, por su parte, se acercó y tomó el asiento enfrentado a Dani.

-¿Puedo. . . Abrirlo?- Preguntó Lourdes.

-Claro que puedes, es para ti- Dijo Dani, esbozando una sonrisa.

Lourdes abrió el regalo impaciente, viendo que en su interior no contenía nada, salvo una pequeña hoja escrita a mano.

-Léela, por favor, pasé muchas noches pensando en ti mientras la escribía. Dijo Dani sonrojándoce un poco y tratando de apartar la mirada.

Lourdes no tardó en ruborizarse, y comenzó a leer la nota. Cada frase, cada verso dentro de la nota hacían que dentro de su pecho su corazón latiéra con fuerza.

-Dani. . .- Dijo Lourdes, con un rubor enorme y notable. -Tú. . . ¿Realmente sientes todo esto?- Preguntó

-Siento eso y más, no podía seguir escribiendo, pues mi mano ya se acalambraba... Yo...- Dani fue interrumpido por un beso de Lourdes, quien ya casi no podía contener sus propias acciones.

Dani un poco exaltado apartó a Lourdes, para seguidamente ser él quien se abalanse sobre ella con un beso.

Ambos eran presas de ese beso prohibido, de esa sensación ardiente que recorría sus cuerpos.

Pronto, esos besos se volverían caricias, esas caricias en tentaciones y finalmente la tentación en deseo.

-Dani. . . Por favor. . .- Suplicaba Lourdes, ya en la cama, sin su camisa ni sus shorts, y solo sus bragas como una muestra de defensa. Mientras Dani ya se encontraba sobre ella, igualmente sin su camiseta.

-Lourdes. . ., haré realidad tus fantasías. . .- Tras decir esto, volvió a clavarle un beso, mientras descendía sus manos hasta sus bragas, tentando aún más a la pobre Lourdes, quien ya se retorcía poco a poco del placer.

El ambiente se había envuelto en el aire de la pasión, ambos cuerpos se deseaban el uno al otro, y solo una débil barrera de seda los separaba de volverse uno. . .

-¡¡Ah~!!, ¡Dani¡- Pronto el silencio de la habitación se inundó de los gemidos de Lourdes, quien, dominada por sus deseos, hacía oídos sordos al hecho de vivir en un edificio de apartamentos.

Las posiciones no duraban más de 3 minutos, cambiando continuamente, buscando el placer máximo en Lourdes, pero todo ese placer fantasioso se volvió un dolor muy real. . .

-¡¡¡¡AAAAAH!!!!!, ¡¡¡QUÉ MIERDA HACES, DANI!!!, ¡¡¡¡¡¡DUELE!!!!!!- Los gritos de pasión pronto se volvieron desgarradores pedidos de auxilio. Los dedos de "Dani" se volvieron cuchillas de un color rojo intenso, y parecían estar ardientes literalmente.

-¡¡¡¡DETENTE DANI!!!!, ¡¡¡POR FAVOR!!!- Suplicaba Lourdes, entre llantos y gritos de dolor.

Tras un rato de gritos, la policía irrumpió en el lugar, tirando la puerta abajo, lo que observaron les heló la sangre. . ., la escena de pasión descontrolada se volvió una pesadilla al encontrar a la joven Lourdes inconsciente, totalmente desnuda y ensangrentada, en sus pechos estaba, tallado a fuego, el nombre de "Daniel Rojas".

A los 3 días siguientes, Lourdes despertó en el hospital "Saint Teodore", aún con las horribles quemaduras y cortes en su pecho. Al interrogarla, la joven declaró. . .

"-Llamó a mi puerta, y le hice pasar, en la nota había un poema, se llamaba "Las húmedas pesadillas de Lourdes", que relataba el amor prohibido entre un demonio y una mortal, por si solo era hermoso, pero no esperaba que el demonio fuera él. . .-"

Tras esto, la policía investigó a fondo, pero jamás encontraron a Daniel, hasta el punto en que nadie en la propia universidad lo conocía, nunca fue registrado como estudiante, ni tampoco estaba registrado en el registro civil de la ciudad. . . Lourdes sigue teniendo la horrible inscripción en su pecho, que le recuerda que fantasear con ser sometida por los demonios de bellos ojos, puede ser algo más que un placentero castigo. . .

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