Primer trimestre

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Fue a los dos meses cuando me enteré que sería madre, que pronto llegaría una pequeño/a personita a este mundo. Mi bebé permanecía escondido/a  esperando a que le descubrieran y yo seguía mi vida normal con mi pareja una persona que consideraba maravillosa hasta que el día  de la verdad finalmente llegó.

Mucho tiempo antes me habían dicho que yo no podría ser madre pero mis malestares apuntaban a que próximamente lo lograría. Tuve que hacerme una prueba casera de la cual no quise ver, he hice que mi amiga más cercana la viera por mi.

Una vez con la prueba en las manos le hice saber la noticia a mi pareja, era una persona a la que le tenía mucha confianza, que amaba con locura y por quién había hecho muchas cosas. Por mi cabeza pasaba el plan que él tenía entre manos pero tenía una esperanza de que me entendiera y me diera su apoyo incondicional como la que yo le daba a él. Pero como en el pasado me había equivocado.

Esto que escribo es un relato de todo lo que me hiciste sentir, tu ausencia me afectó demasiado, tu falta de empatía me hizo caer en un abismo donde mi único colchón era mi futuro bebé ya fuese a tu lado o sin ti y al final tomaste la decisión por los dos.

Me habías convencido de arrebatar la vida de mi pequeño/a y para esto habías demorado cierto tiempo en hacer lo necesario para "arreglar la situación" sin embargo en el fondo de mi corazón quería que me dijeran que no debía hacer eso, que podía quedarme con mi bebé ya que mis padres no sabía nada de lo que estaba pasando y solo cuento con mis padres y una carrera en progreso. Fue esa noche donde te dije que aceptaba interrumpir mi embarazo cuando el destino, la vida, Dios me hicieron el favor de que mi angustia y desesperación llegaran a oídos de mi madre.

Esa noche mi madre me escuchó desconsolada al teléfono cuando te decía que lo único que quería era a mi bebé que no quería que me mandaras comida o bebida sino que quería que me dijeras que podría tener a mi bebé como si el tener tu aprobación me hiciera la mujer completa, cosa que no podía ver en ese momento. Fue mi madre quién logró que me quitara esa venda de adoración y amor que tenía hacia ti para declinar ante la idea que me habías metido, fue ella quien me obligó a hablar con mi padre para darme cuenta del error que estaba por cometer una equivocación que me podría costar la vida misma.

Lo que no sabes es que al tardar tanto tiempo en juntar el dinero para la llave de tu libertad me habían llevado a ver por primera vez a mi futuro bebé. Una imagen que nunca se me borrara de mi memoria y de mi corazón, el de un pequeño pero fuerte corazón latir con tremendas ganas de llegar a este mundo que no pude seguir con la idea de deshacerme de mi bebé pues para ese punto las palabras ya habían salido de mi boca. Ese era mi bebé, solo mío.

Cuando te dije que había cambiado de decisión me hiciste recordar que yo no podía hacerte eso pues ya te había dado mi palabra de hacer lo que me pedías y que no te diría que no,  pero tú no estabas ahí cuando conocí a nuestro bebé, por que eso es, al final del día te guste o no. Imagino que en ese momento me odiaste pero no sé qué diferencia hubiese marcado que me acompañaras en aquel ultrasonido, te conocía desde hace un año y medio y sé que probablemente no hubiese hecho mucha diferencia pero tal vez hubiese limitado tus palabras para lo que pasaría después.

Estaba consciente de que no seríamos una familia y de que ya no existiría un nosotros pero en el fondo de mi corazón tenía la ilusión de que permanecieras a mi lado para darme el apoyo que necesitaría para los próximos meses, no te pedía que fueras una figura paterna para mi bebé pero sí pedía que fueses aquel amigo que alguna vez me dijiste que eras ya que yo sola no hubiese logrado traer a mi bebé al mundo, no sin ti.

Te preocupaste tanto por ti que olvidaste que fui totalmente ingenua al creer que eras diferente al resto de los hombres que había conocido en el pasado, que te habías pintado como el hombre perfecto e intachable y que en la vida que no iba a conocer a nadie como tú y creo que después de todo lo que sucedió espero no conocer a alguien así en mi vida de nuevo. Me trataste de la peor manera cuando te pedí hablar, me dijiste que no quería saber nada del bebé y eso significaba que no ibas a querer saber nada de mi. Me sentenciaste al destierro y a la desolación al decirme todas esas cosas, el hombre del que me había enamorado se había esfumado frente a mis narices, todas esas promesas de quedarte cuando te necesitara se fueron detrás de ti, esas veces que me dijiste que era una persona importante para ti y que no ibas a encontrar a alguien como yo se desvanecieron justo cuando dijiste que yo había traicionado tu confianza.

Fue muy fácil para ti escribir todas esas palabras hirientes pues no tuviste el valor de darme la cara, no sabes el infierno que viví durante los primeros meses de tu abandono de la ausencia que dejaste. Fueron muchas las noches en las cuales me dormí con los ojos llenos de lágrimas en las cuales trataba de disculparme con mi bebé por hacerlo sufrir y pasar por este infierno del cual él/ella no sabía que estaba pasando, de darle un futuro incierto donde creciera lleno de dudas acerca de quién era su padre. Preguntas que aún no se como enfrentare.

Llevó los primeros tres meses de embarazo  culpandome de todo lo que está pasando y es injusto que sea únicamente yo quien esté pasando por este martirio y que mi bebé sean quién sufra. Espero que si algún día te arrepientes de lo que hiciste o si tienes culpa no vengas a pedirme disculpas pues aunque suene mal o me pidan que reconsidere mi decisión es imperdonable todo el infierno que me hiciste pasar y a mi bebé.

Cartas para un padre ausenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora