Los Cajones

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Al día siguiente Marie me dijo que no encontró ninguna llave y que mamá no respondía a una.
Ya pronto iniciaría la escuela, pasaba a 4to de secundaria pero quería saber porque estaba tan cerrado y... - interrupción.

- ¡Hay que quemarlo!
- Ma...má-susurré
- Hermana ¿qué pasa te sientes bien?
- Marie, ayúdame a quemar el almacén.
- Me quede atónita- ¿Qué es lo que hay ahí para que quieras quemarlo?
- No es de tu incumbencia.
- Bien, entonces quememoslo lo más antes posible si se puede hoy mismo.
- A-alicia- dijo Marie.

Mi madre me miró molesta y sin más que decir se metió a su cuarto.

- Uff! Pero ¿Qué le pasa? ¡Ya va a estar la comida!- le gritó Marie.
- ¡No tengo hambre! - que novedad pensé.
- Ya no tiene remedio, Alicia acaso ¿no quieres saber lo que hay en el almacén?
- ¿Te diste cuenta? - le cuestioné a Marie.
- ¿De qué?
- Solo la mire y no le respondí
- Bueno, ¿ya tienes hambre?
- Si
- Bien, entonces ven para servirte.
La acompañe a la cocina, pero antes le dije.
- Un momento ya vuelvo-y me retire de la cocina.
- Esta bien pero no tardes que se enfría.

Subí hasta el cuarto de mamá y como me lo imaginé estaba llorando... Otra vez.
Es verdad ya no había más remedio entonces solo decidí bajar a comer.
Y como siempre sola, Marie subió a darle de comer a mamá mejor dicho obligarla.
Terminé de comer y decidí ir a mi cuarto, no tenía otro pasatiempo más que mirar el techo y cuestionarme.
¿Por qué no pudo ser un poco más de tiempo? ¿Por qué mamá, por qué?
Así pasó el tiempo hasta que Marie se fue.
Era la hora.
Mamá como siempre dormía y yo... Ya veremos me acerque al almacén y como prácticamente estaba hecho de madera y ya muy vieja sería un poco fácil ¿no?
Entonces empecé a forcejear y forcejear y forcejear hasta que me caí con el dichoso candado, ya estaba, empuje la puerta con el pie, y gracias a la luz de la cocina me di cuenta que estaba lleno de telerañas así que me tendré que esperar a que sea de día.

Hoy era el día, domingo, por fin sabre que hay en el almacén. Marie como de costumbre vino temprano para hacerme compañía en el desayuno y ayudar a mamá con el aseo y hacerla reflexionar...

- ¡Alicia!- llamó Marie.
- Salí de mi cuarto y me quede mirándola.
- Cariño voy a ir hacer el mercado ¿No quieres acompañarme?- dijo mientras sonreía.
- Moví mi cabeza en señal de no.
- Ella tomó un largo y lento suspiro- Bien, tal vez tarde un poco. - y se fue.

Era el momento primero me dirigí al cuarto de mi mamá y estaba ahí como siempre tumbada en la cama.

Baje las escaleras, tomé la escoba y me dirigí al almacén, sé que solo fue un sueño pero ¿por qué tenía este presentimiento?
Cuando terminé de limpiar las telarañas era la hora.
Estaba lista para entrar y saber que había en ese pedazo de rectángulo.
Estaba a un paso y ví...

- ¡Alicia!- gritaron desde la sala.

Estonces de un golpe cerré el almacén y...

- ¡Oh! Ahí estas, ¿pero qué haces ahí parada?
- Yo...
- ¿Lograste abrir el almacén?
- Estaba tomando sol. - Lo único que se me ocurrió.
- Jaja que graciosa pero si esta nublado es más seria bueno que saliera el sol.
- No exactamente-la mire y tome la escoba inconscientemente.
- ¿Vas a limpiar? - Marie me miraba confundida- o ¿harás ejercicio?- y se volvió a reír.
- La mire aún más confundida- ¿Ejercicio?
- Si ya sabes ahora las jovencitas tratan de lucir bien desde ya, además que sólo te falta un año para terminar el colegio, para tu fiesta de promoción.
- Lo único que salió fue- Ah.
- Marie me miró y sentía que su cara estaba llena de... Tal vez ¿nostalgia? Ella siempre trataba de sonreír- Bueno es mejor que prepare el almuerzo ya sabes, hoy parece que el horario será mejor y normal, ya que tú mamá desayuno sin problemas.
- Me quedé ahí viendo la escoba ni más ni menos y me retire a mi cuarto.

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