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El invierno se presentaba como una novia y su velo blanquecino, las montañas y todo a la vista están cubiertas del manto puro llorado por el cielo; otra vez la dama de hielo ha venido a llevarse lo que le pertenece por naturaleza, ésta vez es un anciano, una niña y un adolescente. Kinrou por primera vez se ha reusado en cumplir con sus obligaciones como guardia y se ha quedado en su hogar, el corazón se le hace añicos al ver a su hermano menor en ese estado. — Debes descansar — dice la madre. — Mañana estará mejor — secunda el padre; pero la verdad ya todos la saben.

— Hola... Kinrou... — habla el menor a duras penas en unos momentos de lucidez en los que la fiebre no es tanta como para confundir personas.

— Hola — responde el mayor y por primera vez se permite peinarle el cabello con los dedos, sonríe lastimero de pensar que esos son los últimos días, horas o quizás minutos a su lado.

Kinrou... Mis manos...

Dime — el de hebras doradas saca de debajo de las mantas sus manos, antes de color ivory ahora tintadas de muerte con un suave lila y heladas como pronto estará él.

— Tengo frío... — Kinrou siente los ojos picosos, pasa sus manos sobre ellos para calmarse y poder aclarar su borrosa vista. Toma las manos del menor entre las suyas y las lleva cerca de su boca donde empieza a soplar cálidamente en un intento de mantener tibia esa zona que ni las mantas de sus padres ni las suyas juntas podían mantener a temperatura.

Ginrou siente los párpados pesados y poco a poco va quedándose dormido con una sonrisa en sus labios amoratados, el castaño sigue intentando calentar sus manos, en algún momento sujeta de las muñecas al otro y cuando no siente el pulso es ahí cuando se da cuenta, Ginrou ha partido de su lado. Traga grueso y dirige las pequeñas manos del menor al pecho de éste para después cubrirle con la manta, le mira y en su mente le parece que solo está durmiendo, que pronto se levantará.

Una risa queda y forzada se le escapa de entre los dientes a la vez cierra la mandíbula con demasiada fuerza, dejando como único indicio de su presencia en el lugar un rechinar y crujir que sale de su boca, se queda en silencio pensando en lo increíblemente bueno que fue tener un hermano y lo poco que lo cuidó cuando estuvo ahí, frunció el entrecejo a la vez que se rendía a sus sentimientos y abrazaba el cuerpo de Ginrou enterrando su cara en el frío pecho, se dejó llorar y verse débil a la vez que aceptaba el lamentable hecho de que este invierno la muerte había tocado la puerta de su casa. Alzó el rostro buscando el del menor encontrando esa suave sonrisa con la que se había despedido, sonrió ante ello a la vez que su vista se volvía a nublar.

— Hasta pronto.

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497 palabras, me dolió escribir esto :'(

Como se darán cuenta en este drabble Senkuu no llega a la villa y no hacen la ropa para el invierno, ni los instrumentos para calentar las casas y otra vez hay escasez de alimento.

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Hᴀsᴛᴀ Pʀᴏɴᴛᴏ ☾︎ᵈʳ ˢᵗᵒⁿᵉ☽︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora