Pov. General
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Tokio por las noches era sin duda la mejor visión para cualquier persona, siendo iluminado por los tantos edificios llamativos que tanto le caracterizaban, adornados por los reconocidos adornos navideños, motivos de la época. Era víspera de navidad. Un cuadro que era a completado por la brisa -producto de la tenue lluvia nocturna-, era una noche fría, pero por ser fechas celebres, se podía detectar el calor confortable que rodeaban a cada persona.
Claro que, no era lo mismo para todas las personas, no todos, por ser una fecha alegre, tendrían porque estar felices o en su caso celebrando; el ejemplo de esto, es el del peculiar protagonista de esta historia y de su retorcida "familia".
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Sus largos pasos lograban cruzar los "grandes" charcos de agua que la brisa nocturna estaban dejando, sus rojizos cabellos se habían empapado por completo...al igual que su ropa, sus orbes esmeraldas miraban con desinterés cada lugar por el cual pasaba, no entendía como es que a los humanos les lograba emocionar una celebridad tan aburrida...a tal grado de montar cientos de absurdos escenarios -como las decoraciones o los villancicos-; después de todo, para él y sus hermanos era un simple día más, un día sin nada de importancia, como la recién discusión que tuvo con uno de ellos.
Sakamaki Ayato -o también conocido como el chico "hago lo que quiero"- odiaba que le dijeran que hacer, era simplemente inaudito que al gran Ore-sama -que usualmente se hacía llamar- le dijeran lo que tenía y no que hacer, que lo quisieran manejar o dominar, simplemente estupideces que jamás iban a pasar. Ayato hacia renombre a la palabra orgullo, ya que ésta característica le hacia resaltar más -entre las tantas más que tenía-, y era ésta la razón por la que siempre se la pasaba peleando con sus hermanos -especialmente con el segundo y último Sakamaki-, era sin duda absurdo el hecho de que intentarán siquiera decirle que corrigiera su forma de ser, o incluiso, que dejará de ser tan irritante, claro que -y como ya se dijo- eso nunca llegaría a pasar, él ya era así, creció así, y así se iba a quedar.
Es por ello que en ese momento se encontraba deambulando por la ciudad, por el simple de hecho de no tolerar escuchar las quejas de sus hermanos, odiaba eso, era molesto.
-Tsh-chasqueo los dientes algo irritado, causa del entorno en el que se encontraba, era de cierta forma molesto, pero prefería eso a estar en la mansión Sakamaki.
Continuó caminando por las grandes calles de la gran ciudad, ahora, sumergido en sus pensamientos, y sin siquiera mirando a la gente que transcurría por ahí, estaba simplemente distraído. Tal fue su distracción que término en un callejón, y no se dio cuenta de esto, hasta que mismo...chocó con una pared -que daba el fin del callejón-.
-Genial-dijo con nada de emoción en su voz.
Miró el lugar con desinterés, estaba oscuro y se sentía el viento helado -cosa que le daba igual-, y no había más que un gran recipiente de basura y unas cuantas cajas. Nada fuera de lo normal. Estaba a punto de regresar por donde vino, pero, fue en ese momento que ocurrió lo que menos se esperaba...
~Waaaah~
Apenas un pequeño murmullo -que por su "gran" oído logró escuchar, algo que sin duda, detuvo sus pasos y lo hizo poner atención...
~Waaaaaaahhhh~
Ahí estaba otra vez, pero ahora con más claridad, lo suficiente como para descifrar que se trataba de un llanto. Fue atacado -al instante- por una inmensa curiosidad, y al momento se puso a buscar el origen de ese llanto. Miró su alrededor, no había mucho por donde buscar en un lugar tan pequeño, y no tuvo que pensar mucho para acercarse al recipiente de la basura, ya que era lo único "grande" del lugar, no tardó en llegar frente al sitio y al instante abrir el contenedor.
~Waaaaaaaahhhhhh~
Los ojos de pelirrojo se abrieron de par en par, señal de la sorpresa de ver a ese pequeño humano que yacía dentro aquel contenedor, rodeado de basura, y con una pequeña sábana que apenas y le cubría, un pequeño que no podía evitar llorar a todo pulmón. Ayato no sabía ni que pensar al respecto, ¡eso era demasiado!, inclusive para los humanos.
~Waaaaaaaaaaaahhhhhhhhhh~
El -ahora más alto- llanto del bebé lo saco de sus pensamientos, miró nuevamente al pequeño, éste simplemente se negaba a dejar de llorar, su cuerpito estaba sucio, y el pelirrojo no tuvo que pensarla mucho para deducir que ese clima no le vendrá bien al pequeño. Pero...¿porqué se preocupaba?, eso no era de su incumbencia, no tendría porque preocuparse por un simple bebé humano ¿o si?
Aún con la incógnita en su cabeza, cerró el contenedor, y con llanto del bebé taladrando le la cabeza salió del callejón, avanzó un par de cuadras, pero en un momento se detuvo. La brisa nocturna había acabado, y ahora simplemente había viento, sin embargo, de un momento a otro, éste se intensificó y sopló mucho más fuerte, logrando inclusive hacer que él temblará levemente, eso era algo extraño, más en eso, abrió los ojos; si ese viento había logrado afectarle levemente a él, entonces para un humano era...
-Maldición-exclamó con cierta resignación.
Emprendiendo carrera rápidamente por donde venía, llego sin problemas al mismo callejón, corrió y al en un segundo ya se encontraba frente al contenedor de basura, el cual abrió rápidamente.
~Waaaaaaaaaahhhhhhh~
El llanto del bebé le dio la bienvenida nuevamente, y al instante lo tomó; el bebé algo confundido...dejo de llorar y mientras hipaba levemente miró al pelirrojo, que al momento lo cubrió con la pequeña sábana y lo apegó más hacía sí en un inútil intento de proporcionarle calor -lo que obviamente no iba a pasar-.
-En el momento en que hables me tendrás que agradecer, mocoso-dijo el pelirrojo, y al instante se echó a correr, saliendo de aquel lugar con el bebé en brazos.
Continuará...
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Pequeña historia DL
Créditos: YosoyraizaQuintana, quien me ayudará con la historia <3
Espero sea de su agrado ❤
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pɛquɛñѳร pɑรѳร [DL]
Random"Todo cambio desde que se encontró con ese pequeño ser" . . . ». Historia corta ». Personaje Principal: Ayato Sakamaki ». Temática: Familiar ». Los personajes [a excepción de la pequeña personita que hace aparición] no me pertenecen, todos los crédi...