CAPÍTULO 27: ¿DIOS MÍO QUE TENGO?

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¡Embarazo! Pensé en uno de mis delirios. Pero el médico se encargó de sacarme de mis dudas. No venía un nuevo Mellark en camino. Ni estaba enferma.

Según los resultados de los análisis yo no tenía ninguna enfermedad ni mis hormonas estaban incrementadas. Pero la sensación de asco nada me la podía quitar. Tampoco podía comer, salvo agua y jugos, toda la comida era devuelta. Le pedí a Peeta que llamara a Teresa y a Johanna, las extrañaba mucho...

Teresa vino a verme muy temprano, me trajo revistas, según ella tal vez debía ocupar mi mente en cosas que de veras me interesen. Johanna por su parte me trajo ropa y una invitación para una tarde de compras. Acepté las dos propuestas. Trabajar otra vez con Teresa, DESDE LA CASA, diseñando una nueva revista y regresaría al trabajo apenas me repusiera. Y una tarde de compras con Johanna. Eso me mantendría ocupada y lejos de esos miedos. Ya que al parecer mi enfermedad era mental y no física.

No podía olvidar la advertencia de Gale, le daba vueltas al asunto, se estaba convirtiendo en un círculo vicioso. Glimmer era muy capaz de mandar a que me liquiden. Tal vez debía saber dónde andaba Cato ahora. Es mejor estar en guardia a que te tomen por sorpresa, al menos eso decía el abuelo Haymitch.

¿Pero dónde buscarlo? Peeta me facilitó el contrato de trabajo que le hizo a Cato. No podía creer que contrató a alguien con tan pocas referencias. Y todas ellas mentían. No conocían a Cato en ninguno de los lugares a los que llamé.

Esto se ponía color hormiga. Un loco quería matarme y yo no podía saber nada de él. Así que a grandes males, grandes remedios. Le pedí a Peeta que me contactara con el investigador que contrató para buscarme. Si pudo dar conmigo, podría dar con ese tipo.

— ¿Estás segura Katniss? – preguntó cuándo le pedí su número.

—Muy segura, no voy a seguir viviendo con miedo. ¡Necesito ubicar a Cato!

—Está bien, yo mismo le llamo y le pido una cita. ¿Sí? Iremos juntos— me aseguró. Acepté y nos citó para el siguiente día. Era extraño que Peeta no conociera la dirección. Esto me olía mal. Dimos muchas vueltas antes de dar con la oficina del tal Seneca Crane.

— ¿No lo conoces personalmente?— pregunté cuando estábamos a punto de entrar.

—No. Todo trato que tuve con él fue vía telefónica— se disculpó.

Pasamos a la oficina Séneca, apenas me senté el estómago me dio vueltas nuevamente. No quería que otra arcada me sorprendiera aquí, tragué rápidamente dos de mis pastillas masticables para alejar las náuseas. Tenía muchas de sabor a limón.

—Buen día soy Peeta Mellark, hemos trabajando antes— se presentó mi novio.

—Sí, sí, señor Mellark, es un gusto conocerlo personalmente. ¿A que debo este honor? Viene con la señorita Everdeen. Quñe alegría siento que se reunieran— el tipo era de lo más raro. Sus ojos pequeños y su barbita de diseño daban risa. Sí, fue el mismo que me tomó esa foto con Boogs en Gearhart. Lo miré con desconfianza, podía ser bueno en su trabajo pero nada me aseguraba que también él era bueno como persona.

—Necesitamos encontrar a alguien y esa es su especialidad— le alcancé el currículo de Cato.

— ¿Es un empleado? ¿Amigo? ¿Enemigo?— preguntó poniéndose unos anteojos desproporcionadamente grandes.

—Era un empleado— dijo Peeta muy tranquilo. Cómo a él no lo querían matar podía estar así de calmado.

—Y me anda buscando, quiere…— Peeta puso una mano sobre las mías para tranquilizarme.

—A mi novia Katniss le dijeron que este hombre había sido contratado para matarla— me desesperaba que Peeta fuese tan tranquilo para algunas cosas y tan irritable para otras. Si le decía "tu prima es una mujerzuela" seguro montaba en cólera pero si le digo "a Katniss quieren matarla" a él ni se le mueve un cabello.

CONSERJE MELLARK -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora