—Es una locura Peeta. Ella no está bien— era la voz del médico que me despertó pero no abrí los ojos para no delatarme.
—Yo la puedo cuidar en casa, no quiero que se queda aquí— contestó Peeta con clara preocupación en la voz.
—No es tan simple. Ella empeora cada día. Y es posible que su enfermedad le esté afectando su percepción de la realidad— ¿el médico cree que estoy loca?
—¿Qué?— preguntó Peeta asustado.
—Ha estado delirando. Dice que alguien intenta envenenarla.
— No es posible ¡Katniss está bien!— gritó Peeta.
—No puedo darla de alta, lo siento— escuché pasos y el médico salió. La respiración agitada de Peeta me confirmaba que estaba nervioso. La puerta se abrió nuevamente, eran tacones de mujer. Esperaba que fuese Johanna.
—Peeta— susurró Teresa. Volví a sentirme culpable.
—Hola mamá— saludó mi novio.
—Quiero hablar contigo, acompáñame al pasillo—le pidió.
—No quiero dejar a Katniss sola ¿Qué tienes que decirme?
—Es Delly. Dice que Katniss la acusa de haberla envenenado— suspiró mi suegra. Ay maldita Delly, cuando pueda levantarme le voy a retorcer el cuello.
—Pues no le creo a Delly— me defendió Peeta. —No creo ni una palabra que diga. Y no es el momento para esto.
—Peeta, debemos preguntarle a Katniss porque cree que ha sido envenenada. Estuve aquí hace rato ¿Lo recuerdas? La oí. Hijo quizás ella necesite tratamiento— Teresa hablaba como si en verdad no me creyera.
—No necesita un psiquiatra para responder preguntas, Katniss no está loca— ¡Ay no! Querían mandarme con un loquero.
—Hijo entiende mi posición. Katniss evidentemente está enferma pero según los resultados no padece ninguna enfermedad, se ha descartado todo.
—Pues le preguntaré cuando despierte si lo que dijo Delly es cierto. Yo lo dudo. Pero aquí no se queda— se oía ofuscado, Peeta casi nunca se molestaba.
—Se está deteriorando más cada día, no creo que sea prudente que te la lleves— suspiró Teresa.
Estaba tan cansada que a pesar de la tristeza que sentí ante esa conversación, me quedé dormida. Me despertó un insistente pitillo, creí que era alguna de las máquinas a las que estaba conectada, pero no, mi celular sonaba de manera fastidiosa. Me estiré para alcanzarlo. Estaba sola.
—Señorita Everdeen— era la voz de Séneca Crane, se oía muy lejano, como si estuviese a mil kilómetros de distancia.
—Crane ¿Por qué no me ha llamado antes?— pregunté furiosa con el investigador que hacía días no se comunicaba conmigo.
—Lo lamento señorita, salí del país, estoy en Haiti, siguiendo una pista de Cato, el sujeto que me trajo a investigar— no entendía de lo que me hablaba, si me había dicho antes que Cato era canadiense.
— ¿Cato está en Haiti?— pregunté aliviada por tener al demente ese tan lejos.
—No. Es su esposa la que vivía aquí.
—¿Pero eso que tiene que ver con que Cato trate de matarme?— otra vez el miedo regresó. Ese loco podía estar aquí en el hospital y Crane paseando en Haiti.
—Es complicado, sólo puedo decirle que averigüé que Cato mató a su esposa hace menos de un mes y está prófugo. Voy a pedir la orden de captura aquí, para que las autoridades de Atlanta le nieguen la estadía. ¿Cómo está usted?— preguntó, algo insólito en él.
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CONSERJE MELLARK -Terminado-
FanfictionMayores de 18 años Contenido sexual explícito Katniss es una señora frustrada sexualmente, casada con Gale Hawthorne, un hombre guapísimo pero impotente. ¿Qué pasará cuando se mude a un condominio y conozca al guapo conserje? Adaptación de mi fanfic...