CAPÍTULO 7

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—¿Entonces cómo te fue con el auto? ¿Todo salió como se esperaba? —me pregunta Austin después de varios minutos de un silencio que pensaba que jamás iba a terminar dentro del auto. Yo ya empezaba a extrañar aquellos viajes en auto que hacía con Austin donde en todo el camino no hacíamos más que charlar sobre nuestras vidas y las vidas de los demás. Son experiencias bonitas, donde, después de todo lo que hemos hecho, hay veces en la que solo somos humanos "normales".

Recuerdo aquel viaje donde nos dirigíamos a una plazoleta central en la ciudad, donde desafortunadamente ese día había tráfico por todas las calles, por lo que nos demoramos en llegar. Aun así, Austin encontró la manera de divertirnos en la mitad del tráfico y era especular qué ocurría con la pareja que estaba al lado nuestro, pues era pareja que por lo que se veía estaban discutiendo de algo. Fue super gracioso porque la señora le estaba mostrando conversaciones desde su celular (que creíamos que eran capturas de pantalla) y el señor estaba tratando de ocultar la verdad, no sabíamos cómo, pero con los gestos que hacía con sus manos eran de lo más impresionante como para creer que formaba severa película de Hollywood. Se veían golpes al volante y al gabinete delantero, incluso vimos que el señor llamó a alguien como testigo. ¡Ay! Las especulaciones que hacía Austin eran las mejores: al principio creía que la señora estaba quejándose del tráfico y se desahogaba con su esposo, pero a la hora de ver las capturas y cómo lo señalaba era algo que era hermoso de ver. Luego yo empezaba a creer que el señor le puso los cuernos, pero Austin decía que realmente el señor no pagó una cuenta y ella tiene evidencias de eso (lo decía solo para hacerme reí de especulaciones estúpidas, pero él estaba de acuerdo conmigo). Al final él concluyó que la esposa le pedirá el divorcio y se terminará casando con su jefe del trabajo porque lucía como una trabajadora sexy que el jefe quería comerla. Esos días de tráfico estresante se volvieron momentos de mi vida que jamás olvidaré por ser algo que la pasé bien con él.

Aun así, entiendo el silencio incómodo, pues no es fácil andar en auto mientras recuerdas que estás escapando de una escena del crimen y te diriges hacia otra. Dios, ¿Se volvió más complicado los asesinatos? Las trampas eran cosa fácil, ¿Por qué estamos bloqueados con esto?

Bueno, eso es lo que yo siento; bloqueo, miedo, riesgo, capturas. Pero en la fábrica no sentíamos nada similar, éramos seres orgullosos de nuestro trabajo psíquico y sangriento, ahora estamos arrepentidos de eso, o tal vez yo solo estoy arrepentida de esto.

—Pequeños problemas tuve que se pudieron resolver fácilmente, así que no pasó nada grave.

Recuerdo a Daniel, pobre Daniel, no es el hombre del que me importa su vida, pero a lo mejor por lo que estaba pasando estaba sintiendo un poco empatía frente a su situación. No podré salvarlo, eso no cabe duda, él tendrá que resolver su problema solo, por más que le cueste.

—¿Y cuáles fueron esos problemas? —pregunta.

—Nada en especial, solo problemas con el empuje del auto, un señor acosándome y un señor borracho por problemas con su hijo.

—Creo que tienes una maldición con los hombres.

Suelto una pequeña carcajada.

—Ni me lo digas.

—¿Estás segura de que esos hombres no te vieron con el cadáver?

—Bueno, el acosador estaba en su auto y eso fue después de llevar el auto al lago. El del hijo sí fue antes, de hecho, yo estaba en el auto en ese momento. ¿Viste la cabaña que estaba cerca de la carretera? Ahí vive el señor.

—¿Segura completamente que no te vio?

Me demoro un poco en responder aquella pregunta. No puedo afirmarlo de manera segura, pues no estuve pendiente de que aquel señor estaba cerca del lago viendo cómo hundía el auto, además que tampoco vi que estaba fuera de la cabaña o en las ventanas viendo cómo caminaba hacia la carretera para esperar a Austin sabiendo que llegué con un auto. Supongo que no se dio cuenta, pues estaba muy devastado con su situación y podría afirmar que sigue llorando por eso en la sala, justo donde estaba cuando lo dejé.

Al paso de las horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora