Elías:
Mi nombre es Elias, soy uno de los agentes mas reconocidos de la D.E.A. He metido en prisión a cientos de narcotraficantes, acabando con sus clanes y por ello, me he echo de poderosos enemigos.
Desde niño crecí con la convicción de que los narcotraficantes eran una lacra de la sociedad, la cual se debía erradicar de raíz. Eran veneno puro que destruía todo lo que tocaba a su paso. Gente inocente moría diariamente gracias a la ambición de gente sin escrúpulos y yo quería acabar con ellos.
Mi niñez fue hermosa al lado de gente que me amaba y me incitaba a seguir mis sueños, incluso sobre los suyos. Crecí en un hogar lleno de paz, de tranquilidad, pero sobretodo en un hogar lleno de amor. En donde me enseñaron a amar la vida, la libertad, a respetar a mis semejantes, pero también me enseñaron a odiar la maldad y la injusticia.
Mis padres eran mi más grande orgullo, mi ejemplo a seguir. Eran las personas mas amorosas, las mas humildes, las mas honorables del planeta.
¡Al menos eso creí hasta hace un par de dias!.
Mi mundo dio un giro de 180 grados mostrando la otra cara de la moneda, la cruda realidad del pasado de mis padres, de la que pudo haber sido mi vida. Enterarme de la verdad fue un duro golpe a mi ego, a mis convicciones.
¿Porque permitieron que yo fuera lo que soy? ¿Porque no se opusieron a mí decisión de ser agente, cuando sabían que tarde o temprano los alcanzaría su pasado?
Ahora que fue así un agonizante dolor consumía mi interior. Quería caer de rodillas al suelo y rasgar mis prendas, llorar a las personas que mas he amado en mi vida. Por mi culpa ellos dejaron de existir, por mi culpa sus cuerpos sin vida esperaban en casa un último adiós. Siempre dieron todo por mi, hasta su último aliento.
Natalie Grimaldi y William Rossetti las cabezas de los imperios más poderosos del narcotráfico de Estados Unidos, eran mis padres. Ellos que habían dejado todo atrás por ofrecerme la vida que me dieron, volvieron del más allá por mi.
El odio que un día creí tener se quedaba corto con el sentimiento que me consumía en estos momentos. Era un sentimiento como el que nunca había sentido antes y ahora más que nunca, estaba decidido a acabar con cada uno de los desgraciados que me los arrancaron. Este odio, esta hambre de venganza era más fuerte que mis convicciones, que mis propios deseos de vivir. Acabaría con todos y cada uno de esos perros, así termine destruyendo me a mi mismo en el proceso, así termine hundiéndome en el lodo.
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Hola! Si quieres saber lo que sucederá con la venganza que Elias a prometido llevar acabo, te visto a que leas su historiaLas grimas de sangre: Elias
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Enseñame a Olvidar II: volver a nacer
RomansaCuando todos creían que Natalie había muerto en aquel horrible accidente de auto, dios le da una nueva oportunidad. Fue como volver a nacer. Pero ¿Qué sucederá cuando los enemigos se enteren que aún vive? ¿Volverá a ser el blanco de los ataques de...