Cap. 1

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Otro día de sufrimiento ...

si vinieron para ver uno de esos clichés de la niña bonita que se enamora del príncipe encantador y viven felices para siempre... déjenme decir que están en la historia correcta pero un poco diferente a las demás.

Era lunes, un día soleado, de los que le da un uno ganas de seguir viviendo en este mundo de mierda, pero para mi significaba mi sentencia de muerte, pues en días como este a todos, y cuando digo a todos es a todos los chicos populares de mi cárcel (escuela) les da por ir a llenar su cabeza de algo que no sea tratamientos capilares y botox, y como no me puede faltar, la razón número uno por la que ese montón cabezas huecas iban a ese lugar era "para darle una lección a la nerd (yo) por ser tan patito feo en nuestro estanque de cisnes", y eso lo escuche de la princesita disney mientras me golpeaba con su grupo de operadas porque les había arrojado un batido encima (lo cual no fue del todo accidental).

Después de quedarme pensando en mi cama por un buen rato, me digne a levantarme y meter mi cuerpesito de 1.61 a la bañera la cual no tocaba desde el viernes, mientras que el agua caliente recorría mi cuerpo pensaba en voz alta.

-esta es la última vez en esta semana que podre bañarme sin tener que ver moretones en ti, mi no muy perfecto cuerpo-exclame con temor a lo que me fueran a hacer esos hijos de sus adineradas madres.

salí del baño, me puse la toalla y fui hacia mi closet para ponerme una camisa ancha color blanca, jeans, tenis blancos y un buso color negro que me encantaba porque era justo del color de mi alma.
ya después de vestirme, baje las escaleras para hacerme un desayuno rápido (unas tostadas con un vaso de leche) para salir corriendo de mi apartamento e ir a tomar un taxi.
Y me imagino que se estarán preguntando: "¿porqué si Sarah hasta tiene apartamento le desagradan los niños ricos?" o "si tiene un apartamento ¿porqué diablos no tiene su propio coche?".
Se los diré, mi familia es adinerada de una forma no tan extrema como las familias de los chicos de mi escuela.
A diferencia de esas familias, la mía consiguió su dinero con décadas de trabajo duro hasta por fin lograr ser un poco reconocida en los Estados Unidos y en algunos otros países.
Esto para asegurarse de que yo tuviera una vida cómoda, una institución "perfecta" y una universidad adecuada (aunque entrar a una dependía más de mis estudios que de mis padres).

Terminé por llegar a mi lugar más querido (nótese mi sarcasmo), pague lo necesario al hombre del taxi y me dispuse a adentrarme en mi institución, era grande, linda, la comida no era tan asquerosa y la mayoría de los docentes eran agradables, lo único que fallaba eran mis poco inteligentes compañeros, esos a los que parecía que les sobraba esa pequeña nuez que tenían por cerebro.

Me encontraba caminando junto a la cancha de básquetbol cuando una bola naranja casi cae sobre mi cráneo, se oyeron algunas carcajadas y abucheos  porque la pelota no calló en mi cabeza, la cual levante roja de la furia para ver quien era el gran idiota que me molestaría el día de hoy, como lo imaginé, venía corriendo hacia mi Adam Black con su cara de burla mientras sus dos amigotes se reían a carcajadas, recogí la pelota y al ver que me pidió lanzársela lo hice con tal fuerza que le dió un gran golpe en la nariz.

- ¿¡qué te pasa rarita!?- me pregunta con un tono de ira en su voz el cual hizo que diera un paso atrás, alcé la mirada, al ver sus caras impacientes por una respuesta, mi única reacción fue sonreír, si, lo que escuchan, pero una sonrisa cargada de sarcasmo y amargura, me di media vuelta y salí de allí, en ese momento me di cuenta de que iba a ser un día muy largo.

Llegué a mi aula de clase, un espacio muy amplio, era una lástima que casi nadie le diera el uso adecuado, fui a sentarme en mi asiento, el gran salón seguía vacío puesto que todos aprovechaban al máximo el tiempo afuera, escuchó unos pasos por los cuales suplicó que sea...

-Sofi- la llamo, voltea la cara y me dedica una sonrisa burlona antes de ir a sentarse a mi lado, les presento a mi mejor amiga, la chica que me ah acompañado desde la primaria, es extremadamente juguetona, pero cuando se presenta la ocasión se comporta lo más madura posible, a veces hasta da miedo pero la sigo queriendo mucho, como si fuera una hermana - ¿y...?- exclamé yo con cierta curiosidad, la noche anterior se vio cara a cara por primera vez con un chico que conoció en línea, y a ella sí que le gustaba - no pasó nada- me dijo ella con un leve sonrojo en sus mejillas y una sonrisa ladina -hablamos un rato, es muy amable y mucho más guapo en persona y...- me dejo en suspenso - ¿¡Y...!?- de verdad quería saber qué más pasó, ese cuento de que no pasó nada no me lo creo conociéndola bien - pues... digamos que fue un pequeño beso muy cerca de la boca para despedirnos- abrí los ojos como platos, ella nunca en la vida había tenido una cita o un novio ni nada parecido, estaba muy feliz por ella.














Espero que les haya gustado, es mi primera novela decente xd
Porfa, si les gusta y quieren que la continúe denle apoyo, tengo una gran historia después de esta entrada 😉

Corazón NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora