Cap 5

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Todo había sido tan drástico. Después de esa llamada mis pensamientos volvieron a volar al lugar que no debían ir pensando que él no era Edward. Trate durante todo el camino de quitármelos de encima y lo logre en el momento en que recordé que me había besado. Un escalofrió recorrió de nuevo mi cuerpo. Ver pasar esas imágenes por mi mente me hacía sentir extrañamente rara, me sentía mal por haberlo besado en la primera cita, no quería que pensara que era una chica fácil pero la situación me llevo a aceptarlo y besarlo de vuelta, por otro lado no podía con la incertidumbre, no sabía si me hablaría de nuevo o que era lo que había pensado de mí, no estaba segura de nada, me encontraba en el borde de un acantilado sin saber en qué momento iba a dar un paso hacia adelante y perderlo todo o lo daría hacia atrás y tener las cosas seguras entre nosotros.

Estacione el carro y tome mis cosas para poder llegar hasta el apartamento de mi amiga. No podía esperar para contarle lo que había pasado, me daba hasta miedo abrir la puerta porque no sabría que me diría a cerca de aquel beso. Me arme de valor y abrí.

Me encontré con su silueta recargada en la barra de la cocina mientras sostenía su celular, suponía que estaba hablando por teléfono, su expresión era muy tranquila y cansada, podía jurar que estaba hablando con Joseph. Elizabeth estuvo tres años con él, hasta que el chico decidió romper porque las cosas ya no se sentían igual entre ellos, ella lo había aceptado bien y sin ninguna objeción, estaba de acuerdo con su decisión y sabia por boca de Eli, que casualmente se hablaban para preguntar como estaban, ya era costumbre y cariño que había quedado entre ellos.

 Espere a que terminara y decidí tomar asiento en la sala mientras la veía, deseaba que ella encontrara a alguien a quien amar y entregarle toda la bondad que tiene, es una gran chica y me dolía que el amor después de tres años no perdurara. Esas situaciones me hacían pensar que es lo que pasaría si algún día me caso, mi amor por aquel hombre perduraría por siempre o simplemente me acostumbraría aunque se fuera desvaneciendo con el tiempo.

-Amiga- su voz me saco de mis pensamientos y vi que ya me estaba dando el frente mientras apresuraba el paso para llegar a mi lado. -¡¿Cómo te fue?!- tomo de mis manos y empezó a hacer movimientos extraños debido a su emoción.

-Mejor de lo que espere- apreté sus manos y le dedique una gran sonrisa.

Le conté cada detalle, desde que me baje de su carro hasta que me volví a subir a él. Mis palabras fluían y los recuerdos me hacían sentir tan bien. Aquella cita había salido muy bien y me sentía completamente feliz, aunque no sabía qué demonios pasaría después. Tal vez se quedaría en eso, en  un recuerdo de algo que nunca pensé que pasaría, algo que le podría contar  a mis nietos, simplemente una historia que se dio pero que nunca paso.

-¿Qué tu qué?- asentí a su pregunta. -¿Cómo es…?- paso sus manos por la cara y regreso a mí. –Pero es la primera cita, no debiste dejar que te besara.

-Lo sé pero, si tan solo lo conocieras me entenderías- ella rodo los ojos y yo reí ante su acto.

-Para la próxima, necesito una foto de este chico- amenaza anotada.

Tuve que contar cada detalle de aquel beso, solo recordarlo me hacía  pensar en pensamientos no tan sanos, el cuerpo de aquel chico me hacía divagar y llevarme hasta mis más oscuros rincones en el que la niña santa le da paso a una totalmente salvaje liderada por la lujuria. Ella solo se reía de mis palabras, pensaba que su regaño sería un poco más grave, al parecer el simple bosquejo que tenia de Edward en la mente, permitía que lo besara en la primera cita.

-Bueno…- se levantó de su asiento y alcanzo su bolsa para sacar un sobre. –Para que esta noche sea perfecta, te tengo esto- me extendió el sobre entre sus dedos y yo lo tome mirándola a los ojos. No sabía que era y veía que su ara irradiaba felicidad.

Undercover || H. S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora