Little and sweet torture;

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Un suspiro de adoración y anhelo salió de los labios del chico que, sentado junto a su amigo, veía a la joven frente a él que se encontraba dándole la espalda.

Y es que no lo podía evitar mordió su carnoso labio inferior viendo el sedoso cabello cobrizo de la femenina, su mano picaba por tocarlo, acariciarlo, sentir si era tan suave como se veía.

La chica que lo vuelve tonto, más de lo que normalmente es, estaba sentada tan cómodamente en el sofá delante del suyo leyendo un libro de quien sabe que, ignorando todo a su alrededor, aún así el chico bien sabía que ella solo lo ignoraba a él.

Pero a JiMin le importaba una mierda si ella lo ignoraba porque solo con verla era tan feliz, aunque... admite que en estos días no le era suficiente, él lo sabía. Quería más, cada día quería más.

— Hyung, creo que debería ser menos obvio. —le susurro su menor, pero el mayor se dispuso a ignorarlo— JiMin, detente, da miedo, las pocas personas que hay en este jodido lugar nos están comenzado a ver como los bichos raros que somos. —se quejó en voz baja, mirando mal a los que lo seguían juzgando con la mirada.

¿Qué tenía de estar sentado, con su amigo, y espiando a una chica que sabía y la miraban?

— Yo no te dije que me acompañes, Kook. —murmuró sobre su hombro.

— Tú sabes porque lo hice.

JiMin miró a su amigo con una mueca que intento no demostrar la compasión y pena que sentía por él.

Su menor tenía un pequeño, gran, enamoramiento con la novia de su amigo de grandes hombros.

— Tú estás más jodido que yo, amigo. —le dijo dando leves palmaditas en la espalda contraria.

JungKook lo fulmino con la mirada rechazando bruscamente el silencioso gesto de su amigo— Creo que los dos estamos en una situación de mierda.

El bajo asintió estando de acuerdo. Los dos estaban en la mierda por haberse enamorado de chicas que no le convenían, de chicas que simplemente los habían visto en un par de ocasiones, de chicas que ni siquiera sabían mucho de las existencias de ambos chicos y si lo sabían los ignoraba, ignoraban los obvios sentimientos de ellos por ellas.

Pero no las pueden culpar, ellas no tenían la culpa porque ellos pudieron evitarlo pero eran masoquistas. Les gustaba vivir en aquella burbuja que crearon, esa que los encerraban en un mundo de fantasía en el que eran felices con las chicas que amaban, que no había rechazo, ni amores prohibidos. Les gustaban sentir lo que ellas les causaban inconscientemente, con su mirada que muy pocas veces coincidían, con sonrisas que veían de lejos porque no eran para ellos, de risas que muy pocas veces tenían el privilegio de escuchar.

Les gustaba lo prohibido e inalcanzables que eran ellas para ellos.

— ¿Saben que estoy escuchando su estúpida conversación? —Habló la joven llamando la atención de ambos chicos, quienes se tensaron y saltaron en su lugar.

Ella alzó la mirada del libro en su mano para mirarlos sobre su hombro, no había enojo, no había furia simplemente transmitía un frío cansancio.

— Noona... —El pecho de JiMin se calentó por la mirada fría de la chica, JungKook a su lado se removió incómodo y avergonzado.

— Deberían hablar de su patética vida amorosa en otro lugar. —espetó volviendo a su lectura, fingiendo jamás haber hablado con ellos.

JiMin miró a su amigo. JungKook frunció el ceño dudoso.

Conocía aquella mirada. Se la había dado muchas veces en diferentes ocasiones, hasta él mismo se las había dado y como la conocía tan bien sabía que su amigo le estaba pidiendo en silencio que lo dejará con Rusself.

PJM ¦ MINE #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora