Lluvia de Otoño

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incluso la historia más dulce tiene ese toque de amargura que la hace inolvidable.

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Aquí de nuevo su oso favorito luego  de unas muy merecidas vacaciones.

En esta ocasión les he venido a presentar algo fuera de lo que normalmente

se ve en mis historias, algo más...

dulce -bomit0-, o al menos eso quería

intentar hacer, but soy yo, ¡el destructor

de sueños amo de las tragedias! Así

que el resultando no fue el más empalagoso, juzguenlo ustedes mismos.

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Una sonrisa es suficiente.

Me he enamorado más de ti.

Nuestro primer encuentro fue en una tarde de primavera.

Recuerdo con vitalidad la dulce brisa perfumada chocar contra mi piel, el cantar de las aves que reinaba como la más bella sinfonía, y el color de cada flor que adornaba aquel hermoso paisaje, siendo este digno de protagonizar la obra más radiante del más reconocido pintor. Aún siento la misma admiración por ese hermoso lugar, quizás porque ahí fue donde conocí a aquel que protagonizaría los momentos más felices de mi efímera vida. Existe la innegable posibilidad de que la alegría con la cual mi corazón guarda aquel momento, haya endulzado a más no poder una escena que en primer lugar estaba lejos de ser el típico encuentro donde el amor florece con el primer intercambio de miradas; lo sé muy bien porque lo primero que sentí al verte fue miedo.

¿Miedo? Quizás te preguntarás. Pues sí ¡miedo! Incluso si ahora recuerdo con un suspiro de enamorado cada segundo en que fui bendecido con tu compañía, no puedes evitar que mi corazón saltase aterrado cuando mis ojos te encontraron oculto —muy mal, por cierto— entre aquellos arbustos. ¿Quién no tendría miedo de una existencia que amenaza con volverte su cena por el simple hecho de respirar? Aunque más que el lobo feroz que tus colmillos indicaban que eras, eras un simple cachorro dispuesto a ser mimado por nada más y nada menos que tu almuerzo.

Nuestro primer encuentro fue en una tarde de primavera, aquella estación que representa un nuevo comienzo, esa donde la vida se da a relucir en su mejor esplendor, esa que me recuerda entre el susurro de los árboles, que una tarde de primavera adopté a un tierno e iluso cachorro de lobo que traería nuevas y delirantes experiencias a mi inexperta vida.

Fue en una calurosa noche de verano donde el primer "te amo" se escapó de los labios de uno de los dos.

Seré totalmente sincero contigo mi pequeño cachorro, no recuerdo con exactitud quién se atrevió a decir por primera vez esas palabras, quién desencadenó el inicio de millones de confesiones diarias que llegarían a enternecer el corazón de hasta el más frío depredador, tanto en este como en ese frondoso bosque cuyos recuerdos predominan en mi mente como fantasmas que me atormentan con sonrisas a la nada y con palabras sin remitente.

Fue en una calurosa noche de verano donde el primer "te amo" se escapó de los labios de uno de los dos, y como si el sol volviese a estar en todo su esplendor la temperatura subió repentinamente en aquella habitación. ¿Cuántas estaciones esperé aquel momento? ¿Cómo siquiera fui incapaz de darme cuenta que lo estaba esperando? De pronto nuestros corazones parecían competir entre sí, y el mundo se redujo a nada fuera de nosotros dos y nuestras tímidas miradas, mientras repetíamos hasta el hartazgo las mismas dulces palabras.

Aquellas flores que no habían salido a relucir en primavera estallaron con mayor belleza en verano, y entrelazando nuestros dedos dijimos por última vez aquellas palabras antes de finalmente dormir.

Fue en una lluviosa mañana de otoño donde experimenté lo más doloroso de mi vida...

Como si la magia se hubiera acabado tan pronto aquellas hojas amarillentas comenzaron a caer de cada árbol, como si aquel paisaje rojizo que antes era la encarnación de la belleza tomara vida para demostrar lo contrario, para teñir los rostros de cientos de habitantes de aquel bosque en la más pura desesperación. Era fuego, pero ¿qué era el fuego? La lluvia seguía cayendo estrepitosamente y las gotas que chocaban contra mi piel se sentían cual granizo, aún así el fuego seguía extendiéndose devorando la vida de cualquier alma desdichada que se atravesara en su camino, no había rastro de discriminación en sus acciones, mientras los gritos ya inentendibles llenaban el aire y volvían nada mis propios pensamientos.

¿Dónde estabas en aquel momento? Imperceptible a mis ojos seguía buscandote únicamente con ellos, pues mis —en ese entonces— inútiles piernas eran incapaces de escuchar cualquier comando que diera mi mente. Estaba aterrado a más poder, mi agitada respiración no hacía más que nublar mis sentidos mientras inhalaba aquel humo, pero el terror a haberte perdido al inicio de nuestra historia era incluso más devastador que las ardientes llamas que seguían envolviendo el lugar.

Grité tu nombre varias veces, la palabra inútil se queda corta ante tal estúpida idea, pues mi voz era simplemente ahogada entre la conmoción, las lágrimas salían de mis ojos como si quisieran competir con la torrencial lluvia, y desaparecían bajo ella como si en primer lugar nunca hubieran existido.

Dolía, la idea de haberte perdido dolía demasiado... Al punto en que no me importaba asimilar la idea de ser abrumado en su totalidad por aquellas abrazadoras llamas hasta volverme nada más que cenizas, y habiendo aceptado eso miré como aquella exageradamente cálida luz poco a poco me envolvía a más no poder.

Eso hasta que escuché tu voz, hasta que la suavidad de tu mano hizo ver aquel infierno en vida como poco menos que nada, hasta que corriste junto a mí rescatándome del miedo y del dolor que me causaba la idea de haberte perdido.

Creo recordar que me regañaste por horas, era extraño ver nuestros roles invertidos, puesto que normalmente yo soy el que se queja de tus impulsivos e irrazonables actos. Aún así debió ser frustrante encontrarte regañando a alguien quien estaba demasiado ocupado disfrutando de su renovado hechizo, aquel que hacía de mi vida una imparable fiesta por el mero hecho de estar a tu lado.

Fue en una lluviosa mañana de otoño donde experimenté lo más doloroso de mi vida, enfrentarme al hecho de perderte en apenas el inicio de nuestra historia. El día que lloré tanto por el tortuoso sentimiento de que la vida te hubiera arrebatado de mí, como por la alegría de poder volverte a abrazar una vez más.

Me pregunto... ¿Qué historias tendrá el invierno para nosotros? Lo único que sé es que la dulce calidez que brinda tu sola presencia, hará del frío de este algo insignificante, pues siempre que pueda tomar tu mano podré contar con la suficiente fuerza para enfrentar cualquier cosa, siempre y cuando sigamos el improvisado guión de esta extraña pero linda historia de amor.

¿Fin?

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Holiwas wapos 7u7.

Antes que quejarse por tremenda kk

que he escrito, recuerden que mi trabajo es escribir kk >:v.

Ahora bien, esta historia es una especie de fanfic de los OC's llamados

Okami y Hitsuji, estos simpáticos y

tiernos shotas.

Arte beia y preciosa >:v

Este par es totalmente original de mi ,esto como muestra de mi amor (?).

cosas no lo recomiendo leer porque es incluso más kk que este escrito... P

¡Me disculpo por los posibles (seguros) errores ortográficos que sus bellos ojos  pudieran (seguramente) captar!

byee :3

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⏰ Last updated: Nov 30, 2019 ⏰

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