Los mensajes de texto con Erlin habían mejorado mi humor considerablemente.
El hombre tenía cierto sentido del humor, que combinado con la picardia que llevaba impresa la conversación me dejo con ganas de mucho más.
Me había dormido más que feliz y por eso, el amanecer fue como hacía mucho no lo era.
Desperté, me di un largo y relajante baño de tina acompañado de una copita de vino tinto, reserva del año 1995.
Me demore delante del espejo maquillandome, aplicandome cremas en los brazos, piernas y abdomen, y cuando termine me coloque una de mis nuevas adquisiciones.
Un traje ejecutivo de tres prendas de color rojo vino, cortesía de la última temporada de la marca Vermont.
Acomode mi cabello en una coleta alta, que dejaba mi cuello libre para lucir un precioso collar de perlas, unos zapatos de tacón fino del mismo color y mi bolso tipo sobre.
Salí de mi casa sintiéndome una diosa y disfrute mucho como al bajar del auto en la oficina las miradas curiosas me lo confirmaron.
Había llegado diez minutos antes y puesto que mi agenda estaba casi vacía pase el día revisando detalles del nuevo lanzamiento.
Cuando llegaron las diez de la mañana ya no tenía nada que hacer, así que dedique mi tiempo a revisar las tendencias del mercado, tenía que comenzar a pensar en la nueva línea que se debía comenzar a producir.
Sabores, olores y texturas diferentes...todo aquello era mi mundo. Lo que más me emocionaba de mí trabajo era poder explorar un universo tan amplio y darle vida a mis más locas ocurrencias.
Cerca del mediodía concluí sabiendo a ciencia cierta cual seria el nuevo sabor que tomarían mis chocolates. Había llegado el momento de relajarse.
Pulse el botón de mi teléfono y espere a que mi secretaria contestara.
-Antonella ven a mi oficina.
Ella entro en pocos segundos con su agenda en la mano.
-¿Qué sucede señorita?
Yo la mire con ojos sonrientes y note como los músculos de su rostro se iban relajando.
-¡Ella tengo algo que contarte!
Exclamé contenta y ella sonrio sentándose en la silla frente a mi.
-Llevas días sin decirme Ella, ¿qué sucede?
-¡Adivina!
Sonreí coqueta apelando a que ella me conocia como nadie. Si había alguien capaz de descifrarme, era la mujer frente a mí.
Antonella además de ser la mejor secretaria del mundo, era también mi mejor amiga, mi brazo derecho.
Pero eso nada tenía que ver, el trabajo es trabajo y la amistad es la amistad.
Ella llevó sus dedos a su barbilla y fingió que pensaba.
-¿Que podría ser? Esa sonrisa y esa mirada podrían ser porque Felix te volvió a llamar. Pero considerando que dijiste que era un fiasco en la cama y que no has vuelto a salir, entonces....¡¡Oh!! Ya se, conseguiste una cita con el bombón Smith.
Sonreí más ampliamente y asentí enérgicamente.
-¡¡Siii!! ¡Por dios, ese hombre debería estar prohibido! Es un delito que un monumento así pueda andar libremente por la calle.
Ella asintió y sonrío complacida por haber adivinado.
-Yo pienso lo mismo. Pero cuentame, ¿qué paso después de lo de la reunión?
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Una Nueva Oportunidad
De TodoAranza Gilerr sufrió una enorme pérdida para la que ninguna mujer está preparada. Eso la convirtió en una mujer fria, su sonrisa se borro de su rostro y la amargura lleno todos los rincones de su corazón. Aun así tiene mucho éxito profesionalmente...